Opinión

Oraciones

Por Trixia Valle Herrera


El 29 de abril de este año, el rabino Jonathan Cahn, habló en el capitolio. Su pasión y su convicción podían mover las paredes y los corazones de los asistentes. El discurso era sencillo, fácil, comprensible y lleno de sentido común. ¿Qué decía? Simple: “O estás con Dios o estás contra Dios”. O lo que sería lo mismo: “Donde vive el bien no puede residir el mal, y donde hay virtud no hay maldad”.

¿Por qué el capitolio escucharía semejante sermón en un lugar laico y de leyes? Pues porque se acaban de votar ciertas leyes en Estados Unidos que van en contra de Dios. Así al rabino se le dio el derecho de réplica y, en mis palabras, esto es lo que dijo en conclusión:

“Estados Unidos de América fue fundada bajo la voluntad de Dios. Los primeros pobladores sólo le pidieron a Dios una oportunidad de servir y honrar la tierra que ahora sería su hogar y les fue concedido. Colocaron en todos los dólares la frase “In God we trust”, lo que significa: “confiamos en Dios” y en el juramento a la bandera se declara: “ser una nación indivisible con la ayuda de Dios”, como muestra de la base en la que se construyó su nación. Dios los bendijo y los llenó de abundancia para consolidar una patria justa, libre, incluyente y dispuesta a servirlo. Sin embargo, de un tiempo para acá, pareciera que los valores en los que Dios ha pedido servirle, se han dejado a un lado para dar cabida a nuevas ideologías que trasgreden la ley de Dios; y por ello, como en otros tiempos, en caso de no encausar el rumbo, el barco puede hundirse para siempre porque al final de todo no hay juez mayor que Dios.”

Ovación de pie recibió este hombre. Muchas lágrimas brotaron. Por fin alguien se atrevió a decir verdad.

Sacar a Dios de las escuelas, de las familias, de la niñez, de las empresas ha sido una decisión que se ha tomado buscando el respeto a las distintas ideologías y queriendo ser incluyentes. De esta manera, se ha puesto el respeto por los demás como máxima premisa, dejando de lado la ley de Dios en aras de respetar lo que CADA QUIEN ELIJA.

Sin embargo, es importante recordar que la Ley de Dios no dice nada distinto a “no matar, no robar, no irte con el vecino casado, no criticar, no mentir y recordar que el amor por nosotros mismos es el equivalente del amor que podemos dar a los demás”. Es simple lo que nos pide Dios. Y todas las religiones piden básicamente lo mismo: amor entre los hombres de buena voluntad. Si es una base que mantiene la sana convivencia, ¿por qué sacarla de la vida humana?, ¿por qué avocar a valores parciales y tendenciosos para regir nuestros días?

Quizás este discurso del rabino sea algo para pensar durante estas vacaciones, y al tiempo en que lo hacemos, lanzar una oración para que regrese el amor y la buena voluntad. “Bienaventurados los hombres de buena voluntad”, que significa: al que hace el bien, le irá bien. Que cada quien viva como quiera vivir, pero eso no significa que haya que legislar cosas de quienes quieren dejar de ser bienaventurados. ¿O no?

*El discurso se puede ver en Youtube “Rabino en el Capitolio” http://youtu.be/b9P_PqxZ3kc