Opinión

Evaluaciones ciudadanas

Por Ramón de la Peña


 

Ahora que se han puesto de moda las evaluaciones de todo tipo, muchas de ellas generadas por la desconfianza y por los malos comportamientos que tenemos los mexicanos: Evaluaciones de programas educativos, la prueba enlace, etc. Suena razonable que los ciudadanos evaluemos las propuestas de las autoridades y el comportamiento de los funcionarios públicos.

Yo recomendaría usar tres instrumentos: Podemos usar para esta evaluación la prueba cuádruple de los rotarios: De lo que se piensa, se dice, se hace o se propone:

1. ¿Es la verdad?,

2. ¿Es equitativo para todos los interesados?,

3. ¿Creará buena voluntad y mejores amistades?,

4. ¿Será beneficioso para todos los interesados?

Recomendaría también seguir el proceso que destaca Osho en su libro “Cambio, cómo convertir una crisis en una oportunidad”, para evaluar a los programas que proponen. Primero preguntarnos si lo que proponen es una reforma, una revolución o una rebelión. Osho usa como ejemplo el arreglo de una casa, “La reforma no demanda demasiado, engalana la fachada y la puerta de entrada, te dice, pero puedes dejar que el resto de la casa siga estando sucia; la revolución es algo más profunda, pero sólo un poco: cambia tu sala para que puedas invitar a la gente a sentarse ahí, pero no vayas más allá, la cocina esta sucia y mugrienta y mejor ni hablar del baño.” La rebelión se inicia arreglando primero el cuarto de triques, los baños, las recámaras, la sala, el comedor, la cocina para terminar finalmente con la fachada y la puerta. Sólo entonces tendremos un excelente país.

Podemos finalmente seguir la recomendación de un grupo de amigos que apoyan al Hospital Metropolitano, quienes proponen evaluar a los responsables de las diferentes áreas del gobierno, mediante los siguientes factores: ¿Tienen experiencia?; ¿Tienen un carácter firme?; ¿Han demostrado que saben solucionar problemas?; ¿Son honestos?; ¿Han sido congruentes entre lo que dicen y lo que hacen?

Por ejemplo si tomamos la reforma energética, en la cual los motivos que aduce el gobierno federal son entre otros, los siguientes: Fomentar el crecimiento y la estabilidad económica; Mejorar la equidad; Facilitar el cumplimiento de las obligaciones tributarias; Promover la formalidad.

¿La reforma hacendaría, pueden incluir también la reforma educativa, es una reforma, una revolución o una rebelión?, Usted qué opina.

¿La reforma hacendaria cumple con los motivos que aduce?, ¿es verdad lo que aduce?, ¿es equitativa para todos los interesados?, ¿creará buena voluntad y mejores amistades?, ¿será beneficiosa para todos los interesados?

Finalmente usted cree que los responsables de estas reformas ¿Tienen experiencia?; ¿Tienen un carácter firme?; ¿Han demostrado que saben solucionar problemas?; ¿Son honestos?; ¿Han sido congruentes entre lo que dicen y lo que hacen?.

Agradeceré sus comentarios, los puede enviar al siguiente correo electrónico: delapenaramon@hotmail.com.

La anterior reflexión trajo a mi mente un mensaje que recibí hace ya buen tiempo y que yo usaría como conclusión: "Un gobierno sin congruencia es como una flor de plástico, llena de color pero sin aroma y sin vida. Así es la incongruencia, palabras bonitas, pero inútiles. Es el estilo de quien no actúa de acuerdo a lo que dice, siente o cree y mucho menos con lo que vale la pena hacer".