Opinión

¿El asesino silencioso del aprendizaje?

Por Ramón de la Peña


Hace tiempo me tocó leer un reportaje en la revista electrónica business know-how, en el que se destacaba que el Internet, en especial el correo electrónico, (y ahora también el Facebook, el whatsap, y demás programas), si no se cuidaba su uso, podía ser un poderoso asesino silencioso de la productividad  en los negocios. Este esquema de comunicación que luce perfectamente inocente les puede robar tiempo y lastimar la  productividad de los colaboradores y en última instancia afecta la utilidad económica de las empresas.

Pero me impacto aun más un mensaje en el cual se destaca que los cerebritos de las empresas más destacadas en el arte y la ciencia de las tecnologías de información y comunicación en el "Silicon Valley" en California, están enviando a sus hijos a una escuela (La Waldorf School de la Península)  en la que no usan en el proceso de enseñanza - aprendizaje ni computadoras, ni televisores, ni ningún instrumento electrónico, solo está el profesor, su proceso de enseñanza-aprendizaje, el pizarrón, gis y borrador. Será, me pregunte ¿que el internet y todo lo que puede uno accesar a través de el puede ser también el asesino silencioso del aprendizaje y de las relaciones con las demás personas?

En el mensaje se destaca la siguiente pregunta: ¿por qué los profesionales de la Silicon Valley, que parecen deberle mucho a la industria informática y de telecomunicaciones, envían a sus hijos a una escuela que no usa computadoras? , en el mismo mensaje se destaca el testimonio de uno de los papas que están mandando sus hijos a esta escuela, quien nos dice que eligió esta escuela porque cuestiona la tendencia actual a equipar en informática a las clases desde una edad cada vez más temprana, "La computadora no es más que una herramienta. El que sólo tiene un martillo piensa que todos los problemas son clavos", y concluye: "la pantalla perturba el aprendizaje y  disminuye drásticamente  las experiencias físicas y emocionales".

En mis tiempos de estudiante mi "computadora" era una regla de cálculo que me servía para multiplicar, dividir, sacar raíz cuadrada, logaritmos, senos y cosenos, usaba esa "computadora" para hacer todas las operaciones necesarias para analizar, operar y diseñar los procesos químicos, pero pronto esa regla de cálculo se transformó en una calculadora digital y después en una computadora difícil de manejar, posteriormente el talento educado y creativo de mucha gente creó las computadoras y calculadoras y todos los sistemas de información que hoy usamos y conocemos.

Pero finalmente no son más que reglas de cálculo sofisticadas que no sustituyen el talento creativo, innovador, responsable y honesto de las personas educadas.

De hecho en los mismos mensajes se nos dice que ha surgido una nueva enfermedad que ha sido creada por el uso excesivo de los sistemas de información y comunicación, una enfermedad similar a los vicios que hemos ido creando al paso del tiempo: El vicio del cigarro, de las bebidas alcohólicas, del juego en los casinos, de los enervantes. Ahora se ha creado el vicio llamado nomofobia,  ese miedo a estar "desconectado".

¿Quiere esto decir que los programas para equipar a las escuela de educación básica, con computadoras, pizarrones electrónicos y programas sofisticados de contenidos educativos no son tan efectivos para fortalecer en nuestros hijos y alumnos sus capacidades de lectura, de entender lo que leen y de creatividad?

Así es sería la respuesta de La Waldorf School, quienes nos dicen: "Nosotros buscamos despertar en cada alumno su propia individualidad y desplegar y multiplicar su capacidad de pensar, sentir y desear, creando así un verdadero mundo más humano a través de una educación que sea fuente de un gran cambio social positivo". La educación en Waldorf, nos dicen,  busca  liberar el espíritu humano.

Por eso mismo estimado lector, cuidemos que en nuestras casas y en nuestras escuelas no se promueva en nuestros hijos la nomofobia, y promover que se fortalezca en ellos su creatividad, su ingenio, su responsabilidad, su honestidad, su capacidad de resolver problemas, de tener una comunicación efectiva, y unas buenas relaciones interpersonales.

Lo mejor en este inicio del año escolar, recuerde que nadie puede celebrar y amar a Dios, si no celebra y ama a su familia, a su prójimo y a nuestro medio ambiente al mismo tiempo.