Opinión

Tres de tres: Una buena solución

Por Ramón de la Peña


Oiga Inge, me pregunta un ex alumno, ¿es cierto que en nuestras leyes, la única vez que aparece la palabra corrupción es en "la corrupción de menores"?, pues no se lo dije, pero lo que sí creo firmemente es que la corrupción es un hábito de comportamiento que muchas personas lo tienen interiorizado en nuestro país y en nuestro estado.

 

A raíz de un mensaje que escribí y que fue publicado hace buen tiempo titulado "No basta", recibí un buen número de comentarios sobre lo que debemos hacer ante los actos de corrupción que cotidianamente destacan nuestros medios de comunicación. Uno de ellos me recomendó comentar las condiciones que promueven la corrupción, las consecuencias de la corrupción en nuestra comunidad y en lo que se debería y deberíamos hacer para eliminarla o al menos minimizarla.

 

Vito Tanzi, un doctor en economía de la Universidad de Harvard y que trabajó en el Banco Interamericano de Desarrollo, destaca en su libro "Las Termitas del Estado. Ensayos sobre corrupción transparencia y desarrollo", que "La corrupción es el incumplimiento intencionado del principio de la imparcialidad (de la legalidad añadiría yo) con el propósito de derivar, con ese tipo de comportamiento, un beneficio personal o para personas relacionadas". 

 

En el Reporte México: Anatomía de la Corrupción, elaborado por María Amparo Casar. Estudio, realizado con apoyo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), reporta que es uno de los problemas más grandes que tenemos en nuestro país y que "se aparece en todas nuestras transacciones: en el pago de servicios supuestamente gratuitos como la recolección de basura, en el expendio de litros de gasolina que en lugar de tener mil mililitros como en todo el mundo en México sólo tienen 900ml, en la emisión de certificados de inglés a maestros que no conocen el idioma, en la asignación por herencia de una plaza vacante que debiera ser concursada, en la ocupación privada de un espacio público a cambio de una renta mensual, en la obtención de una comisión por canalizar recursos a un municipio, en el diezmo cobrado a los trabajadores de una dependencia, en la liberación de un delincuente a cambio de una paga, en la asignación de un proyecto de infraestructura que debió ser licitado, en la entrega de información confidencial para ganar una subasta, en la exoneración de la entrega de impuestos que fueron retenidos, en el desvío de recursos de la federación etiquetados para equipar a la policía o las aulas de las escuelas".

 

¿Qué podemos concluir de los comentarios anteriores? que deberíamos de tener la clara intención de velar y castigar los actos de corrupción cometidos por funcionarios públicos, por políticos, empresarios, líderes sindicales, sociales y religiosos. Así como a los ciudadanos que cometan actos de corrupción. Se tiene que tener la clara intención de erradicar la filosofía actual en el actuar de muchas personas: El que no tranza no avanza, transformándola en: El que tranza no avanza.

 

Por eso estimado lector es muy importante promover y apoyar la ley tres de tres, como una iniciativa ciudadana que pide:

 

Que sea una obligación jurídica, para los funcionarios públicos: la publicación de la declaración patrimonial, la declaración de intereses y la declaración fiscal. Pero además establece con claridad y sencillez las directrices de conducta que deben de tener los servidores públicos.

 

También destaca las 10 conductas que deben ser consideradas actos de corrupción:

 

Soborno; Peculado o desvió de fondos públicos; Tráfico de influencias; Abuso de funciones; Enriquecimiento oculto; Obstrucción de la justicia; Colusión; Utilización ilegal de información falsa o confidencial; Nepotismo; Conspiración para cometer actos de corrupción. Pero también incorpora un capítulo de integridad que deben de tener las empresas, e incluye un nuevo régimen de sanciones para personas físicas y morales que participen en actos de corrupción.

 

La ley tres de tres tiene una clara intención que debemos de apoyar: "Canalizar el enojo social en un esfuerzo constructivo por forjar instituciones más sólidas y gobiernos más honestos y capaces".

 

Pero sin olvidar lo que nos decía León Felipe: Los sueños son la semilla de la realidad del mañana, pero las semillas en semillas se quedan si no las sembramos, las cultivamos, regamos y cuidamos. Efectivamente del dicho al hecho deben de haber personas capaces de hacer que las cosas sucedan. Ese es nuestro gran reto estimados lectores.