Opinión

Veracruz y Donald Trump

Por Arancha Arbulu Unanue


Vivo en un hermosísimo Estado que es Veracruz inmensamente rico en materias primas, en paisajes, en tradiciones y en su gente; pero como nunca, quebrado económicamente a causa del desvío injustificado de sus recursos económicos por nuestra clase política, que ha ido desdibujando en su mente la esencia de sus funciones que es el Bien Común y no el Bien Personal como hasta ahora se ha visto.

A un día de haber conocido la noticia del triunfo de Donald Trump como Presidente de Estados Unidos, no dejo de pensar en las variables que pueden afectarnos para la 2017 en nuestro Estado.  El incremento de impuestos, contribuciones y derechos estatales como una alternativa para poder hacer frente a nuestra situación financiera tan lamentable (QUE NO SE LO DEBEMOS A TRUMP), pero ahora he agregado otra variable que puede enturbiar más nuestra sociedad, el desempleo. Nuestro Estado se ha caracterizado por ser un alto exportador de inmigrantes al país vecino, por no ser capaces de brindarles a nuestros propios conciudadanos de trabajos bien remunerados para llevar una vida digna; ahora al volverse más enérgica la política de deportación, en virtud de la campaña que lo llevó al poder del Sr. Trump, veo con preocupación que mi Estado no está preparado con fuentes de trabajo capaz de absorber el excedente de mano de obra venidero.

Cuando comentan de la gran sorpresa del triunfo del candidato Republicano, trato de comprender porque ciudadanos comunes y corrientes estadounidenses (aún con orígenes de inmigración, mujeres, personas sencillas de clase obrera) prefirieron perdonar los arranques misóginos, racistas y discriminatorios de este aspirante a la presidencia, a cambio de una propuesta alentadora, que prometía mayores fuentes de trabajo, que les garantizaba ver por ellos y para ellos (habitantes nacionalizados) afianzándoles el orgullo del sueño Americano. Este individuo no emergió de la clase política, sino del sector empresarial que fué capaz de levantar en cuatro ocasiones su imperio de la quiebra. 

Los habitantes que le dieron el triunfo a través de su voto, no sólo escogieron al candidato republicano para la presidencia, sino que pintaron al Congreso principalmente con el color de su Partido más de tendencia derechista y conservadora, como una manera de asegurar el cambio de rumbo que consideraban no estaba favoreciendo su desarrollo económico.

Viendo mi situación y conociendo lo que ha pasado en el país vecino, me ha hecho sentir el deseo de soñar en un candidato que no emergiera de la clase política sino de la empresarial, que se haya forjado con trabajo, con procesos productivos eficientes y eficaces (dando así alternancia a las decisiones de crecimiento y desarrollo del país). Que entre otras cosas me regresara mi esperanza a creer en la rectitud de intención de la clase dirigente cuya finalidad fuera hacer políticas que generaran las condiciones idóneas para que crezca el Sector Productivo de mi Entidad que cubriera la gran demanda de empleos, bien remunerados, en un entorno seguro, confiable y con una tolerancia cero a la impunidad. Donde viera a mi Veracruz proyectándose como uno de los mejores Estados de la República y no como a uno de los más desfalcados del País. Así no nos afectaría si Donald Trump nos regresara a nuestros conciudadanos a quienes nunca debimos dejarlos ir. Y dentro de las variables que contemplaría para la siguiente planeación sólo fueran las que puedo manejar con mi esfuerzo y buen trabajo.