Opinión

El talento de los adolescentes

Por Roberto Matosas


"El talento de los adolescentes" el excelente libro de José Antonio Marina,  donde el gran filósofo y pedagogo se pregunta en la introducción por qué escribir un libro más sobre los adolescentes. Pues precisamente porque estamos en un cambio de época. Y nos habla del “efecto Pigmalion” (desde Ovidio a Rosenthal, pasando por Bernard Shaw): si tratamos la adolescencia como un tormento problemático (el viejo paradigma), no cabe esperar gran cosa. Si nuestra expectativa se basa en el talento (el nuevo paradigma), se trata de una etapa fascinante de la vida.

1. Mitos y verdades de la adolescencia. Marina cita a Robert Epstein: a la adolescencia “la hemos infantilizado”. El nuevo modelo propugna “un desarrollo positivo de los adolescentes” en un entorno VUCA. Desde Harvard, cinco consejos: Amor y conexión, Controlar y observar, Guiar y limitar, Dar ejemplo y consultar, Proveer y abogar.

2. Las arquitecturas del deseo adolescente. La etapa de transición a la adolescencia, de 10 a 13 años; la adolescencia, de 13 a 17; transición a la edad adulta, de 17 a 20. “En la adolescencia, aparecen apetitos nuevas necesidades inéditas: deseos sexuales, de independencia, de búsqueda de identidad, de sociabilidad”. La capacidad de decidir responsablemente es el núcleo del nuevo paradigma. El objetivo de la educación adolescente es desear lo deseable y fortalecer las funciones ejecutivas. La felicidad (Seligman) es pasarlo bien, mantener agradables vinculaciones afectivas y sentirte capaz de progresar, hacer y dar sentido a la realidad.

3. El cerebro adolescente. Hay dos creencias aparentemente ciertas que sean sobreestimado: el papel de las hormonas y los primeros años. La mielinización aumenta la eficiencia (automatismos), pero reduce la plasticidad. “El cerebro adolescente es un cerebro en riesgo, precisamente por su capacidad de aprender”. Realiza 11 operaciones básicas (activación, estímulo, motivación, respuesta, acción, organización, actividades, cambios, aprendizaje, emociones, supervisión), en las que es esencial la función ejecutiva. Los padres tenemos cuatro poderosos recursos para educar a los hijos: la ternura, las expectativas, los límites y la comunicación.

4. El Talento adolescente. “Talento es el buen uso de la inteligencia que se demuestra eligiendo bien las metas y movilizando los conocimientos, las emociones y las destrezas ejecutivas necesarias para alcanzarlas, es decir, es una secuencia de buenas decisiones”. No hay potencial predeterminado. Hay talento infantil, talento adolescente, talento adulto, talento maduro. Hay 10 tareas evolutivas principales en el adolescente. Y dos niveles de inteligencia (generadora y ejecutiva), de las que Marina lleva hablando dos décadas y han sido consagradas por Kahneman (‘Pensar rápido, pensar despacio’) y Goleman (‘Focus’). Para una implicación respetuosa entre adultos y adolescentes (William Damon, Stanford): diálogo/proyecto, estructurado como programa intelectual o moral, animarle a participar activamente en él y expresar la perspectiva propia del adulto.

5. Decidir pensar mejor. “La actitud de crecimiento” (Carol Dweck) es la primera etapa de nuestra hoja de ruta”. Además, control de la activación, gestión de la atención, adquisición de buenos hábitos a través del entrenamiento, construcción y gestión de la propia memoria, dirigir el propio aprendizaje y monitorizar los procesos. Para fomentar el pensamiento crítico: anímale a dar razones, a evaluarlas, a definir los términos que emplean y a sacar consecuencias (Michel Sasseville).

6. Decidir sentir mejor. Inteligencia emocional: Comprender los propios sentimientos, saber cómo regularlos, Comprender los sentimientos ajenos, Saber cómo mantener buenas relaciones con los demás, Saber cómo animarse y motivarse uno mismo. Educar las emociones, el “sexto sentido” (olfato para los negocios), el sexo. Consejos para llevar conversaciones con adolescentes (Deborah Tannen).

7. Decidir ser libre. Responsabilidad, capacidad para inhibir el impulso, la autonomía, las metas y el mantenimiento de las mismas, el afrontamiento (Lazarus). Para enfrentarse a los problemas (hardiness), tres actitudes: compromiso, control y reto.

8. La elección de la personalidad. ¿Se puede elegir? Sí y no. Hay tres tipos: la personalidad recibida (carga genética, fisiología propia y temperamento), la aprendida (hábitos adquiridos: “segunda naturaleza”) y elegida (“el proyecto de vida que elegimos a partir de las posibilidades que nos ofrece el carácter y la situación). Temperamento, carácter y personalidad. Educación del carácter, a través de nuestras fortalezas y virtudes (noéticas, de conocimiento, y éticas: prudencia/sabiduría, justicia, fortaleza, templanza). (Fuente: blog Hablemos de talento, Juan Carlos Cubeiro?