Opinión

El efecto boomerang

Por Ramón de la Peña


Me llamó mucho la atención un artículo de Sergio Sarmiento publicado en el periódico El Norte en su edición del sábado 9 de octubre en la que menciona una conversación que tuvo con Flora, una mujer regiomontana de 76 años, quien le mencionó la mala relación que tiene con los hijos de su primer matrimonio, el comentario que más me impacto de la conversación que relata Sergio Sarmiento fue el siguiente:

"Primero me quisieron convencer de meterme en un asilo de ancianos; Pero no tengo por qué estar en un asilo. Yo me siento bien, tengo mis amigas, salgo a cenar. Ahora quieren meterme al manicomio"

Independientemente si todo lo que se relata en este artículo sea verdad o no, si quedó claro para mí que existe una gran desarmonía en esa familia, que eliminó el sentido de pertenencia y de armonía familiar, y bajo ese esquema aparecen problemas que no fueron resueltos en el pasado y que al paso del tiempo se transformaron en problemas mayores como los que destaca Flora en su conversación.

Al comentar este mensaje con un colega, la pregunta que surgió fue: ¿que originó esta conducta por parte de los hijos? ... ¿Qué ocurrió en su niñez, como los trataron, como los educaron? Porque para mí ningún niño nace siendo malo, ni avaricioso. Se van haciendo así al paso del tiempo, debido a como los tratan, o a como los educan o mal educan.

Para mi es claro que somos en esencia un resultado de quienes fueron nuestros padres, de cómo actuaron y de cómo nos trataron y cuidaron. Nuestros padres influyen mucho en la definición de nuestro futuro. Es el efecto boomerang en las relaciones familiares y humanas, concluyó mi colega.

Efectivamente me dice mi colega, el efecto boomerang implica que lo que hacemos y cómo lo hacemos, vuelve como un boomerang hasta nosotros, muchas veces de la de la misma forma en que lo hayamos hecho. Efectivamente nuestros comportamientos dejan huella inevitablemente. Sin olvidar que lo que hacemos casi siempre influye en alguien, y muchas veces nuestras acciones impactan mucho más de lo que sospechamos.

 Los expertos resaltan que el medio ambiente en el que se nace, los padres, su nivel educativo y económico y su esfuerzo en hacernos buenos hijos nos afecta mucho para bien o para mal, y por lo mismo nos recomiendan el establecimiento y sobre todo, el respeto de límites en su comportamiento, en sus estudios, en la comida que se come, en lo que se ve en la televisión, en sus horas para dormir, jugar, estudiar, esto para lograr una excelente formación y educación de nuestros niños y jóvenes, y logar así  que tengan una clara conciencia de lo que está bien y lo que está mal, de lo que se vale y de lo que no se vale hacer.

Estimados papás jóvenes y no tan jóvenes, estimados abuelos que tienen nietos pequeños, les recuerdo la ley de causa efecto: Lo que se siembra se cosecha; les recuerdo que ustedes están en el momento correcto para sembrar cosas importantes en sus hijos y nietos, que espero sea generosidad, apoyo, cariño y el necesario establecimiento y respeto de límites que se reflejen en sus hábitos de comportamiento. Pero para eso se debe de predicar con el ejemplo.

Por favor, háganlo, para así cosechar su cariño, su apoyo, y sobre todo para que puedan decir lo que dice Bertrand Russell, en las páginas iniciales de su autobiografía: “Hallé mi vida digna de ser vivida”; sin duda una frase, que nos debería de provocar una reflexión sobre el valor y los fines de la vida que cada uno de nosotros deberíamos de tener.