Japón tiene un método de crianza único que hace que los niños desde pequeños desarrollen valores como el respeto a los padres, a través del cual son comparados con una planta que requiere cuidado, alimento, entrenamiento y poda para crecer adecuadamente y aprenden que deben ser guiados por sus padres para llegar al éxito.
A los niños se les inculca la obediencia, la empatía y el deber, pero se les inculcan a no exhibir sus emociones. En tanto que son las madres quienes determinan la educación y futuro profesional de los niños.
En Japón es mal visto contratar niñeras o salir a solas con la pareja, por lo cual las madres siempre están cerca de sus hijos, para promover el apego y cuidar su comportamiento. Y duermen junto con los niños y cargan todo el tiempo a sus bebés, criándolos con amor y sin regaños, sutilmente.
Y es que los menores son criados bajo el principio "ikuji" o "primero dios y luego criado", ante lo cual a un niño menor de cinco años se le permite todo para crearle conciencia de que “es bueno y querido”.
Posteriormente, los papás exigen el cumplimiento de las responsabilidades de niños a través de órdenes y castigos, anteponiendo el amor ante las reglas estrictas, desde muy pequeños, como vestirse, bañarse, levantar sus cosas. A los doce años, lavan su ropa, la secan y la guardan, e incluso preparan comida sencilla.
Fuente: Imagen Televisión/ foto: Facebook/ doh