Opinión

El miedo al fracaso

Por Lilia Reyes Spindola


El miedo al fracaso ha existido siempre en la psiquis del ser humano, no importa la cultura ni el país, ni el color de piel.

Si analizamos el fracaso entendemos que nos da la posibilidad de iniciar algo nuevo, de poner a trabajar nuevamente a la imaginación para poder crear opciones nuevas, el fracaso es un gran maestro.

Los grandes genios de la historia han fracasado muchas veces, pero su voluntad no ha cesado de buscar nuevos caminos, el que descubrió la forma de traer la luz eléctrica al mundo Tomas Alba Edison contaba que su vida estuvo llena de fracasos en la investigación científica, pero nunca se dejó vencer y gracias a él hoy en día podemos disfrutar de la luz eléctrica. Así como él muchos científicos, artistas, empresarios; han tenido que superar sus fracasos para finalmente llegar al éxito.

Hay un pensamiento muy hermoso de Albert Einstein sobre las crisis que dice:

‘No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’.

Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla’.

Como verán las crisis muchas veces llevan al fracaso, pero nos permiten crecer y nos permiten estar conscientes, para darnos cuenta cual fue el error que cometimos, y al observar nuestro comportamiento sabremos cómo no volver a cometer el mismo error.

El fracaso está presente el cualquier terreno de la vida, en el amor, en el trabajo, en la carrera, en la forma de comunicarnos, en una relación, así es que el fracaso lo podemos encontrar en cualquier circunstancia.

La forma en que detectamos y aceptamos el fracaso depende del estado de conciencia en el que vivimos, el alma por ejemplo que es la espiritualidad, aprende del fracaso y no se vuelve víctima de él, en cambio la persona que está instalada y manipulada por el ego se avergüenza del fracaso por miedo a ser juzgado, criticado; ya que el ego no quiere sufrir; entonces se defiende culpando a los demás o a las circunstancias y busca un sinfín de disculpas con tal de no aceptar su error.

Muchos seres humanos prefieren nadar en la mediocridad con tal de no arriesgarse para no sufrir un fracaso, y la mediocridad es muy triste, no se vive completamente, se vive a medias.

Las victimas muchas veces son adictas del fracaso porque les da la oportunidad de quejarse, de deprimirse, y no quieren soltar al fracaso porque si lo sueltan ya no tienen disculpa para seguir sufriendo.

La autoestima es cacheteada por el fracaso porque se culpa a sí misma, y comienza a defenderse con el no puedo, no sirvo para nada, no valgo la pena y entonces cae en el sótano de la depresión, pero un guerrero espiritual sabe cuánto vale, saca fuerza de sus valores y vuelve a comenzar ejercitando su voluntad y teniendo una intención clara de sus metas.

La vida es una hermosa aventura que nos brinda todas las opciones para ser felices y tener éxito, solo se necesita arriesgarse a ser grande.

El fracaso realmente está en aquel que no se respeta y se quiere y se conforma a recoger migajas de la vida.

Tú amiga

Lilia Reyes Spíndola

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