Parvadas de gaviotas rompen la calma en París

Imagen Parvadas de gaviotas rompen la calma en París

El verano de París dejó de ser apacible como consecuencia de la llegada de parvadas de gaviotas, que roban la tranquilidad, el silencio y generan una gran contaminación acústica, según una serie de testimonios, entre ellos el de un guardia de seguridad de Belleville que considera “una catástrofe” el tener que escucharlas cada vez que gritan y lloran.

"Es infernal! Escucharlas gritar y llorar, una catástrofe", protesta el guardia Rodolphe Ghelfi, quien vigila el distrito de Belleville, al noreste de la ciudad, citado por la prensa local.

"En la primavera -dice Anne Castro, una psicoanalista que reside en la misma zona particularmente atestada por esos pajarracos de gran porte- nos despertábamos con el canto de las golondrinas, era un agradable despertador, pero ahora hay gritos roncos que perturban".

Más allá de la recepción más o menos positiva de los ciudadanos y turistas, las gaviotas parisinas comienzan a representar también un riesgo de seguridad, apuntó la agencia noticiosa italiana Ansa.

Según el diario Le Parisien, de hecho ya se han reportado una docena de accidentes en los últimos meses con aviones no tripulados de la Policía Nacional.

La gaviota es un pájaro "vocal", lo que significa que cada una de sus canciones tiene una función particular, dicen los expertos en aves. Los graznidos son su modo de comunicación.

Los gritos estridentes, que a veces exasperan a los romanos y a los parisinos -las dos ciudades están, entre otras cosas, unidas por un hermanamiento exclusivo establecido hace más de 60 años con el lema "Sólo Roma es digna de París y sólo París es digna de Roma"- se concentran sobre todo desde marzo a agosto, cuando anidan, incluido en barrios centrales como Marais.

Según los expertos, las consideradas "goélands" -como llaman los franceses a las gaviotas de grandes dimensiones, similares a los albatros de América del Sur- comenzaron a reproducirse en la Villa Lumiere a comienzos de los años 90.

Para Jean Philippe Siblet, ornitólogo del Museo de Historia Natural de París, la ciudad cuenta actualmente con unas cincuenta parejas en edad reproductiva, cantidad que no varía respecto a las estimaciones de 2013.

Su presencia queda por lo tanto limitada y a su parecer no se puede hablar de "invasión", como sostienen algunos ciudadanos desesperados, incluso si la escasez de sus alimentos sobre las costas ayuda a empujar a las aves hacia la capital francesa.

¿Qué las llevó a París o a Roma?: la búsqueda de comida. Las aves se dieron cuenta que puede vivir en los basureros de los suburbios y entre la basura que genera la ciudad.

Sin embargo, concluyó el experto, "es innegable que en los últimos 15-20 años hubo un aumento, aunque de proporciones absolutamente razonables".

En resumen, nada que ver respecto a las ciudades costeras, como Le Havre o Trouville, donde en el pasado fueron empleados los drones para contrarrestar la proliferación de los nidos y se las combatió como a plagas.

 

Fuente y foto: Notimex/eap 

Editor: Redacción xeu
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