Opinión

El mejor antídoto contra el miedo es aprender a pensar felicidad

Por Lilia Reyes Spindola


Vivimos en un siglo en donde a través de tantos adelantos científicos vivimos mucho más tiempo que antes.

Este tiempo extra, nos da la oportunidad de colaborar con nuestra experiencia enseñando, creando, ayudando y apoyando a la juventud.

Nuestro potencial intelectual y espiritual está latente esperando a ser usado, seguimos siendo las mismas personas, pero con más tranquilidad, con mesura y con más capacidad de escuchar y comprender, ya se entiende lo que quiere decir la palabra compasión.

Ese es el verdadero éxito, el que  se logra al haber sorteado toda clase de vicisitudes y haber aprendido de ellas.

Todo depende de lo que escogemos, pensar y sentir, ese es el poder del libre albedrío, es nuestra responsabilidad decidir cuál va a ser nuestro estado mental.

Es importante sanar sentimientos dolorosos del pasado, porque quiera que no, se refleja en lo que sentimos hoy.

Para borrar sentimientos negativos, hay que sentarlos en el banquillo de los acusadores e interrogarlos, y preguntarnos si conviene seguir arrastrándolos, porque cada día nos pesan más, ya que hemos agotado parte de nuestra energía manteniéndolo en nuestro pensamiento.

Al pensar correctamente todo se acomoda, todo lo que nos ocurre es mejor, porque estamos generando energía positiva.

Al aprender felicidad, hasta el temor se va esfumando, la vida se simplifica, enfrentando esta etapa madura con otra visión, nos sentimos cómodos con la edad.

Nos damos cuenta que las preocupaciones anteriores eran reclamos del ego y se convierten, al observarlas en tonterías.

Imagínense que tenemos la ventaja de convertirnos en bibliotecas de experiencias para poder seguir creciendo.

Ya nos damos el lujo de no soportar a las personas que nos caen mal, pues los compromisos no nos agobian igual y ya tenemos un colmillo largo, pues podemos detectar a los manipuladores de inmediato, pues nosotros somos expertos en la materia.

El alma ya no quiere perder el tiempo, entonces busca la esencia verdadera en los demás y se busca la sensibilidad y la sinceridad espontánea.

Se debe estar atento(a) para no faltarle al respeto a nadie, porque cuando uno hace sentir mal a otro(a), ese sentimiento se queda grabado y ya es tiempo de enmendar errores.

Es tiempo de hacer recuentos y nos damos cuenta de que las lecciones más importantes delas cuales hemos aprendido han sido por medio de las carencias, carencias de toda índole y que no ha sido a través de la abundancia de donde hemos aprendido a darle el valor real a las cosas.

La verdadera riqueza es la salud y todas las experiencias que hemos acumulado en la vida, no el dinero. Tenemos que convertirnos en nuestra propia luz, ya es tiempo de quitarnos las máscaras de la hipocresía con los que se disimula y se pretende ser lo que no somos, entonces se logran las verdaderas relaciones pues enseñas tu rostro y entonces ayudas a los demás para que también enseñen su rostro, entonces ocurre un milagro, ya tenemos la capacidad de desnudar a nuestra personalidad.

Vean la cantidad de ventajas que obtenemos al aprender a pensar felicidad, es la vitamina que nos da fuerza y nos mantiene mentalmente jóvenes.

Su amiga

Lilia Reyes Spíndola