Opinión

Las trampas de la reforma energética

Por Ricardo Homs


Ante la inminencia del inicio de las negociaciones por la reforma energética, -en las cuales los temas Pemex y petróleo se convirtieron en prioridad-, surgen argumentaciones a favor y en contra que cada vez más se radicalizan y se vuelven significativas y nos dejan atrapados a los mexicanos en la desinformación.

Desgraciadamente en lugar de escuchar planteamientos sólidos y objetivos, sólo percibimos ideas y propuestas que se sustentan en subjetividades de alto riesgo porque pueden privar a México de oportunidades en el mediano y largo plazo para capitalizar un recurso tan importante como lo es el petróleo.
Quisiéramos planteamientos responsables y sustentados en una visión de futuro y no en ideologías subjetivas y acartonadas, así como en intereses particulares y de grupo.
La reciente publicación que hizo Cuauhtémoc Cárdenas de una carta de su padre, -el ex presidente Lázaro Cárdenas-, a don Jesús Reyes Heroles, -en ese entonces director general de PEMEX-, fechada el 30 de marzo de 1968 (Epistolario de Lázaro Cárdenas. Siglo XXI Editores. 1974. Páginas 91 a 93), nos muestra el rumbo retórico que está tomando esta discusión, -que en lugar de centrarse en el análisis de la viabilidad de la apertura de PEMEX a las co-inversiones-, se está sustentando en subjetividades históricas.
Es cierto que mucho se ha dicho sobre las declaraciones de Lázaro Cárdenas, -quien poco después de la estatización de la industria petrolera en 1938 dejó abierta la posibilidad de coinversiones y subcontratación de empresas privadas bajo reglas que protegían al país respecto al usufructo del patrimonio petrolero, -lo cual si bien fue cierto-, después él mismo contradijo, según se desprende de esta carta dada a conocer por su hijo Cuauhtémoc publicada en La Jornada el viernes 9 de agosto de 2013, la cual nos refiere a estos párrafos muy significativos.
 
“Esta advertencia de usted recoge el sentir general ante la creciente competencia del capital inversionista extranjero, que está minando nuestra autonomía económica al obtener máximos beneficios. Es tan peligrosa esta situación que los extranjeros ya se han apoderado del 60 por ciento de la industria de transformación desplazando a empresarios mexicanos y ocasionando que el comercio de exportación sufra las arbitrarias bajas de precios, en cambio de las alzas de los valores de importación.
“Estoy seguro que seguirá usted con integridad doctrinaria y dinámica infatigable los postulados de la nacionalización de la industria petrolera mexicana, y que continuará superándola, mediante las reformas legales y administrativas conducentes, ya que esta industria no es únicamente factor básico del desarrollo de la industria nacional, sino de la autonomía económica y política del país (...)”.
Lo anterior, -nos muestra dos percepciones diferentes de un importante líder político como lo fue sin duda Lázaro Cárdenas-, nos da testimonio de cómo a lo largo de la vida las posturas ideológicas y morales de las personas van cambiando como derivación del impacto del contexto que les rodea.
Nuestra opinión siempre responde a las circunstancias presentes que nos toca vivir. La realidad presente impacta nuestra percepción y puede contradecir nuestras declaraciones anteriores. A final de cuentas el contexto es dinámico y cambiante y con ello las realidades particulares y las declaraciones de los grandes líderes de opinión.
Por tanto, no podemos centrar los debates respecto de la necesidad de la apertura energética en percepciones particulares, -aunque sean de grandes líderes-, ni en posiciones dogmáticas de ningún personaje, -que como en este caso-, se invalidan a sí mismas dependiendo del contexto presente, influencias y circunstancias políticas de la época en que se da la declaración.
El mayor riesgo de las negociaciones sobre la “reforma energética” es que continúen manejándose en el contexto emocional y subjetivo sin lograr elevarse al ámbito racional que exige el contexto actual.
Las amenazas de hoy son muy diferentes a las del siglo pasado y la forma en que hoy se mueve en el ámbito de la globalización el mercado de hidrocarburos, responde a nuevas circunstancias competitivas.
Lo relevante que nos deja esta confrontación de opiniones entre el mismo personaje, -Lázaro Cárdenas-, es que las condiciones no son estáticas y la respuesta del Estado Mexicano ante cada tema debe ajustarse a las condiciones imperantes en el momento actual. Lo que antes fue válido, hoy no es forzoso que siga teniendo vigencia.
Escuchar hoy a Andrés Manuel con posiciones cerradas e intransigentes respecto a la apertura de PEMEX, contrasta con lo que él mismo dijo durante las pasadas campañas presidenciales en que participó.
Según la agencia de noticias Bloomberg News, durante la pasada elección presidencial Ricardo Monreal, -coordinador de la campaña de López Obrador-, mencionó en entrevista que Andrés Manuel López Obrador estaba a favor de bajar los impuestos a Petróleos Mexicanos y permitiría la inversión privada en la empresa.
Además, en su libro “Un proyecto alternativo de nación”, -editado por el sello Grijalbo en 2004-, Andrés Manuel dice que “El petróleo debe seguir siendo un buen negocio en beneficio de los mexicanos; claro está que bien administrado y explotado con racionalidad. Pero tampoco deberíamos descartar que inversionistas nacionales, mediante mecanismos transparentes de asociación entre el sector público y el privado, participen en la expansión y la modernización del sector energético o actividades relacionadas, siempre y cuando lo permitan las normas constitucionales”.
Lo anterior refuerza la percepción de que los planteamientos políticos generalmente responden a las coyunturas del momento y los intereses y objetivos que los grandes líderes políticos juegan según las circunstancias.
Por tanto, un mismo personaje como Andrés Manuel, puede tener dos percepciones diferentes con unos cuantos años de diferencia pero siempre en función de sus intereses del momento.
Un Andrés Manuel como candidato presidencial en campaña pretendiendo ser incluyente y captar el voto de las clases medias y alta y del sector empresarial puede proyectar ser flexible respecto al tema energético y de pronto se puede volver radical argumentando temas patrioteros de soberanía simplemente para captar a su segmento natural afín para llevarlo a integrarse a MORENA.
La misma persona ante dos circunstancias diferentes y dos objetivos cambia su percepción y con ello su discurso.
La desinformación de hoy es mayúscula al grado de que mañosamente el PT nos receta spots televisados en cadena nacional oponiéndose a una privatización de PEMEX que nunca ha sido siquiera contemplada por nadie. Eso es manipulación de “mala leche”.
Por ello exijamos un análisis con planteamiento profundo, -basado en conocimientos y experiencia profesional en el tema y sin sesgo partidista ni de intereses políticos-, para que nuestra riqueza petrolera se subordine a una visión competitiva global y represente para México oportunidades de crecimiento económico y social con visión de futuro.