Opinión

Palabra de honor

Por Ramón de la Peña


Oiga ingeniero, me comentó un colega y amigo, cuando nuestros presidentes de la republica son ungidos como tales, en su toma de protesta nos dicen lo siguiente: "Protesto guardar y hacer guardar la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la nación me lo demande".

Le comento esto, me dijo mi colega porque para mí esta protesta debería de considerarse como "Palabras de Honor" que todo funcionario debería de cumplir plenamente, pues al hacerlo destacan su honestidad, sinceridad, responsabilidad, respeto  y seriedad.

En eso recordé una historia que nos destaca claramente lo que es tener palabra de honor, está en el siguiente sitio de Internet: http://www.forodeseguridad.com/artic/reflex/8180_valor_palabra_de_honor.htm

En este relato se nos dice: "A la caída de Querétaro quedó prisionero de los Juaristas el general don Severo del Castillo, Jefe del Estado Mayor de Maximiliano. El fue condenado a muerte, y su custodia se le encomendó al Coronel Carlos Fuero.

 La víspera de la ejecución dormía el Coronel cuando su asistente lo despertó y le dijo:

 El General Del Castillo desea hablar con usted. Fuero se vistió de prisa y acudió de inmediato a la celda del condenado a muerte. No olvidaba que don Severo había sido amigo de su padre. Carlos, le dijo el General, perdona que te haya hecho despertar. Como tú sabes me quedan unas cuantas horas de vida, y necesito que me hagas un favor. Quiero confesarme y hacer mi testamento. Por favor manda llamar al padre Montes y al licenciado José María Vázquez. Mi General respondió Fuero, no creo que sea necesario que vengan esos señores. ¿Cómo?, se irritó el General Del Castillo. Deseo arreglar las cosas de mi alma y de mi familia, ¿y me dices que no es necesario que vengan el sacerdote y el notario? En efecto, mi General, replicó el Coronel republicano. No hay necesidad de mandarlos llamar. Usted irá personalmente a arreglar sus asuntos y yo me quedaré en su lugar hasta que usted regrese. Don Severo se quedó estupefacto. La muestra de confianza que le daba el joven Coronel era extraordinaria. Pero, Carlos, le respondió emocionado ¿Qué garantía tienes de que regresaré para enfrentarme al pelotón de fusilamiento?.  Su palabra de honor, mi General contestó Fuero. Ya la tienes dijo don Severo abrazando al joven Coronel.  Salieron los dos y dijo Fuero al encargado de la guardia: El señor General Del Castillo va a su casa a arreglar unos asuntos. Yo quedaré en su lugar como prisionero. Cuando él regrese me manda usted a despertar.  A la mañana siguiente, cuando el superior de Fuero, el General Sóstenes Rocha, llegó al cuartel, el encargado de la guardia le informó lo sucedido. Corriendo fue Rocha a la celda en donde estaba Fuero y lo encontró durmiendo tranquilamente. Lo despertó moviéndolo. ¿Qué hiciste Carlos?, ¿Por qué dejaste ir al General? , ya volverá, le contestó Fuero, y si no, entonces me fusilas a mí.  En ese preciso momento se escucharon pasos en la acera.- ¿Quién vive? -- gritó el centinela. Cumpliendo su palabra de honor, volvía Don Severo para ser fusilado. El final de esta historia es feliz. El general Del Castillo no fue pasado por las armas.  Rocha le contó a don Mariano Escobedo lo que había pasado, y éste a don Benito Juárez.  El Benemérito, conmovido por la magnanimidad de los dos militares, indultó al General y ordenó la suspensión de cualquier procedimiento contra Fuero. Ambos eran hijos del Colegio Militar; ambos hicieron honor a la gloriosa Institución. Ambos hicieron honor a su palabra."

Pero además se nos dice que del apellido del coronel deriva la palabra Fuero: "Tener "Fuero" es tener un privilegio, que debe sustentarse en su palabra de honor" para que así tenga mucha validez lo que nos dice el presidente en su toma de protesta.