Opinión

Debemos actuar

Por Ramón de la Peña


Ante la situación ambiental que está viviendo la ciudad de México y que empezamos a tener en Monterrey, me acorde de una pregunta que me hicieron hace tiempo: Oiga Ingeniero y ¿por qué no usamos ni se ha generalizado el uso de automóviles eléctricos?, así no se consumiría gasolina, se contaminaría mucho menos, disminuiría el ruido y estaríamos en una mayor armonía con nuestra naturaleza.

Ante ese comentario de un colega del Municipio de Monterrey, le respondí, déjame contarte una interacción que un colega ingeniero químico tuvo con un amigo sobre el mismo tema y casi con la misma sugerencia. De su respuesta destacó o siguiente:

"No olvidemos que la carga eléctrica que necesita la batería proviene de la red de energía eléctrica, la cual se produce, principalmente, a través de la combustión de gas natural, o combustóleo o carbón. Claro que generar la electricidad en las plantas de la CFE es mucho más eficiente que la que se logra en los automóviles al quemar gasolina, a su vez genera menos contaminantes, especialmente si usan gas natural como combustible, por lo que si existe una ventaja en usar los carros eléctricos pero no definitiva."

Pero mi colega ingeniero químico hace unos planteamientos más agresivos para mejorar la sustentabilidad de nuestro medio ambiente, el recomienda: “Subir radicalmente el precio de la gasolina. Aunque suene raro, un bajo costo de la misma fomenta el dispendio; Fomentar el uso de automóviles pequeños y con alta eficiencia energética. Evitar la importación de vehículos viejos (de 10 años) y con baja eficiencia; Incentivar la producción o importación de vehículos nuevos, pequeños y eficientes. Hacer obligatorio el uso de transporte escolar en todas las escuelas; Fomentar el trabajo a distancia. Esto implica que en vez de que viajen las personas por las calles, viajen los bits y bytes por el ciberespacio; Promoverla inmediata puesta en marcha de un agresivo programa de energías renovables; Obligar a PEMEX a mejorar su eficiencia energética. Por mucho, PEMEX es la principal consumidora de energía del país y la eficiencia energética de sus procesos deja muchísimo que desear; Debemos de reconsiderar nuestros propios hábitos en el uso de energía: Aires acondicionados, refrigeradores, luces, ¿Quiénes tienen las paredes y techos de sus casas recubiertas con un mínimo de una pulgada de aislante?”

Finalmente el colega menciona: “Entiendo que mucho de lo que comento no sea políticamente rentable, pero si correcto para nuestro medio ambiente. Sin embargo, como país debemos empezar a actuar pero ya, antes de que el futuro nos alcance.”

Efectivamente tenemos que actuar pero no solo en este tema. Ante todo se requiere que se defina que debemos hacer para tener el país que deseamos, que el responsable o los responsables, tengan la intención de aterrizar ese sueño en acciones concretas; que seleccione y asigne a las personas capaces de hacer que las cosas sucedan; que les asigne los recursos para implantar los cambios; que se les dé seguimiento y que no se quite el dedo del renglón hasta que todo esté terminado.

¿Cuál sueño me gusta a mí? El tener un México educado, sano, con empleos dignos y bien remunerados, un México seguro y viviendo en franca armonía con nuestro medio ambiente. ¿y luego que acciones propondría, me cuestiona mi correctora de estilo?

Tomaré el tema de tener un México educado para ejemplificar el tipo de acciones en las que se puede pensar aterrizar en hechos concretos. Antes que todo iniciar un proceso de mejora continua en los factores que más inciden en el proceso educativo: Maestros, infraestructura, bibliotecas, contenidos educativos y el proceso de enseñanza aprendizaje. También recomendaría enfocarnos en lo siguiente: Erradicar el rezago educativo de jóvenes y adultos, si hacerlo con los cerca de treinta millones de mexicanos mayores de 15 años, que sin estar en la escuela no tienen la educación básica terminada y que ganan entre uno y dos salarios mínimos (Más de seis millones de mexicanos ganan un salario mínimo); nos deberíamos de enfocar en rediseñar los programas educativos para así ofrecer contenidos educativos útiles para la vida y el trabajo de cada uno de los educandos; Pero sobre todo rediseñar el sistema de formación de maestros y directores para tener buenos directores y maestros capaces de educar, motivar, dirigir, coordinar y aconsejar a sus alumnos, coadyuvando en la gran tarea que tenemos los padres de familia con nuestros hijos y nietos.