Opinión

Claro que si es posible cambiar

Por Ramón de la Peña


Hay una recomendación de H. Jackson Brown en el pequeño libro: "Tesoro para la vida", que nos dice: “No dejes crecer malas hierbas alrededor de tus sueños".   Efectivamente debemos de eliminar nuestras malas hierbas, eliminar el "no se puede"; el no tengo recursos; el yo no sé cómo; él está imposible hacerlo; el qué dirán… Y tantas más malas hierbas que si no las eliminamos acaban por asfixiar y matar nuestros sueños.

Cuando analizo la historia de muchas organizaciones en nuestro país, concluyo que claro que si se puede cambiar, así cuando me piden describir la historia del Tec, lo primero que viene a mi mente es que el Tec fue creado en base a sueños de personas que a través de trabajo, perseverancia y cariño, han convertido esos sueños en hechos concretos.

El primer sueño, el de 1943, fue el de crear una institución educativa para educar a las personas que se necesitaba para apoyar la industrialización de Monterrey. Este sueño duró 20 años.  El segundo sueño se inició con una pregunta: ¿por qué sólo en Monterrey?  La respuesta a esta pregunta originó una estrategia de efecto multiplicador. Así se pasó de un Campus a 26, y de 3,000 a 45,000 alumnos.  Este sueño duró cerca de 20 años.

La necesidad de consolidar el Sistema originó el tercer sueño, que se tradujo en cinco estrategias: 1. Calidad, vía el proceso de mejora continua de aquellos factores que más inciden en la calidad. 2. Internacionalización vía la enseñanza de un segundo idioma y la experiencia de los alumnos en más de 100 universidades de Estados Unidos, Canadá y Europa.  3. Promoción de una cultura de valores, vía el Programa Emprendedor, el de Calidad, el de Liderazgo, el de cultura ecológica,  el de Valores en el Ejercicio Profesional.  4. Apoyo al desarrollo económico del país, vía los centros de investigación: calidad, manufactura, calidad ambiental y de estudios estratégicos, entre otros. 5. Pero sobre todo la formación de personas comprometidas con el desarrollo de su comunidad y la realización de investigación y extensión relevantes para el desarrollo sostenible del país.  . 

Hace ya buen tiempo me invitaron a acompañar un viaje académico de alumnos para visitar algunos países del continente asiático.  Estuve con ellos en Malasia y Singapur.  Quedé francamente impresionado por su desarrollo. Yo vi tres elementos clave: Primero vi gente muy rara. . . gente trabajadora, ordenada, responsable, honesta, respetuosa de normas y reglamentos.  Claro, la pregunta que me hice fue: ¿cómo lo lograron?  Mediante un sistema educativo eficaz que va desde la casa hasta la universidad y que promueve la internalización de valores, actitudes y principios para lograr educar a personas así; y, por último, mediante un sistema judicial que trata de eliminar la impunidad, que castiga a los transgresores de leyes y reglamentos, que manda un mensaje: el que tranza, no avanza.

Segundo, vi una visión, un sueño compartido.  Malasia para el año 2020 quiere ser un país desarrollado pero con equidad.  No que los ricos se hagan más ricos y que los pobres queden igual, tampoco quieren quitarle a los ricos sus bienes para dárselos a los pobres.  Quieren hacer crecer el pastel y quieren que este nuevo pastel sea para los que menos tienen, claro, apoyándolos con educación y fortaleciendo su espíritu emprendedor.  Quieren, además, ser un país lleno de valores éticos y morales, generoso y con control de su desarrollo económico, social y educativo.  Así de corto, pero así de trascendente y visionario.  Desde luego que han puesto las escaleras necesarias para lograr lo anterior; y lo han hecho las empresas, el gobierno, las escuelas, las organizaciones empresariales. 

Tercero, vi un liderazgo capaz de convertir el sueño en acciones concretas mediante un equipo eficaz de colaboradores.

Después de esta visita quedó claro para mí que sí es posible tener un México distinto y que la diferencia está en nosotros.