Opinión

El sentido de las cosas

Por Roberto Matosas


¿Cuál es el sentido profundo de las actividades diarias que realizamos?

La pregunta es fundamental.

De ella depende el gozo o la frustración con que vivamos.

O el impulso vital que nos moviliza en nuestros trabajos, oficios o profesiones.

Una historia medieval puede ayudarnos a comprenderla

"En una ciudad, a unos hombres que labraban la piedra en una plaza, les preguntaron un día:

- Tú, ¿Qué haces? -

- Estoy picando piedras - contestó el primer hombre sin levantar la vista.

- ¿Y tú? - Le preguntaron al segundo.

- Estoy trabajando - Contestó alicaído.

- ¿Y tú que haces? - Interrogaron al tercero.

- ¿Yo? - Dijo sonriendo con su rostro iluminado y la piedra entre sus manos

- ¿Yo? Estoy construyendo una catedral".

Aquí está el secreto más profundo para saber si la vida la vivimos nosotros gozosamente o si la amargura nos envuelve en lo que realizamos.

Podemos picar piedras todos los días.

Podemos acudir a nuestros trabajos moviéndonos como autómatas.

Podemos fatigarnos procurando el dinero o el pan de nuestros hijos.

Podemos vivir neuróticamente creyendo que nuestras metas son las cuentas bancarias y las inversiones.

Sí.

Podemos "sobrevivir" de ese modo. Pero permanentemente nos estaremos estrellando contra una roca que nos despedaza. Y además una sensación de vacío habitará en nuestro interior.

La sabiduría de la vida está precisamente en tener el gozo de "construir una catedral", de tener proyectos y sueños amplios, de trascender a lo cotidiano.

Cada hombre debe, "Soñar un proyecto de vida, y no desmayar hasta que ese proyecto se realice".

Convendría que cada uno de nosotros diariamente pudiera responder a esa pregunta:

- ¿Tú, qué haces? -

De nuestra respuesta depende el gozo o la tristeza con que vivamos.