Opinión

¿Cuáles libertades podemos tener los mexicanos?

Por Ramón de la Peña


Ante esta pregunta un ex alumno me comento hace ya buen tiempo: Podemos tener  la libertad de pensar lo que se nos pegue la gana; la libertad de tener una diferente creencia religiosa, filosófica, ética; la libertad de decidir, de decir sí o no a alguna oferta de trabajo; la libertad de comprar o no fayuca; la libertad de votar por aquel candidato o partido de nuestra elección; la libertad que tú tuviste, me dijo, de elegir tu carrera profesional; la libertad de decidir tu lugar de residencia; y así continuó hablándome de otras libertades de las que gozamos los mexicanos y que muchas de ellas están plasmadas en la Constitución de nuestro país.

Pero después mi ex alumno me preguntó sobre cuales libertades resaltaría yo. Vino a mi mente la gran libertad que me dieron mis padres para que yo decidiera cual camino seguir en mi vida profesional y personal y que me permitió aprender a usar "mis libertades" con su pleno apoyo en lo motivacional y en lo económico.

Pero también vino a mi mente una serie de mensajes que he recibido a través de Internet y que reflejan muchas de las libertades y actitudes que tenemos o que podemos tomar en relación con los demás.

 Por ejemplo, el caso de la libertad o actitud de escuchar, pero realmente escuchando a los demás, sin interrumpir o criticar, sólo escuchando con ganas de entender y comprender.

También está la actitud de la generosidad, la de ser muy pleno en abrazos, en palabras amables, en apretones de manos para demostrar el cariño y el aprecio por nuestra familia y nuestros amigos; la libertad de llenar nuestra vida y la de los demás con sonrisas; la actitud de agradecer y de reconocer el trabajo de los demás, de tus colaboradores, de tus hijos y amigos.

Dicen los expertos que nuestras libertades están sometidas a las barreras y restricciones de nuestro medio ambiente cultural, social, económico, religioso, legal o educativo, a través de sus normas, tabúes, hábitos, mitos, ideas, creencias, costumbres, leyes, reglas y prohibiciones.

¿Entonces, cómo podremos ser libres cuando estamos tan restringidos por todas partes? Cada vez que visito los Estados Unidos me doy cuenta del sinnúmero de restricciones que tienen y que se reflejan en los mensajes que aparecen por todos lados: no fumar, no estacionarse, no sobrepasar este límite de velocidad, no, no y muchas veces no por todos lados.

¿Cuáles libertades o actitudes le recomendaría yo cultivar? Primero la de Víctor Frankl, la elección de la actitud a tomar ante un conjunto de circunstancias para decidir qué camino seguir; Después, la del entusiasmo, esta palabra que proviene del griego. Para los antiguos griegos una persona entusiasta era aquella que podía transformar el medio ambiente que la rodeaba y hacer que ocurrieran cosas importantes con la guía, ayuda y sabiduría de los dioses.

Yo le recomendaría que cultive su libertad, su gran posibilidad de elección, su libertad de acción. Sienta su libertad en cada ocasión que tenga la oportunidad de elegir entre varias alternativas al tomar una decisión.

Dicen los expertos que debemos tener sólo las barreras y restricciones esenciales de nuestro medio ambiente cultural, social, económico, religioso, legal o educativo. Si está de acuerdo con ese medio ambiente, tiene que respetar sus normas, hábitos, ideas, creencias, costumbres, leyes, reglas y prohibiciones. Esto le permitirá ser capaz de vencer los desafíos de lo cotidiano, de resolver los problemas que se le presenten en su vida personal o del trabajo.

Yo le recomendaría cultivar y cuidar su decisión de decir la verdad. Hace tiempo recibí un mensaje en Internet que refleja, en un sentido poético, lo importante que es decir la verdad: "Nunca digas te amo, si en verdad no te importa. Nunca hables de tus sentimientos, si en verdad no existen. Nunca tomes mis manos, si vas a romper mi corazón. Nunca me veas a los ojos, si todo lo que haces es mentir.