Opinión

Queramos a nuestro país y a nuestra gente

Por Ramón de la Peña


Me ha llamado mucho la atención el problema que se generó en mi estado, Coahuila, con el despido de muchas personas de AHMSA en Monclova, causado por la importación de acero de China a precios muy bajos con respecto a los precios a los que se vende el acero en México, lo que ha puesto en problemas a nuestra industria siderúrgica nacional y toda su cadena de valor que genera en nuestro país.

El gobierno federal, a través del secretario de economía ha comentado y propuesto una serie de acciones para apoyar a los productores de la industria siderúrgica nacional, enfocados en: "Vigilar los empleos en la cadena productiva... revisar la ley de comercio exterior... cobrar una garantía para evitar que los importadores temporales de acero eludan el pago de las cuotas compensatorias que deberían de cubrir al dejar en México las piezas que producen..."

Pero lo que no se ha destacado como factor importante en este problema es que los importadores de estos productos chinos, no son los chinos, los que lo hacen son empresarios mexicanos cuyo interés es obtener más utilidades a través de importar este acero barato de china. La industria automotriz es una de de esas empresas.

Pero usted me podrá decir: Eso, el buscar utilidades y optimizar la operación de las empresas, es el gran objetivo de los dueños y los directivos de cualquier empresa que se etiquete como una empresa moderna y productiva, me comenta Katchumo, mi asesor de Santa Catarina.

Pero rápidamente vino a mi mente otra pregunta: ¿Pero eso es lo que también debe de buscar el gobierno y los empresarios que quieren y aprecian a nuestro país?

Recordé el mensaje inicial que aparece en el ideario de Don Eugenio Garza Sada, que el definió, implanto y le dio vida en sus organizaciones, y que en esencia resalta la tarea que los empresarios mexicanos deberían de asumir en estos momentos:

"Hoy más que nunca es crucial que la voluntad y contribución de cada persona sume para crear una sociedad mejor. Es ahora cuando México necesita valores como los que Don Eugenio Garza Sada predicó durante su vida con el ejemplo y defendió hasta su muerte: el respeto, la honestidad, el compromiso, la congruencia, la voluntad, la valentía, la calidad humana, la solidaridad y la participación.

Sus acciones trascendieron generando valor para la sociedad mediante la creación de empresas e instituciones como FEMSA y el Tecnológico de Monterrey, pero su mayor legado y lo que verdaderamente enaltece su memoria a través del tiempo, es su filosofía y sus principios.

Vivamos estos valores en lo individual, hagamos que trasciendan transmitiéndolos a nuestros seres queridos para que juntos construyamos el México que todos queremos."

¿Usted cree, estimado lector, que lo podamos lograr? Dicen que del dicho al hecho existe alguien capaz de hacer que las cosas sucedan. Y Don Eugenio fue alguien capaz de hacer que las cosas pasaran del dicho al hecho.