Opinión

Buenos para criticar

Por Ramón de la Peña


Hace tiempo leí un texto de Gibrán Jalil Gibrán que destaca un mensaje muy importante que los mexicanos deberíamos de tomar muy en cuenta. Dice Gibrán: "Cierta noche, un hombre viajaba a caballo hacia el mar; llegó a descansar a una posada; desmontó y, confiado de los hombres y de la noche, como todos los jinetes que van al mar, ató su caballo a un árbol y entró a la posada. "Durante la noche, mientras todos dormían, un ladrón llegó y se llevó el caballo; al amanecer, el jinete descubrió el robo y se afligió por el caballo y por el ladrón. En ese momento sus compañeros de posada lo rodearon y comentaron: "El primer compañero: 'A quién se le ocurre amarrar el caballo fuera del establo'; y el segundo: 'Más tonto aún, por no haberle atado los pies al caballo'; el tercero: 'Además, es estúpido ir hacia el mar a caballo'; el cuarto: 'Solamente los lentos y perezosos usan caballos'. "

Asombrado el viajero de todo lo que había escuchado, dijo: 'Amigos míos, porque mi caballo fue robado señalan todas mis faltas y defectos. Pero es extraño que ni una sola palabra de reproche se haya dicho en contra del ladrón'".

En ese momento recordé mensaje que recibimos un grupo de personas que habíamos ido a San Antonio, Texas, invitados por la Cámara México-Norteamericana de Comercio para hacer promoción de Nuevo León. Después de revisar la agenda de la reunión preparatoria de la visita, pasamos a platicar de varias cosas, incluido nuestro deporte nacional:

Hablar mal de México, de sus dirigentes y de lo que aquí sucede. Pronto se empezó a hablar mal de nuestra economía, de nuestro desarrollo, de la corrupción, de la falta de calidad de los productos y servicios de los mexicanos, del alto costo de los servicios públicos y de los combustibles, y así continuamos hasta que José, nuestro anfitrión, nos interrumpió para resaltar lo que él consideraba muy mal de nuestra conversación:

"Por favor, señores, si siguen hablando mal de México nadie querrá hacer negocios con ustedes en Estados Unidos; y para terminar su regaño nos dijo: Parece que ustedes no quieren a su país". Esto vino a mi mente cuando, en una reciente visita que hice a los Estados Unidos para participar en una ceremonia de graduación de mexicanos migrantes en rezago educativo, que se llevó a cabo en una ciudad de Nuevo México, observé a un inversionista de ese país que leía un periódico de la Ciudad de México, en donde se destacaba a ocho columnas la siguiente nota: Avanzamos... en corrupción.

Estimado lector, México es nuestro país, es nuestra tierra, es el país en el que nos tocó nacer y vivir y nuestra obligación es quererlo ante todo, cuidarlo y mejorarlo día a día. Esto no quiere decir que debamos esconder nuestros defectos; sin duda, son nuestros y nosotros debemos de hacer todo lo posible por eliminarlos.

Nietszche decía que: "Solamente aquél que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado". En mi devenir como empleado por los últimos 49 años, me he dado cuenta de que destacar sólo lo malo de las organizaciones y de las personas funciona bien únicamente cuando va acompañado de soluciones, de compromiso y de un continuo pasar del dicho, para eliminar los problemas y para lograr las metas y los sueños.

Las críticas infundadas o las que sólo llevan el fin de molestar a personas son las malas hierbas que crecen alrededor de los sueños y las metas.

Estimado lector, no deje que las críticas infundadas lastimen sus sueños y sus metas ni su deseo de hacer cosas importantes por su comunidad. Necesitamos personas que quieran y que sean capaces de construir, que para destruir ya existen muchas. Para esto puede seguir varios caminos: puede seguir el camino del equilibrio, que implica dedicarle tiempo a todo aquello que sea importante para usted. Mi mejor deseo es que usted desee dedicarle tiempo a mejorar su entorno y su comunidad.

Puede seguir el camino de la generosidad con los que menos tienen y menos saben. Le recuerdo las palabras bíblicas que designan como "Dichoso al que se preocupa del pobre", pues quien así lo hiciese, "El Eterno lo librará del día malo, le preservará su vida y lo sostendrá en el lecho del dolor". Efectivamente, trabajar en beneficio de los demás es muy redituable en esta vida o en la otra.

Puede seguir el camino de la perfección y de la mejora continua personal, para que así sea usted más capaz, más responsable, trabajador y más sano tanto físicamente como emocionalmente. Puede seguir el camino de la participación en organizaciones y programas que están comprometidas con el desarrollo de la comunidad. Afortunadamente, en Monterrey, en Veracruz y en México existe un sinnúmero de organizaciones que están comprometidas con la mejora de nuestra comunidad.

Nunca es tarde para dedicarle tiempo a todo aquello que sea importante para usted, para ser generoso, para ser mejor y para participar. Recuerde que en esta vida hay tres tipos de personas, tal: Usted puede ser un vaso, que retiene y que no da nada; o ser un canal, que da y no retiene; o ser la fuente, que crea, retiene y da.

Efectivamente, hay seres humanos, cuya única ocupación es almacenar virtudes, ciencia y sabiduría, objetos y dinero. Estas personas son aquellas que creen saber todo lo que hay que saber; tener todo lo que hay que tener; y consideran su tarea terminada cuando han concluido el almacenamiento de virtudes, saberes, objetos o de dinero. Estas personas no pueden compartir su alegría, ni poner al servicio de los demás sus talentos, ni siquiera repartir sabiduría.

Por otro lado, existen personas tipo canal que se pasan la vida diciendo y haciendo cosas. Su lema es: producir, producir y volver a producir. Sólo están felices si realizan muchas, muchísimas actividades y todas, claro, con gran prisa, sin perder un solo minuto. Ellas creen firmemente que el tiempo es dinero, y que no se debe desperdiciar en nada que no sea trabajar, trabajar y volver a trabajar.

Pero también podemos encontrar y ser parte de esos seres humanos que son verdaderos manantiales de vida, que son capaces de dar sin medida ni razón, que son capaces de regar sin decrecer, de ofrecer su agua sin quedarse secos. Son aquellas personas que son capaces de cambiar su entorno a través de su trabajo, de su cariño por los demás, a través de tener y crear confianza y optimismo. ¿Qué tipo de persona quisiera ser usted? Espero que sea o quiera ser una fuente continua de entusiasmo, capaz de cambiar su entorno y el de los demás.