Opinión

Lo que estamos perdiendo

Por Ricardo Homs


Las grandes tradiciones navideñas que son parte de nuestra identidad cultural se están perdiendo ante nuestros ojos, porque los adultos no hemos inculcado en la nuevas generaciones el orgullo de pertenencia a este país y la importancia de nuestras raíces y valores. Nuestras tradiciones son parte de nuestras raíces.

Las posadas, con todo y cánticos, piñatas de colores, pastorelas, están quedando en el olvido y lo relevante terminan siendo las vacaciones y las fiestas con los amigos. Los tradicionales ponches servidos en cantaritos de barro son relegados ante las bebidas comerciales.

Seguramente en provincia está sucediendo lo mismo.

En Veracruz “las ramas”, tradición consistente un grupo de vecinos salía con guitarras y entonando villancicos navideños a visitar a sus vecinos, quienes les ofrecían algo como parte de la hospitalidad o dinero para financiar la fiesta. El grupo llevaba una rama de árbol adornada con motivos navideños mexicanos. Esta tradición que antiguamente iniciaba al anochecer durante la época de posadas, ya se está perdiendo. Sólo de modo ocasional es utilizada burdamente por gente que sale a buscar dinero en el esquema de la mendicidad.

Esta tradición del viejo, que en Veracruz se practicaba la noche del 31 de diciembre, consistía en una pantomima en que uno del grupo se disfrazaba de anciano y otro de bebé, simbolizando el año que se va y el que llega y con ello recorrían las casa de amigos y conocidos. También esto se está perdiendo.

Las pastorelas del centro del país también se vuelven algo ocasional y formal.

Parece ser que sólo nos llega el orgullo a partir de que en el extranjero se maravillen con alguna de nuestras múltiples tradiciones, como sucedió con el desfile del día de muertos y las catrinas que se incluyó en la película Spectre, de James Bond y en la película Coco.

Después de Spectre, se creó en la Cd. De México el desfile similar al cinematográfico y no al revés.

Sólo descubrimos que tenemos algo valioso cuando “nos lo certifican en el exterior”.

 La globalización ha estado vulnerando nuestra identidad porque no hemos hecho nada por preservar el interés. Esto va mucho más allá de hábitos, estilo de vida, o el simple conocimiento de nuestras tradiciones. Implica emociones y sensaciones.

El desinterés por lo nuestro es una actitud que empieza a manifestarse cada vez con mayor fuerza entre las nuevas generaciones y ello tiene también como consecuencia la pérdida de valores colectivos. Esto hace que prevalezca la individualidad.

Si se piensa que eso es algo insignificante, empecemos a identificar que la corrupción gubernamental, por un lado y el delito por otro, son el mismo fenómeno. Significa que las ambiciones personales terminan siendo el eje de la vida y las consecuencias negativas en la sociedad se vuelven irrelevantes. Los derechos de los demás, que intentan ser protegidos por la ley y el “estado de derecho”, terminan siendo ignorados por quienes entran a la política y lo colectivo se convierte en un botín. Se empiezan a sentir poderosos dentro de la legalidad y por otra parte, los que no tienen los contactos para entrar en ese mundo glamoroso, buscan el poder en las sombras de la ilegalidad inspirando miedo a través de la violencia delincuencial, que les dará riquezas. Dos caras de la misma de la misma moneda que a veces cínicamente se alían.

Todo va de la mano; valores y conducta.

Estamos viviendo tiempos violentos y una corrupción cínica y galopante porque hemos perdido valores, de tipo social, esos que nos convierten en buenos ciudadanos, comprometidos con nuestro país. Los valores sociales, pueden ser impuestos y se sustentan en el castigo para el infractor.

Sin embargo, los valores morales no sólo son religiosos, sino mucho más amplios. Son los que nos impulsan a actuar por convicciones y convencidos de la importancia de lo que hacemos.

Estas fiestas navideñas son un buen pretexto para destacar al interior de nuestras familias lo valioso de nuestras tradiciones, disfrutarlas pues son divertidas y así abrir la puerta para hablar de valores morales y sociales.

¿Usted cómo lo ve?

@homsricardo

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