Opinión

Tenemos una crisis de confianza

Por Ramón de la Peña


Hace tiempo escribí un mensaje, que hoy vuelvo a compartir,  basado en un comentario que recibí de un colega de mis tiempos de investigador en Hojalata y Lamina, en  ese comentario mi colega incluía una charla que tuvo el presidente Carter en julio de 1979 con un buen grupo de personas de la comunidad, esto lo llevo a cabo después de tres años de haber sido nominado como candidato presidencial por su partido.

Durante su campaña él había prometido no aislarse de la gente para conocer sus dolores, sus problemas  y sus sueños, pero al notar que al paso del tiempo, siendo ya presidente, se había concentrado en lo que era importante para el mundo político y económico de su país, y no en su promesa de campaña, el presidente Carter decidió invitar y platicar durante diez días a empresarios, líderes sindicales, profesores, predicadores, gobernadores, presidentes municipales, y un buen grupo de ciudadanos.

En mi mensaje destaque lo que el presidente había escuchado en su charla, destaque los comentarios que más le habían llamado la atención en su interacción con las personas invitadas, y que le podrían ser muy útiles a nuestro presidente, a nuestro gobernador y a sus colaboradores, quienes le deberían de ayuda a gobernar-dirigir a nuestro estado y a nuestro país.

¿Que fue lo que le dijeron al presidente Carter?: Ojo presidente  “Usted no está guiando este país, usted está solo administrándolo; Notamos que usted platica poco con la gente; Algunos de sus colaboradores no le son leales, a varios les falta disciplina; No nos hable de política, háblenos de su visión del bien común; Si usted nos guía, nosotros lo seguiremos; Los líderes económicos y políticos nos son los únicos que son importantes en este país; Tenemos y estamos confrontados con una gran crisis Moral y espiritual"

Más adelante en su charla destacó un concepto que aplica directamente a nuestro país y a nuestro estado: "Después de escuchar a los ciudadanos de mi país me quedo claro que toda la legislación que pudiese proponer no podría arreglar lo que está mal en nuestro país, la amenaza más importante que tenemos es la crisis de confianza que tenemos, y que nos golpea fuertemente en el sentido de propósito para nuestro país. Siempre habíamos creído que el futuro de nuestros hijos sería mucho mejor que el que tenemos nosotros, pero nuestros jóvenes han perdido esa esperanza. "

Después destaca con crudeza el cambio que ha ocurrido en el objetivo de superación de las personas: "La identidad humana ya no se mide más por lo que uno hace, sino por lo que uno tiene. Los síntomas de esta cambio están por todos lados, por primera vez en nuestra historia la gente cree que los próximos cinco años serán peores que los últimos cinco años; dos terceras parte de la gente no vota; la productividad del trabajador americanos está decayendo y el deseo de ahorrar para el futuro se ha desvanecido.  "

Después continua con otros síntomas que también tenemos en nuestro país: "Continua creciendo la falta de respeto por el gobierno, las iglesias  y las escuelas, por los medios de comunicación y otras instituciones. Desde luego esto no pasó de la noche a la mañana, ocurrió en forma gradual en nuestra última generación, años que estuvieron llenos de traumas y tragedias"

Y así continuó por un buen rato destacando problemas y más problemas, pero me gustó mucho la recomendación que se hizo e hizo a sus conciudadanos y que podríamos aplicar en nuestro país y en nuestro estado:

"Primero tenemos que aceptar que tenemos un gran problema y después cambiar el curso que hemos seguido. Debemos de tener fe en cada uno de nosotros, fe en nuestra habilidad de gobernarnos nosotros mismos, fe en el futuro de nuestra nación, tenemos que restaurar esa fe y esa confianza en nuestro país, esa es la tarea más importante que tenemos que realizar. Una de las personas que me visitaron en Camp David lo explico muy claramente: Tenemos que dejar de llorar y empezar a sudar,  dejar de hablar y empezar a caminar, dejar de maldecir y empezar a rezar, la fuerza que necesitamos no nos llegará de la casa blanca, sino de cada casa en nuestro país" 

Efectivamente la fuerza impulsora para cambiar a nuestro país no vendrá de los pinos, ni del palacio de gobierno, sino que vendrá de lo que hagamos cada una de las personas de este país. Podemos aplicar la recomendación de Rubén Darío: "Si la patria es pequeña uno grande la sueña", pero yo añadiría, pero al despertar uno grande la hace.