Más de la mitad de Cuba sufrió este miércoles apagones simultáneos en el momento de máxima demanda en la tarde-noche, según la empresa estatal Unión Eléctrica. Las protestas aumentan en el país.
La isla registró desde el viernes pasado hasta el martes, de forma consecutiva, cifras superiores al 60 % de afectación, unos de los índices más altos documentados desde 2022, cuando la UNE empezó a divulgar sus informes sobre la situación energética y EFE a cotejarlos.
Cuba atraviesa una grave crisis energética desde mediados de 2024 por las frecuentes averías en sus obsoletas centrales termoeléctricas y la falta de divisas para importar el combustible necesario destinado a producir energía.
La UNE, adscrita al Ministerio de Energía y Minas, calcula para el horario “pico” de la jornada, en la tarde-noche una capacidad de generación de 1.540 megavatios (MW) y una demanda máxima de 3.300 MW.
El déficit -la diferencia entre oferta y demanda- será de 1.760 MW y la afectación -lo que se desconectará realmente para evitar apagones desordenados- alcanzará los 1.790 MW, según la UNE.
Actualmente, siete de las 16 unidades de producción termoeléctrica operativas están fuera de servicio por averías o mantenimientos. Estas fuentes de energía deberían aportar un 40 % del mix energético.
Asimismo, 98 centrales de generación distribuida (motores) y cinco motores de fuel no están operando por falta de combustible (diésel y fueloil) y cerca de diez están paradas por falta de lubricante. Esta fuente debería suponer un 40 % del mix energético.
Expertos independientes señalan que esta crisis energética responde a una infrafinanciación crónica del sector, completamente en manos del Estado desde el triunfo de la revolución en 1959. El problema es estructural y no hay salida posible a corto o medio plazo, agregan.
Por su parte, el Gobierno cubano señala al impacto de las sanciones estadounidenses a esta industria y acusa a Washington de “asfixia energética”.
Los apagones lastran la economía, que se ha contraído un 11 % en los últimos cinco años, y han sido el detonante de protestas sociales.
EFE