Opinión

Consejos para reflexionar

Por Ramón de la Peña


Hace ya tiempo asistí a una reunión de orientadores vocacionales, organizada por la Universidad Autónoma de Nuevo León, a cuyo Rector, Dr. Jesus Ancer, lo felicito por el excelente trabajo que ha realizado para engrandecer a su universidad. En esa reunión me gustó mucho la definición que se dio de los orientadores vocacionales y profesionales: ustedes, se dijo, son el puente entre tres campos, entre tres mundos. El mundo de los muchachos: que incluye sus aptitudes, su vocación, sus gustos, sus temores, sus fobias hacia ciertas áreas del conocimiento y sus necesidades; El mundo del trabajo y sus oportunidades de empleo; Y por el otro lado, el mundo de la educación con todas sus opciones y estilos.  

Sin duda para mi, los padres también debemos actuar como orientadores, como puentes entre nuestros hijos y el mundo del que forman parte. No sólo somos el paradigma –el espejo– de cómo deben ellos comportarse, sino que también debemos ser los guías para que nuestros hijos se integren armoniosamente al mundo que les rodea. Esa es nuestra misión, nuestra responsabilidad, nuestra obligación que no podemos delegar. Claro que podemos buscar ayuda para ser mejores padres, pero no podemos delegar nuestra función de orientadores, de padres, de paradigmas para nuestros hijos.  

En esa ocasión me acordé de una pregunta que me hizo un profesor de la Ciudad de México. Suponte, me dijo, que todo el conocimiento estuviese en una gran caja y que sólo tuvieses la opción de escoger un solo elemento de esa gran caja, ¿cuál escogerías tú?, recuerda en esa gran caja está llena de todo lo que ha generado el talento, la visión y los sueños de las personas, todo esto documentado en libros, artículos, reportes, revistas. .  

Cuando le hice esta pregunta a un amigo me respondió: A mí me encantaría tener la habilidad de entrar a esa gran caja de conocimientos y poder encontrar el consejo o la solución correcta para analizar o resolver mis situaciones problemáticas.  

Esto trajo a mi mente una serie de libros de consejos para todo lo habido y por haber: Consejos para alimentarse mejor, para hacer el mejor ejercicio, para guiar a la gente, para ser un buen padre o una buena madre.

Al paso del tiempo he acumulado un buen número de “consejos”. Hoy me gustaría compartir algunos de ellos con usted. Recuerde que muchos reciben consejos y pocos los usan, sólo los listos le sacan provecho. Inicio con los que más me gustan:  

1.- La vida es más bella cuando la escribe uno mismo; no dejemos que los demás lo hagan por uno mismo.

2.- El futuro no está creado aún, no tenemos un destino ya definido, el futuro lo podemos crear con nuestros sueños, con nuestras ideas y proyectos. 

3.- Que el premio de tanto trabajo, no sea la soledad al final de tu vida. Date tiempo para todo aquello que es importante: leer, platicar, jugar, trabajar, amar y ser amado, compartir, reír, construir. 

4.- No dejes de hacer todo lo que quieres por temor a equivocarte. Sólo los santos y los que no hacen nada no se equivocan. Sin olvidar encuadrar el hacer dentro de un marco ético y de valores. 

5.- Del dicho al hecho hay alguien capaz de hacer que las cosas sucedan. Recordemos que responsabilidad quiere decir tener la habilidad de responder, de cumplir, de hacer que las cosas sucedan. 

6.- La curiosidad, la lectura, el trabajo, la reflexión, la generosidad y el amor, son los grandes conservadores de la vida. 

7.- La vida es una serie de lecciones que debemos vivir y aprender para poder vivirla plenamente. 

8.- Criticar y destruir es muy fácil, cualquiera lo hace, pero construir requiere de alguien especial, de un maestro. 

9.- Lo que hace tan importante a tu trabajo, a tu esposa, a tus hijos, a tu comunidad es el tiempo y cariño que les has dedicado. 

10.- ¿De qué lado quieres estar, de la solución o del problema?, ¿del sí se puede o del no se puede?

Espero que tenga una excelente semana.