Opinión

La posible crisis migratoria

Por Ricardo Homs


Según datos de julio del 2015 del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en julio del 2015 había 11.6 millones de paisanos radicados en Estados Unidos.

Por otra parte según el Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos hasta enero del 2011 había aproximadamente 11.5 millones de inmigrantes mexicanos no autorizados.

¿Qué sucedería si uno de cada tres mexicanos radicados en el vecino país del norte regresara a nuestro país México durante 2017?,

Este escenario probable puede llegar a suceder por deportaciones contra la voluntad del migrante, temor por el acoso que se de en las calles contra nuestros paisanos o incluso que se cierren las puertas laborales por presiones del gobierno de Trump en contra de los norteamericanos que les contratan.

¿Qué sucederá si esto acontece? Si regresan ese número de mexicanos de modo intempestivo, significaría que cuatro millones de familias radicadas en México dejarían de recibir las remesas con las que seguramente hoy se mantienen.

Significaría que no tenemos la capacidad de crear cuatro millones de nuevos empleos bien pagados, capaces de satisfacer las expectativas referentes a calidad de vida a la que estos connacionales se acostumbraron.

Todo esto, de suceder así, podría desquiciar nuestra economía y generar conflictos sociales derivados de la falta de oportunidades. Sería incluir a estas personas en el desempleo y a sus familias acercarlas a la pobreza.

Entre 2008 y 2016 Estados Unidos expulsó a 3.4 millones de mexicanos, lo que quiere decir que en un periodo de ocho años se estuvieron reinsertando en la economía de México estos connacionales, precisamente cuando las finanzas del país estaban sólidas y el gobierno contaba con recursos para invertir en programas sociales.

En contraste, en el presente recibir en un periodo corto a un alto número de personas que de repente se ven buscando un empleo en una época de turbulencias económicas y financieras para el país, nos toma por sorpresa.

¿Qué se está haciendo en el ámbito gubernamental más allá de los discursos fraternales y los mensajes de buenas intenciones, como el que dio el presidente Peña Nieto en el aeropuerto de la Ciudad de México al acudir a recibir a los connacionales que llegaron en un vuelo comercial el pasado martes 07 de febrero?.

Viendo las entrevistas que algunos de estos paisanos repatriados han dado a reporteros que les entrevistaron, vemos que llegan en un momento de indefensión económica y emocional. No son sólo personas que acababan de llegar a Estados Unidos, sino que las autoridades migratorias norteamericanas empezaron a expulsar a quienes ya habían construido una familia y un patrimonio en ese país. De tener una vida ordenada y planificada se ven ante la eventualidad de viajar sin traer equipaje y sólo con el dinero que traían en el bolsillo al ser deportados.

De lo que se quejaban al ser entrevistados los que llegaron al aeropuerto el martes 7 de febrero, era no tener a donde llegar mientras decidían qué hacer, pues no traían dinero para viajar en busca de sus familiares si es que eran de provincia y ni siquiera para comer después de su llegada a nuestro país.

Es urgente instrumentar un plan de contingencia similar al DN3 que opera con éxito desde hace muchos años el Ejército para dar respuesta a las necesidades de la población frente a desastres naturales.

Se deben habilitar albergues en las ciudades fronterizas y en la Ciudad de México, donde se les de asilo durante el tiempo necesario para que contacten a sus familias y decidan qué hacer. Es urgente evitar una crisis humanitaria.

El gobierno de Trump parece tomar el tema migratorio como una prioridad, atropellado los derechos humanos 

Para resolver  el problema de fondo es conveniente que el Gobierno Federal proponga a la iniciativa privada mexicana un paquete de estímulos fiscales y de todo tipo, que fomenten la reinversión de utilidades para generar nuevos empleos.

Fomentar la inversión empresarial con estímulos realmente atractivos se vuelve fundamental para mantener la paz y el equilibrio en nuestro país.

Además se requiere una gran ofensiva diplomática en el seno de la ONU, para exigir al gobierno norteamericano que quienes ya hayan construido una familia y un patrimonio cumpliendo con las leyes fiscales de los Estados Unidos, puedan tener la residencia definitiva. Evitar la ruptura familiar debe ser un derecho humano básico.

Si el mundo está sensibilizado por la crisis humanitaria derivado de la migración de habitantes sirios sobre los países de la Comunidad Europea, es de esperarse que los miembros de la ONU se solidaricen con nuestro país ante una posible crisis migratoria de mayores dimensiones como puede llegar a ser la nuestra.

Evitar la crisis humanitaria es una prioridad.