Opinión

Dos preguntas

Por Ramón de la Peña


Katchumo, mi asesor de Santa Catarina me envió dos preguntas, ¿Usted qué opina de la eliminación de cuotas en las escuelas públicas con el argumento de que la educación pública es gratuita?. La segunda pregunta viene de la lectura  de un par de editoriales cuyo título lleva la pregunta ¿La riqueza es perversa?, usted qué opina al respecto.

Como me envío las preguntas por Internet, Katchumo ya se modernizó, tuve tiempo de reflexionar antes de darle una respuesta. Así que más tarde le respondí:

Para mí siempre ha sido claro que tanto la educación pública como la particular no es gratuita, la pública, de acuerdo a nuestra constitución es gratuita para los alumnos que están en esas escuelas, pero siempre ha sido claro para mí que los gastos de operación, las inversiones y los salarios de los profesores, los empleados de esas escuelas, los directores y demás funcionarios públicos que trabajan en nuestro sistema de educación pública, provienen de los impuestos que pagamos las personas que trabajamos en este país, y que claro, somos quienes pagamos el impuesto sobre la renta y todos los IVA´s en cuanta cosa compramos en nuestro país.

¿De dónde van a provenir los recursos para pagar todas las cosas que se compraban con las cuotas que pagaban los papas que tenían a sus hijos en escuelas públicas? efectivamente de los impuestos que pagamos los que trabajamos en este país. Es decir del mismo bolsillo de donde se paga todo en nuestro sistema de educación pública.

Por eso mismo los papas que tienen a sus hijos en escuelas particulares pagan el doble, pues por un lado sustentan económicamente a los estudiantes de escuelas públicas y por otro lado pagan las colegiaturas en las escuelas particulares. Por eso merecen un reconocimiento especial.

Después de escribir lo anterior vino a mi mente la segunda pregunta, ¿Es perversa la riqueza? Para mi es claro que la riqueza no es perversa, para mí lo perverso es la manera en que muchas personas se hacen de una riqueza haciendo cosas ilegales inmersos en nuestra cultura de ilegalidad, impunidad y corrupción; abusando de sus trabajadores, pagándoles salarios ínfimos (Un trabajador mexicano que va a los Estados Unidos, por hacer lo mismo que hacía en México, le pagan de siete a diez veces más que en nuestro país);  Haciendo lo posible por no pagar impuestos.

Uno de los empresarios que más admiro es Don Eugenio Garza Sada, para mi es claro que él, claramente sabia que los resultados de sus empresas eran por el trabajo que realizaban las personas que trabajaban con él, por eso el las protegía, les pagaba salarios dignos e inicio programas sociales importantes en beneficio de sus trabajadores: Servicios de salud, apoyo para que compraran una casa, buenas prestaciones.

Ese es el tipo de empresarios que necesitamos en nuestro país, no aquellos que buscan enriquecerse a como dé lugar, olvidando que son sus trabajadores los que llevan a cabo todo lo necesario para tener los ingresos y la riqueza que muchos de ellos han consolidado. Que en cierto modo el Papa Francisco los describió indirectamente en su comentario en Ecatepec, Estado de México al pedir tener un México “donde no haya necesidad de emigrar para soñar, de ser explotado para trabajar, de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos”.

No debemos de olvidar que cada generación h tenido, tiene y tendrá la gran posibilidad de cambiar para bien o para mal las circunstancias y el ambiente que le tocó vivir; También debemos de tener en mente que detrás de un carro fúnebre no va toda la riqueza que hayamos logrado tener en este mundo, solo va un carro virtual con las buenas y las malas obras que hayamos realizado.

Hay un mensaje que a mí me ha gustado mucho de Steve Jobs, el nos dijo: No es importante ser la persona más rica en el cementerio, sino la persona que más huella dejo en este mundo, no es más grande quien más sitio ocupa, sino quien más vacio deja cuando se va.

Siempre que reflexiono sobre este tema, le comente finalmente a Katchumo, viene a mi mente un mensaje que le escuche al Ing., Jorge Canahuati en una ceremonia de graduación: " Nadie será recordado por sus pensamientos secretos, ni por lo que quiso decir y hacer sin haberlo dicho y sin haberlo hecho. El hombre y la mujer valen por su acción, valen por la causa que sirven y valen por la huella que dejan en su tiempo." ¿La huella que quieren dejar los empresarios es el haber creado una gran riqueza, sobre todo si se hace a través de métodos perversos?

Sin olvidar claro, que nadie jamás en su lecho de muerte ha dicho: Caray si hubiese pasado más tiempo en la oficina, por lo mismo nos debemos tiempo para todo aquello que sea importante: Para trabajar, pensar, leer, jugar, amar y ser amado, compartir, reír, ser amistoso, y llenar nuestro carro virtual de buenas obras.