Opinión

2018: El año de la verdad

Por Roberto Matosas


El velo de la subversión y la deshonestidad podrían haber sido perforados.

Es un argumento de la ciencia y la religión. Sin embargo, el mundo ilusorio en el que nos revolcamos se ha convertido menos en una cuestión de intelectualismo y filosofía y más en una perspectiva peligrosa y artificial basada en verdades a medias, mentiras directas e incluso esa frase de moda de 2017: noticias falsas.

Tristemente, gritar más fuerte puede ser una táctica mejor que una expresión modesta y articulada de la verdad. Y su amplificación por las redes sociales, el nuevo ciclo de 24 horas y los ideólogos eleva el nivel de "ruido" a un nivel definitorio, o tal vez un embrutecimiento.

Percepción es realidad.

Y la percepción emerge como una realidad flexible y flexible que puede ser moldeada por aquellos con la voz, el dinero o la fama para captar la atención con palabras o imágenes provocativas que generan clics y "me gusta". Parece que la forma de la realidad cambia con la velocidad y el poder de un mensaje viral. Oh, la verdad realmente no parece importar en muchos casos. Hasta...

El mensaje no tiene ropa.

A pesar de todos los problemas tecnológicos, financieros y sociales que han dominado las noticias en 2017, una sola cuestión emerge como extraordinariamente relevante y peligrosamente disruptiva. Es la simple verdad.

En casi todos los aspectos de la vida y la cultura, vemos que el poder de la verdad hace estallar la burbuja de las mentiras, el engaño y los secretos abiertos con la simplicidad y la pureza. Los políticos han mentido para cubrir sus huellas y perpetuar sus agendas. Las empresas han mentido sobre sus productos y desempeño y. Las personas poderosas han mirado hacia otro lado cuando la honestidad y la moralidad podrían no haber respaldado sus acciones.

La vasta jerarquía de poder y control está bajo escrutinio y se ha vuelto vulnerable por la simple verdad. Y es verdad que ha puesto en marcha muchos efectos en el mercado que han aplastado ese status quo.

La verdad será la tendencia.

Parece que la transparencia ha sido más un mito que un verdadero principio de gobierno para la sociedad. Sin embargo, podría haber sido un trampolín hacia el concepto más poderoso de la verdad. A medida que se desarrolle 2018, las mentiras y tergiversaciones de 2017 complicarán el mundo. Pero más allá de las tendencias frívolas que capturan la imaginación, desde los inquietos hilanderos hasta Pokemon Go, el poder de la verdad contra la fachada de mentiras ayudará a cambiar a la sociedad de la sala de juntas al dormitorio. Y la verdad no es un objetivo ilusorio de la perfección. La verdad es nuestra realidad -faltas y todo- que muestra la belleza de la humanidad. Y, por el contrario, la deshonestidad revela la fealdad que ha sido exaltada y tergiversada durante demasiado tiempo.

La verdad es el último disruptor. 2018 se definirá por esta nueva realidad que no forma parte de la revolución tecnológica ni de los avances de la ciencia y la medicina. Es tan viejo como la vida misma y tan poderoso como cualquier fuerza que podamos imaginar.

 

Fuente: John Nosta Psychology Today, 29 de diciembre de 2017