Opinión

Jorge Domínguez en un retorno a los clásicos

Por Ivonne Moreno


Es placentero encontrar en Veracruz, sobre todo en este escenario tan política y económicamente complicado, al arte como un remanso contemplativo. Por tal razón les compartiremos de la obra de un inquieto creador visual.

Jorge Domínguez oriundo de Mata de Otate, Chontla es un pintor en inicios autodidacta. Es joven, con apenas 30 años ya radica en la ciudad de México y tiene planes para exponer en España, así como en otros lugares en el interior de la República

Este realizador plástico parte la obra de grandes de la pintura como Leonardo Da Vinci, Heronymus Bosh, Brueghel, Turner y Dalí para mostrar en una propuesta ecléctica figuras y paisajes contenidos de abundante vegetación como la flora veracruzana y con exuberantes colores, insertos en la fisonomía de los señalados o en caracteres singulares  de sus obras.

La obra de Domínguez en primera instancia, no es fácil de digerir, pero la vemos, la buscamos pues resulta pletórica de elementos surrealistas, prehispánicos y de inclusión de detalles y perfiles indígenas, y con los objetivos de evidenciar su preocupación por destacar un figurativismo diferente.

Tal vez su proximidad al campo y a las costumbres de su tierra natal, no lepermiten ser indiferente a la riqueza cromática de su entorno, cuya particularidad sumada a su admiración por Occidente le deja plasmar en cada una de sus obras, a manera de un abanico de colores tan amplio como las zonas de la Huasteca y la de cultura de las caritas sonrientes. Trayendo de manera constante a nuestra memoria a la sonoridad del fandango y el bullicio del son.

Jorge Domínguez  se presentó en Veracruz, en la Canaco en el marco de la Fundación 500 años donde a través de la programación de Eventos Especiales presidida por José Antonio Mendoza  se tuvo a bien mostrar sus temáticas fusionadas en la multiculturalidad del presente siglo.

Domínguez Cruz es una faceta más de la creatividad existente en nuestro estado, nido no solo de olas, carnavales, ni de voladores, aromas de café y vainilla, sino de cruces de senderos entre la hechura y sentimiento de sus plásticos.