Ataques de las fuerzas sirio-rusas en un área cercana a Damasco a finales de octubre y principios de noviembre de 2017 causaron la muerte de ocho niños y destruyeron o causaron daños en cuatro escuelas, de acuerdo con el grupo civil Human Rights Watch (HRW).
En un análisis difundido este viernes, HRW destacó que los ataques en Ghouta Oriental, a 15 kilómetros de la capital siria, causaron el cierre de escuelas, privando a muchos niños en el área sitiada de acceso a la educación.
La impunidad por los ataques ilegales y el asedio mortal de Ghouta Oriental por parte de las fuerzas gubernamentales implican que los niños en el enclave corren un grave riesgo.
El gobierno sirio y las milicias afiliadas figuran en la “lista de vergüenza” de la ONU como responsables de violaciones graves de los derechos de los niños en los conflictos armados.
“Las fuerzas sirias y rusas parecen ver la vida de los niños en Ghouta Oriental como elementos desechables”, expresó Bill Van Esveld, investigador principal de derechos de los niños de HRW.
Añadió que “el Consejo de Seguridad de la ONU debería exigir el fin inmediato de todos los ataques ilegales, en particular los que matan a niños y destruyen escuelas, bajo la amenaza de sanciones dirigidas contra los responsables”.
HRW habló con nueve testigos en noviembre y revisó fotografías, videos e informes de organizaciones de derechos humanos y medios de comunicación sirios de los ataques contra escuelas. Los ataques fueron aparentemente indiscriminados, en violación de las leyes de la guerra.
La alianza militar sirio-rusa ha atacado varias ciudades en Ghouta Oriental en repetidas ocasiones, de acuerdo con HRW.
Las ofensivas al enclave se intensificaron después de que grupos armados antigubernamentales atacaran a las fuerzas sirias en un punto de primera línea en la zona a mediados de noviembre, incluso recurriendo al uso de municiones en racimo, y las reiniciaran después de una breve pausa en diciembre.
El grupo no gubernamental sirio Centro para la Documentación de Violaciones informó que las fuerzas sirias y aliadas mataron a 45 niños y 30 niñas en los suburbios de Damasco entre el 1 de noviembre y el 3 de enero.
“En 2017, un mortero dejó sin piernas a un niño que estaba en la puerta de su escuela, un avión de combate pulverizó una guardería y numerosos niños murieron a causa de enfermedades que podrían haber sido tratadas a sólo unos kilómetros de distancia”, apuntó Van Esveld.
Agregó que “el sufrimiento de los niños en Ghouta Oriental debería conmocionar a la conciencia, pero continúa sin interrupción en 2018 ya que Rusia y Siria persisten en sus ataques ilegales”.
Fuente:Notimex/Foto:Archivo/JAC
