Opinión

El pasado manejo de la culpa y el resentimiento

Por Alejandra Meza


 

El reto para la pareja de ser capaces de hacer de la deuda algo pagable, finito, tiene que ver con el manejo adecuado del resentimiento y la culpa. De hecho, el resentimiento y la culpa son emociones primarias que dan cuenta de una relación fundamental que tiene el hombre con la deuda: la culpa es un sentimiento de que debo, y el resentimiento es un sentimiento de que se me debe. Por el simple hecho de que los seres humanos no somos perfectos, tenemos que lidiar todos los días y constantemente con el reto de un buen manejo de estos sentimientos.

En el momento en que me equivoco, en el momento en que se equivocan conmigo, se me presenta el reto de manejar adecuadamente mi relación con la deuda. Todos tenemos dificultades al manejar esta relación con la deuda, y muchas veces arrastramos resentimientos del pasado, o mantenemos viva una culpa por un error del pasado. Y esto es normal, no es posible tener un manejo perfecto de estos sentimientos, por el simple hecho, de nuevo, de que no somos perfectos.

En ocasiones, sin embargo, las personas quedan atrapadas o bloqueadas en uno de estos sentimientos, y, por decirlo de una manera, andan por la vida con el sentimiento de que se les debe, y por lo tanto se les hace fácil cobrarse con otros, desquitarse con otros, infligiendo daño sin experimentar mayor remordimiento (al menos en el momento), o bien andan por la vida con el sentimiento que deben a los demás, y permiten así quizá con más facilidad que otros le hagan daño. De hecho, si lo ponemos de esta manera, podemos ver que la química que surge cuando una persona convencida que los otros le deben y otra persona convencida que debe a los demás se unen, no es una química nada buena: podemos sospechar que esta unión generará muchas complicaciones.

Con respecto a la infidelidad, podemos reconocer que se trata de una falta muy grande, que ocasiona un daño a la otra persona muy profundo. Sin embargo, existen razones de mucho peso para afirmar que es necesario y vital llegar a perdonar esta falta. Perdonar aquí, no significa que la persona que sufrió la infidelidad deba permanecer al lado de su pareja. La importancia de perdonar una infidelidad es independiente de si siguen o no juntos en pareja. En una primera instancia, la terapia de pareja recomienda dar una oportunidad a la relación, e intentar trabajar el perdón en el interior de la relación. Sin embargo, hay ocasiones en que esto no es posible, y es recomendable una separación.

Aún en estos casos, es imprescindible que se trabajen estos sentimientos de culpa o resentimiento, no solo por bienestar propio sino también por el de futuras parejas. Existen riesgos de arrastrar, por ejemplo, estas dificultades y llevarlas a nuevas relaciones en el futuro, como la aparición de celos infundados que no se puedan controlar, como consecuencia de no ser capaz nuevamente de confiar en el otro. Esta "nueva" relación se verá enfrentada a lidiar con esta especie de deuda infinita, una deuda que todavía se sigue cobrando (aunque ahora a alguien más) y que se es incapaz por parte de la persona que desconfía de saldarla de alguna forma.

El reto para la pareja de ser capaces de hacer de la deuda algo pagable, finito, tiene que ver con el manejo adecuado del resentimiento y la culpa. De hecho, el resentimiento y la culpa son emociones primarias que dan cuenta de una relación fundamental que tiene el hombre con la deuda: la culpa es un sentimiento de que debo, y el resentimiento es un sentimiento de que se me debe. Por el simple hecho de que los seres humanos no somos perfectos, tenemos que lidiar todos los días y constantemente con el reto de un buen manejo de estos sentimientos. En el momento en que me equivoco, en el momento en que se equivocan conmigo, se me presenta el reto de manejar adecuadamente mi relación con la deuda.

Todos tenemos dificultades al manejar esta relación con la deuda, y muchas veces arrastramos resentimientos del pasado, o mantenemos viva una culpa por un error del pasado. Y esto es normal, no es posible tener un manejo perfecto de estos sentimientos, por el simple hecho, de nuevo, de que no somos perfectos. En ocasiones, sin embargo, las personas quedan atrapadas o bloqueadas en uno de estos sentimientos, y, por decirlo de una manera, andan por la vida con el sentimiento de que se les debe, y por lo tanto se les hace fácil cobrarse con otros, desquitarse con otros, infligiendo daño sin experimentar mayor remordimiento (al menos en el momento), o bien andan por la vida con el sentimiento que deben a los demás, y permiten así quizá con más facilidad que otros le hagan daño.

De hecho, si lo ponemos de esta manera, podemos ver que la química que surge cuando una persona convencida que los otros le deben y otra persona convencida que debe a los demás se unen, no es una química nada buena: podemos sospechar que esta unión generará muchas complicaciones.

Con respecto a la infidelidad, podemos reconocer que se trata de una falta muy grande, que ocasiona un daño a la otra persona muy profundo. Sin embargo, existen razones de mucho peso para afirmar que es necesario y vital llegar a perdonar esta falta. Perdonar aquí, no significa que la persona que sufrió la infidelidad deba permanecer al lado de su pareja. La importancia de perdonar una infidelidad es independiente de si siguen o no juntos en pareja. En una primera instancia, la terapia de pareja recomienda dar una oportunidad a la relación, e intentar trabajar el perdón en el interior de la relación.

Sin embargo, hay ocasiones en que esto no es posible, y es recomendable una separación. Aún en estos casos, es imprescindible que se trabajen estos sentimientos de culpa o resentimiento, no solo por bienestar propio sino también por el de futuras parejas. Existen riesgos de arrastrar, por ejemplo, estas dificultades y llevarlas a nuevas relaciones en el futuro, como la aparición de celos infundados que no se puedan controlar, como consecuencia de no ser capaz nuevamente de confiar en el otro.

Esta "nueva" relación se verá enfrentada a lidiar con esta especie de deuda infinita, una deuda que todavía se sigue cobrando (aunque ahora a alguien más) y que se es incapaz por parte de la persona que desconfía de saldarla de alguna forma. De esta forma, la relación, aunque sea nueva, se verá orillada a repetir un patrón, que exigirá a su vez el reto de resolverlo adecuadamente (se podría decir que no podemos escapar a nuestros propios problemas no resueltos; tendemos a entrar en relaciones que nos exige atender heridas abiertas que no hemos sido capaces de cicatrizar. Y esto es aluna buena noticia.)

Aunque una pareja decida terminar con la relación, la intervención del terapeuta puede seguir siendo de ayuda. La persona que sufrió el engaño puede recibir ayuda para disipar la confusión que puede experimentar respecto a lo que pasó, los sentimientos de enojo, frustración, por la traición o abuso de confianza, y el terapeuta puede ayudarle también a superar la pérdida de la pareja. La pareja que cometió la infidelidad, también tiene que lidiar con el arrepentimiento y entender lo que causó que incurriera en la infidelidad.