A partir de esta historia, los habitantes comenzaron a encender velas como una forma simbólica de mostrarle al niño Jesús el camino de regreso hacia sus padres, gesto que con el tiempo se convirtió en una tradición profundamente arraigada.
La víspera del festejo, el gobierno municipal distribuye más de 20 mil velas y las familias elaboran carritos de cartón para que los niños participen en la celebración. El 7 de diciembre inicia con una misa en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, seguida de un concurso de carritos en el parque Reforma.
Pero el momento más significativo ocurre a las 19:00 horas, cuando un silbatazo resuena por las calles y la ciudad entera enciende sus velas en puertas, escaleras, ventanas y banquetas. Durante unos minutos, Tuxpan queda envuelto en un ambiente solemne y melancólico, recordando aquel pasaje bíblico que dio origen a esta triste y luminosa tradición decembrina.
La jornada culmina con el encendido del árbol de Navidad, marcando el inicio oficial de las celebraciones de fin de año en el municipio.
¿Cómo se conmemora?
De acuerdo a la tradición, las personas deben colocar un camino de velitas que alumbre el camino de los niños perdidos.
Estas se deben colocar fuera de la casa, al frente, de preferencia en la guarnición de la banqueta.
Es preferible platicar con los vecinos, con tal de organizarse y poder colocar varios las velitas y poder participar en esta bella tradición.
Puedes colocar velitas pequeñas, veladoras en vaso o cirios largos, lo importante es que no se apague tan rápido y se mantenga encendida por varios minutos.
Foto: La Ruta de la Niebla
mb
