Opinión

Varios ayeres: Memo Salamanca

Por Ivonne Moreno


Algunos espacios parece mimetizarse con algunas personas. Nos sucede de manera frecuente, el asociar sitios con personas a quienes quisimos o por algunas anécdota o circunstancia histórico- social, pues la Historia Local nos compete a todos, la empalmamos con alguien apreciado.
Así nos sucedes con ciertos bares, restaurantes y con la Casita Blanca cuando traemos a la memoria a Guillermo Salamanca Herrena, para muchos de nosotros Memo.
El maestro Salamanca cuya trayectoria se asoció con la composición, los arreglos y la ejecución del piano, en ese orden, pues el propio maestro así se calificaba, era un hombre cortés, afable pero no abierto con cualquiera. A pesar del reconocimiento público, Memo era una persona prudente y resguardaba sus afectos.
Después de sus veladas en la Casita Blanca, cuando fue su titular y de muchas otras, acostumbraba a ir a La Parroquia con su inseparable Vitalia y sus amigos más allegados. Era asombroso el lechero solicitado al mesero casi a la media noche y sobre todo su afán de contar detalles de la vida glamorosa de México y las grandes orquestas y su respeto por la música lariana.
Memo caminó en dirección de amores musicales, de su familia, su compañera, la incansable tejedora Vitalia Zamudio y Tlacotalpan.
 Se decía satisfecho de su vida y de haber compuesto Lindo Veracruz, melodía más cantada después de Veracruz de Lara.
Así como leemos a los escritores y gozamos de la poesía en silencio o en voz alta para avivar el espíritu, del mismo modo nos alegramos en recuerdos al cantar Alguien Vendrá, famosa a través de José- José , Serenata Guajira, Solamente Amigos, Di que no es tarde, entre muchas.
Disfrutamos sin duda, pronunciar su nombre y su legado a la música nacional, pero más el haber compartido con el caballero el Sotavento la alegría del amor por medio de su inspiración, ahora y siempre estaremos con Memo y sus acordes a la plenitud de las coplas de mar y deseo.