El rancho ‘El Faunito’, es el icono de la corrupción en Veracruz, así lo sentenció el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
‘Más que la propiedad de Valle de Bravo, que la casa de Tlacotalpan, incluso más que las casas en el extranjero’, en El Faunito se materializaron todos los excesos del ex gobernador Javier Duarte de Ochoa, dijo.
“Aquí se materializó todo, todos los excesos de un gobierno se materializado en el Faunito, no solo en las construcciones que tengo a mi espalda, se materializado también en fiestas, en excesos, en vinos, en alcohol, en un desastre de carácter moral y ético, donde el gobierno perdió todos los límites”, dijo.
Aseguró que si bien se propuso recuperar todos los bienes que el ex mandatario compró con dinero público, particularmente, hizo todo lo necesario para regresar a los veracruzanos el Faunito.
Recordó que fue a finales del mes de septiembre del 2016, cuando su hijo, Miguel Ángel Yunes Márquez, le informó que había conseguido la escritura del rancho en la que constaba que el propietario era J.J.J.R., prestanombres de Duarte de Ochoa.
“El nos puso en contacto con varios de los cómplices de Duarte, lo busqué de inmediato, le busque la escritura y realmente se suspendió y se asustó y me dijo eso no lo puedo entregar, si lo entrego corre riesgo mi vida porque es el espacio que más quiere Duarte”, dijo.
En este espacio lujoso, Javier Duarte planeaba pasar los días al finalizar su administración, según lo señalado por el gobernador.
Se trata de una propiedad encallada entre el bosque de niebla, rodeada de un río y una cascada que permite al visitante un ambiente de tranquilidad con el sonido del agua al caer.
Árboles de gran altura reciben al huésped a lo largo del camino de piedra que conduce a la gran casa; imponente luce la construcción, también de piedra, tejas y otros materiales.
Por la humedad de la zona, el musgo se apoderó de los caminos y de las paredes, pero permiten que la construcción se mantenga fresca pese al calor del exterior.
Grandes salones se aprecian en la casa principal, habitaciones con techos altos, baños amplios, chimenea, una área de cava, salas, estudios y una cocina de gran tamaño.
Pero también para los huéspedes hay una casa alterna, de menor tamaño pero que conserva la opulencia del resto de la construcción.
En el terreno también se encuentran 3 canchas deportivas, una de ellas, la de tenis, se encuentra pasando un puente, también de piedra, que cruza el río; las otras dos, de voleibol y de fútbol, están en la parte más baja del terreno.
Una capilla se erige detrás de la casa principal, una pila bautismal y un confesionario se encuentra adentro, la imagen de la virgen de Guadalupe y el Sagrado Corazón resguardan este lugar que podría albergar a cerca de 100 personas o más.
Y en medio de todo se encuentra un hermoso jardín de fiestas, una alberca con chapoteadero y un mirador que se asoman por el desfiladero, para permitir una vista excepcional de la vegetación que nace entre el terreno irregular de la zona.
Pero es justo desde ese punto donde se alcanza a ver el contrastante mundo que rodea este rancho, casitas de madera y láminas se asoman entre los árboles y plantas, justo frente a la gran mansión.
Esas familias no son parte de la opulencia que rodea este inmueble, sino todo lo contrario, es el reflejo de la pobreza en la que un gran número de veracruzanos viven día a día.
En este rancho, entre esas paredes de piedra, entre esos pasadizos que conectan cada área del lugar, buscaba pasar sus días Duarte de Ochoa y su familia, en este inmueble ubicado en Fortín de las Flores, un municipio conurbado con Córdoba, la ciudad natal del ex gobernador, que hoy paga una condena en prisión.
