Opinión

El nuevo renacimiento

Por Ramón de la Peña


Hace poco recibí un mensaje de un dialogo entre un joven y un ingeniero un tanto mayor. En el mensaje el joven le dice al adulto: Yo no sé cómo podían ustedes vivir dignamente en el pasado, ustedes no tenían acceso a la televisión, mucho menos a la de colores, tampoco tenían acceso a las computadoras, a los aires acondicionados, a los hornos microondas, a los satélites. Ni por asomo a las computadoras, ni a las nuevas tecnologías de información y comunicación.
El adulto mayor lo escuchaba con atención, hasta que ya un poco harto de la arrogancia del joven le dice de una manera enfática: Es cierto lo que dices, todo eso no lo teníamos, por eso inventamos todas esas cosas que mencionaste, pero lo más importante, ¿Ustedes que están haciendo para enriquecer el mundo que nosotros les heredamos?
Pero después de leer la historia me dije, es cierto en los últimos 40 o 50 años se han logrado desarrollos tecnológicos extraordinarios, ¿Pero qué fue lo que causo esa explosión de conocimiento? pero recordé un excelente libro de Frans Johansson, titulado "The Medici Effect", en el que describe la proliferación de ideas usando el esquema que la familia Medici uso en la edad media para crear la etapa del renacimiento. Ellos lograron atraer a Florencia Italia a un buen grupo de escultores, científicos, poetas, filósofos, financieros, pintores y arquitectos y trabajaron como un grupo eficaz de colaboradores, rompiendo las barreras que existían entre culturas y disciplinas, así ellos crearon, destaca Johansson, un nuevo mundo basado en nuevas ideas: El renacimiento.
La idea detrás de este libro es muy simple: Cuando se combina diferentes campos del conocimiento, disciplinas, culturas, talentos, se pueden combinar conceptos existentes de diferentes disciplinas, culturas, áreas, en nuevas ideas extraordinarias. Ellos usan como ejemplo de este Efecto Medici un experimento llevado a cabo en la primavera del 2002 por un grupo de investigadores de la universidad de Brown en Providence, Rhode Island.
Un mono fue entrenado por ellos para jugar un juego en la computadora. Se trataba de mover un cursor en persecución de un pequeño círculo rojo que se movía al azar a través de la pantalla. Pero lo más impactante e interesante fue que el cursor lo movía el mono no con su mano, sino con su mente. El controlaba el movimiento del cursor con la mente. Rápidamente me dije, y supongo que así lo pensaron mucho, pues el responsable del experimento fue inundado de preguntas, comentarios y aplausos, me dije es una excelente idea para usarse en las personas que tienen una discapacidad móvil severa.
Pero lo más importante, que refleja claramente el efecto Medici, fue que qué para lograr lo anterior integraron un grupo colaborativo heterogéneo de personas: Matemáticos, Médicos, Neurocientíficos, expertos en computación, todos ellos aportando y llevando a cabo un importante rol en el entendimiento de cómo funciona el cerebro. 
Pero finalmente la pregunta que me hice fue ¿Habremos usado, consciente o inconscientemente, este efecto Medici para crear estos desarrollos tecnológicos extraordinarios?
Mi respuesta es sí, y fue gracias a la creación, consolidación de los centros de investigación básica y a los programas de graduados creados en las universidades. Pues los investigadores siempre realizan su investigación, apoyados por sus alumnos de maestría y doctorado, en los límites del conocimiento existente, pero no solo eso sino que lo empezaron a compartir con todo el mundo a través de las revistas especializadas, creando de esa manera el Efecto Medici a nivel mundial con un gran efecto multiplicador.
Por eso desde esta columna les mando un gran aplauso a los miles de investigadores que fueron capaces de crear ese gran Efecto Medici que ha logrado las transformaciones que hoy disfrutamos en nuestro mundo, y todo gracias a su talento y generosidad al compartir todo lo que descubrieron.