Opinión

Lo malo cuenta mucho

Por Ramón de la Peña


Aunque es cierto el mensaje presidencial: "Lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho", pero también en muy cierto que: Lo malo cuenta y cuenta mucho.

Lo anterior es algo que debemos de entender, que lo bueno casi no se cuenta y que lo malo cuenta mucho. De hecho donde más reconocimientos reciben las personas por las cosas buenas que han hecho, es durante su sepelio o su jubilación.   Recuerdo mi tiempo en el Tecnológico, por muchos años yo era el directamente responsable de los aumentos de sueldo que recibían los profesores y empleados del Tec, ¿Cuantas personas creen que me fueron a agradecer por un buen aumento de sueldo?, ninguna, intuyo que decían para sí: Yo hice un buen trabajo y el aumento de sueldo que recibí yo me lo gane, que bueno que me lo reconocen. Pero les debo de decir que los que sentían que habían recibido un aumento de sueldo insuficiente prácticamente todos iban a reclamarme.

La gente espera que los funcionarios públicos cumplan lo que prometen durante su campaña, en sus propuestas de cambio, en sus planes municipales, estatales y federales. Y efectivamente si lo hacen casi no se cuenta, pero si no lo hacen cuenta mucho. Y el enojo empieza a crecer si el comportamiento de los funcionarios públicos se ve afectado por la corrupción, la ilegalidad y la impunidad.  Pero también si las personas se ven afectadas por problemas de inseguridad, por la mala calidad de los servicios públicos, y si se combinan con aumentos inesperados en los costos de los combustibles y en los impuestos, es aún peor.

En este tema aparece como elemento clave: La Responsabilidad (Response-ability), la habilidad de responder, de cumplir. Esta palabra proviene del latín habilitas, que significa tener el talento, la pericia y la aptitud para llevar a cabo una determinada tarea, y si esto se combina con honestidad y veracidad, entonces tendríamos líderes extraordinarios de quienes nos sentiríamos todos o casi todos muy orgullosos de ellos. Y si además esos líderes se rodean de personas, responsables, honestas y veraces, nuestro México, nuestras comunidades cambiarían intensamente de una manera positiva.

Para mi es claro estimado lector, que el hombre y la mujer valen por su acción, valen por la causa que sirven y valen por la huella que dejan en su tiempo. ¿Qué huella cree que dejan las personas irresponsables, deshonestas, mentirosas, y que están envueltas en una cultura de corrupción, ilegalidad e impunidad?, sin duda para mí dejan una gran huella negativa, y ejemplos tenemos muchos en nuestro país. Pero ¿Que tan difícil es ser responsable, honesto y veraz, sin estar inmerso en la corrupción, en la ilegalidad y en la impunidad?

Al estar tratando de responder a esta pregunta vino a mi mente una leyenda de los indios Cherokee: La pelea de los lobos, de la cual hay varias versiones, les contaré una que me gusta.

En esta historia un anciano indio les platicó lo siguiente a un grupo de niños a quienes había invitado para contarles sobre los diferentes caminos que podían elegir para transitar en el camino de su vida.

El anciano les dijo lo siguiente:

"Hay una batalla que siempre ocurre en mi interior y que también estará en su interior, es una gran pelea entre dos lobos: Un lobo representa: el miedo, la ira, la envidia, la pena, el arrepentimiento, la avaricia, la arrogancia, la culpa, el resentimiento, la inferioridad, las mentiras, el falso orgullo, la superioridad y el ego. El otro lobo es: la alegría, la paz, el amor, la esperanza, el compartir, la serenidad, la humildad, la amabilidad, la benevolencia, la amistad, la generosidad, la verdad y la fe. El anciano miró a los niños y les dijo: Esa misma lucha está teniendo lugar en nuestro interior y en el de cualquier persona que viva. Los niños se quedaron pensando un momento y uno de ellos le preguntó al anciano: ¿Y cuál de los dos lobos ganará?, Y el anciano respondió: Ganará el lobo al que más alimentes." 

Pero esta alimentación se inicia en nuestra casa, con nuestros padres, hermanos, abuelos, tíos y primos. Continúa en la escuela, en el ambiente en que nos tocó vivir, con los amigos que nos afectaron positiva o negativamente. Esa es nuestra gran responsabilidad que tenemos los padres, los abuelos, los maestros, los medios de comunicación. En eso mi correctora de estilo me pregunta: ¿Entonces lo que corrompe es el poder, el puesto de liderazgo que uno tiene? y mi respuesta fue: "El poder no corrompe, el poder saca lo que uno lleva adentro, saca el lobo que han o hemos alimentado"