Opinión

Se acabó la luna de miel política

Por Ricardo Homs


Luna de miel del Gobierno Federal con los partidos de oposición se acabó, pero también dentro de los mismos partidos a partir de que extraoficialmente parece haber comenzado la competencia por el 2018.

El Pacto por México debilitó el liderazgo de los presidentes de los dos partidos que apoyaron las reformas, PAN y PRD y por ello quienes hoy están al frente de estas instituciones, públicamente tendrán que mostrarse como una feroz oposición para rescatar el respeto y apoyo de su militancia.

El discurso y la actitud de Jesús Zambrano al recibir el informe presidencial en su calidad de presidente de la Cámara de Diputados, fue más que evidente.

Otrora aliado para sacar las reformas, hoy intenta resarcirse ante la militancia perredista estableciendo distancia y sólo puede hacerlo desde donde está, desde el Congreso.

Sin embargo, desde dentro del PRI y fuera de él ya empezaron las especulaciones a partir de los cambios en el gabinete presidencial.

Se dice que la llegada de Aurelio Nuño a la SEP y José Antonio Meade a Sedesol, fortalecen al secretario de hacienda, Luis Videgaray. Esto generará pugnas y "fuego amigo" en la estructura gubernamental.

Lo que sí queda claro, que en todos los partidos empezará a haber "patadas bajo la mesa" entre los grupos que se empiezan a aglutinar alrededor de los presidenciables, según vox populi los vaya identificando.

Lo anterior presagia un periodo de fin de sexenio ríspido, donde ninguna concesión política se dará gratuitamente.  Desde un apoyo hasta alianzas, tendrán un precio.

Esta es una contienda sumamente anticipada, lo que presupone que vendrán tres años de política dura y combativa, en los cuales MORENA, -que durante esta primera parte del sexenio había asumido una actitud pública cautelosa-, dará que hablar, poniendo piedras en el camino del presidente de la república y cuestionando sus acciones de gobierno, para dejar claro que Andrés Manuel lo podría haber hecho mejor.

El discurso del presidente alertando a la ciudadanía de los riesgos del populismo con toda seguridad tiene un destinatario que es Andrés Manuel López Obrador, previendo el surgimiento de este partido como una fuerza política importante que tratará de crecer capitalizando las dificultades que tendrá que sortear el presidente en esta época de turbulencias financieras, -que si bien la gente bien informada sabe que proviene del exterior-.

Una campaña bien manejada públicamente por los opositores, puede terminar generando en las clases populares la percepción de que el origen de los problemas que podrán repercutir en alza de las tasas de interés y encarecimiento de los productos fabricados en el exterior, es derivado de un manejo irresponsable de las finanzas públicas de nuestro país.

A esto se suma la actitud crítica de la comunidad internacional que si bien un año atrás aplaudía las reformas constitucionales promovidas por el presidente y le calificaba como visionario, hoy le cuestiona el ambiente de violencia y las acusaciones de que en su gobierno no se respetan los derechos humanos.

El factor Ayotzinapa se convirtió en el extranjero en el símbolo de la barbarie mexicana y ha puesto sobre la lupa la actuación fallida de nuestro sistema policial y de impartición de justicia y todo parece indicar que ya no dejará de dar seguimiento a lo que suceda en nuestro país.

Ésto significa que los actores políticos de oposición tendrán de aliada a la comunidad internacional para desgastar a la administración del presidente Peña Nieto y hacerle llegar debilitada al 2018. 

Hoy que las dificultades impactan los escenarios económico y social, -lo que hace necesaria la colaboración entre todos los actores políticos, a favor de nuestro país-, con toda seguridad  se traducirá en lo opuesto.

Podemos prever un escenario complicado para el presidente de la república, no obstante que hoy tiene una mayoría de legisladores representando a su partido, así como la mayoría de los gobernadores.

Sin embargo, la oposición en este nuevo contexto mediático caracterizado por las redes sociales, -muy proactivas y con impacto global-, tendrá de cara a la ciudadanía una fuerte resonancia porque ésta con sus críticas dará voz a lo que el ciudadano piensa y percibe.

Si bien el músculo político, -ejecutor-, está del lado del presidente, la minoría opositora tendrá de su lado a la opinión pública.

Todo lo anterior significa que el presidente Peña Nieto tendrá que dar, lo que desde el sexenio lopezportillista se denomina "golpe de timón", para significar un cambio de rumbo drástico y profundo.

Ya no se trata de renovar el gabinete, -lo cual no tiene impacto público-, sino cambiar de fondo políticas públicas y dar a lo que queda de su gestión un sentido social que se sienta en todo el país, -tanto para brindar oportunidades de mejorar calidad de vida a las mayorías, lo cual es mucho más que una política asistencialista que termina generando dependencia y cuestionamientos electorales-, como también meter mano en toda la estructura policial y de impartición de justicia, castigando "de verdad" a quienes vulneran derechos humanos, lucran con la justicia y también la ineficiencia.

Si todo sigue igual, vendrán tiempos difíciles para el presidente.