Opinión

Quien Grite Más Fuerte

Por Marisol López García


No todas las opiniones valen lo mismo… Suena duro pero es la verdad

No busco ofender a nadie, sin duda todos los seres humanos merecemos el mismo respeto porque todas valemos lo mismo, pero no todas nuestras opiniones tienen el mismo peso.

El mundo nos ha vendido la falacia de que no existe una verdad absoluta, sino que cada asunto, cada tema, cada problema puede ser visto por diferentes cristales, esto sumado a la frase “cada cabeza es un mundo” nos deriva en miles de opiniones, y ya que no queremos hacer sentir mal a nadie, hemos concluido que cada opinión es igual de valiosa y digna de tomarse en cuenta, sin embargo esto nos ha orillado a un segundo problema: Como todas las opiniones son igual de valiosas y es adecuado que cada quien opine como le venga en gana, será aquel que grite más fuerte quien logrará convencer a los demás y hará prevalecer su opinión o su verdad, y terminamos tomando decisiones no por ser las más adecuadas sino las que hicieron más ruido.

Hace muchos años los abuelos o los papás tenían la frecuente costumbre de aconsejar a sus hijos a no tomar decisiones en base a lo que todos hacían “¿…y si todos se tiran a un pozo?” decían. Por desgracia el sentido común anda muy extraviado y es por eso que hoy todos nos sentimos con la autoridad moral de dar nuestra opinión jurídica, sentimental, económica o hasta médica (casi con receta) sin ser expertos en el tema o de igual forma damos el mismo valor a la opinión de un especialista que conoce de verdad un tema que a lo que la mayoría opine.

Tanto peso tiene el colectivo la opinión de los que gritan muy fuerte que la lógica queda de lado, y usando términos revestidos de palabras bonitas, poco a poco las vamos aceptando, Ante la interminable cantidad de opiniones, muchos medios de comunicación dan cada vez más valor a las participaciones de expertos.

El periodista escocés Charles Mackay, relató en su libro “Memorias de la locura de las multitudes” un suceso ocurrido en Europa hace varios siglos, un evento que los economistas conocen como una burbuja económica, donde el precio de los Tulipanes comenzó a subir rápidamente, hubo personas que cambiaron sus casas por flores, por tulipanes y todo porque “la gente decía” que seguirían subiendo de precio, los resultados finales: una tremenda crisis económica en ese país.

Por esta razón debemos ser perceptivos en la toma de decisiones, sobre si mi elección es adecuada, me propicia un bien, o si es  lo que un especialista haría.

Todos somos hijos de nuestras decisiones, pero si estas decisiones solo son basadas en lo que la mayoría cree o piensa será complicado llegar a buen puerto.

Marisol López García

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