Opinión

Daniel Noriega… Hacia una nueva hermenéutica del amor

Por Ivonne Moreno


No sabemos si al ver esta nueva propuesta del pintor veracruzano Daniel Noriega nos vamos a enfrentar a nuevos acercamientos del amor o a la   fantasía del mismo sobre amor profano y sacro…tan evidente y presente en las artes visuales durante el Renacimiento y el Barroco o tal vez daremos, en un acto rebelde daremos vuelta de tuerca y dudaremos sobre la presencia del mismo.

No importa. Las reacciones y acciones de seguro se darán. Cada cual su definición del amor ya ocupado en El Cantar de los Cantares, con la presencia de María de Magdala en la vida del Mesías y en la propia plástica de Daniel ¿por qué estas fijaciones entre lo divino y lo terrenal? ¿Agnus Dei? ¿El hombre- mujer Dios? ¿La divinidad en el cuerpo místico y el nuestro propio?

Hoy Noriega nos acerca una vez más al hieratismo de su existencia. Primero con los peces, luego con sus simbólicos Cristos tan humanos y apegados a la carnalidad. Y ahora, el mismo Redentor en rostros de mujeres o tal vez no los son… Podrían ser ángeles entusiasmados con la idea de LUZ, y desde luego amor en Dios.

Ya la preocupación por estas PASIONES, se da en torno al arte.  Como señalamos en el Cantar de los Cantares:

¿Cuéntame amor de mi vida dónde apacientas tus rebaños?

¿Dónde a la hora de la siesta los haces reposar?

Jardín Cerrado eres tú hermana y novia mía…jardín sellado… Sellado manantial…

En el Evangelio de Juan dónde Cristo exhorta al apóstol Amar a los demás a sí mismo o en Corintios cuando se asienta sobre la docilidad y beneplácito del amor….para Noriega capacidad solo digna de mujeres…

O tal vez el libro “Del Buen Amor” de Juan Ruiz El cipestre de Hita o con Teresa de Ávila en Las Moradas donde santidad y felicidad van juntas:

Aunque nunca Dios dé regalos dará la paz y conformidad…pruébanos tu Señor que sabes las verdades para qué nos conozcamos… Desatadas del cuerpo para la entrega divina.

Así en Amor del Bueno, percibimos  una liturgia plástica a Dios  y a su criatura mujer, y con ello Daniel Noriega nos brinda otros parámetros del amor  virtuoso o atemporal, confabulaciones  a ese sentimiento tan sui generis y de  línea delgada entre la espiritualidad o lo corpóreo… usted espectador decida… Es o no amor y póngale epíteto.