Sucedió hace unos años en Grecia, era un soleado día de Abril del 2012, el país atravesaba por una de las peores crisis económicas de su historia, Dimitris Christoulas de 77 años parecía ser uno más de los tantos manifestantes que se apostaban frente al edificio del parlamento en Atenas, denunciaban el excesivo aumento a los precios, la reducción de pensiones, todo motivado por la corrupción y la falta de planeación como país.
Esta situación a cualquiera que viva en México nos parecerá cosa cotidiana, pero no para los griegos y menos a Dimitris quien esa mañana salió de su casa decidido a todo, cuando ya se había congregado un gran número de manifestantes avanzó al frente de la manifestación, al mismo tiempo que apretó el paso sacó de su bolsillo un arma con la que apuntó su sien y tras el grito de "no quiero más deudas" jaló el gatillo y cayó.
En los días siguientes todo el país proclamaba “Todos somos Dimitris”, las muestras de indignación recorrieron el país amparadas en la carta póstuma que el suicida dejó en su bolsillo.
Los años ya han pasado, la crisis de Grecia sigue siendo latente y de Dimitris en realidad ya pocos se acuerdan.
Cabe entonces hacernos la pregunta: ¿realmente todos somos Dimitris? o solo nos estamos negando la oportunidad de seguir adelante. Tal vez Dimitris no tuvo la oportunidad de escuchar una voz amable que le diera ánimo y serenidad.
Si bien Dimitris tenía problemas económicos, el mayor mal que le afectaba era la desesperanza provocada por la depresión, Fernando Uribe, presidente de la Asociación de Psiquiatría afirma que la depresión está considerada como el mal del siglo en que vivimos y contempla varios síntomas, el primero es la tristeza, la pérdida de ganas de hacer las actividades habituales, pérdida de apetito, insomnio y, en ocasiones, ideas de tipo suicida.
De acuerdo con las cifras del INEGI y la Secretaría de Salud, en promedio cada hora y media, una persona se suicida en México, y desafortunadamente la tendencia va incrementando, en el año 2000 se tuvo un reporte de 3500 eventos mientras que para 2015 la cifra fue de 6500 personas.
La historia de la humanidad se ha tejido a través de altibajos de momentos buenos y malos, a nuestro alrededor hay muchos potenciales Dimitris, tal vez podamos ser ese provocador del cambio que le de la palabra de ánimo al Dimitris que tenemos cerca...Animo Dimitris la vida sigue y la vida es Lucha.
Marisol López García
@marisoleid
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