Opinión

¿Tenemos buenos o malos jefes?

Por Ramón de la Peña


Un buen amigo me regalo un interesante libro de José Elías Romero Apis: "El Jefe de la Banda", de la banda presidencial no de una banda de bandidos, aunque a veces, como diría Katchumo mi asesor de Santa Catarina, es difícil diferenciar si se trata de uno o de otro.

Me llamaron la atención muchos de los mensajes que el autor destaca en su libro, que explican el por qué están surgiendo muchos problemas en nuestro país.

Inicio con el primero que me llamó la atención y está relacionado con las diez causas o razones más frecuentes para ser despedido del mundo de la política.

La primera está relacionada con la falta de amistad o afinidad. El autor nos menciona que para eso se necesita: "Que el destituido no sea amigo del jefe o de su séquito, que haya ingresado o se le haya ratificado en el puesto por cualquier razón, pero que nunca se integró en el afecto, en la confianza o en la complicidad"

La segunda está relacionada con una causa importante nos dice el autor: "Que haya fracasado en la solución del problema encomendado... Por su ignorancia, por su indolencia o por su impotencia" Efectivamente dos de los factores clave del fracaso es seleccionar a la persona inapropiada, pero peor aún es mantener a esa persona en su puesto.

La tercera causa es más grave que la anterior destaca el autor al decirnos: "Porque haya creado el problema y no simplemente que no lo haya solucionado... No se vale crear ni un solo problema"

La cuarta causa no siempre es muy obvia destaca el autor: "Porque se concluyó el motivo de la designación... Se devaluaron los meritos, se pagó la deuda, se rompió la alianza, se defraudó la confianza, se encontró otro mejor"

La quinta causa nos dice el autor es: "Porque el desahuciado haya caído en un escándalo... Del orden político, corruptivo, sexual, conyugal"

La sexta causa es porque de alguna manera el despedido causo "El enojo del jefe, llámese cólera, desilusión, despecho, amargura o chasco"

La séptima se origina en una estrategia para salvar al jefe, el yo no fui, fue mi colaborador. El autor destaca: "La cuerda se rompe por lo más delgado. Eso, en política, es una verdad absoluta"

La octava está relacionada con lo que llama el autor "Una notoria inferioridad... Que pone al jefe en clara conciencia de que su colaborador es pequeño y no crecerá"

La novena es la opuesta a la anterior, el despido ocurre porque el despedido es notoriamente superior al jefe, lo que, destaca el autor, "enoja, indigna y enfurece a un jefe que se reconoce como inferior ante un colaborador más inteligente, más valiente, o más apreciado.... un jefe no sabe aceptar que le quiten los meritos, los reflectores, los aplausos, las esperanzas o las oportunidades"

La ultima destaca el autor, "Es la renuncia... Me dirán que esto no es un despido, sino una voluntad propia... Pero en los sustantivo, toda renuncia es un adelanto del despido"

Otro tema que destaca el autor está relacionado con el desbarrancamiento de un hombre de estado, y que es causado por tres motivos: "La impotencia, la ignorancia o la indolencia. Es decir: porque no pudo, porque no supo o porque no quiso"

El autor nos destaca que la impotencia (El no pudo) proviene de su propia debilidad o de la fuerza de los que se le oponen... Porque no asumió el liderazgo, o porque no uso sus capacidades... O porque no se lo permitieron la Constitución, o los legisladores,  o los jueces, o los ricos, o los extranjeros, o los manifestantes" (esos que continuamente lastiman a la ciudad de México).

La ignorancia (El no supo) proviene, nos destaca el autor: "De la falta de pericia, de la ausencia de información de la incapacidad política... porque no aprendió su oficio, porque no entendió su encargo, porque no entrenó sus aptitudes"

La indolencia (El no quiso) proviene, nos destaca el autor, de las pocas ganas, de los pocos esfuerzos y de los pocos trabajos ... porque se dedicó a lo que le gustaba y no a lo que le obligaba ... porque nunca pensó lo que su pueblo quería, necesitaba o soñaba"

Esta forma de escapismo. Nos destaca el autor, " destruyen instituciones... Cede espacios irrecuperables a la pobreza, a la inseguridad, a la injusticia, al desempleo, a la enfermedad, a la subeducación, a la improductividad, a la desesperación y a la desesperanza"

Para mi es claro estimado lector que para que los procesos, los cambios, las estrategias, las visiones de cambio funcionen es necesario tener personas que asuman claramente su responsabilidad, que las tareas las realicen con entusiasmo, con una clara intención de hacer que las cosas sucedan y claro que tengan la autoridad y los recursos necesarios para lograrlo.