Opinión

No le tengas miedo al perdón

Por Lilia Reyes Spindola


Todas las actitudes negativas que nos creamos y que nos afectan tanto, provienen de las inseguridades, los resentimientos, las carencias, y la única forma de limpiarnos de ellas es dejar de culparnos y culpar, asumiendo la actitud del perdón.

Perdonar es sanar, es liberarse del tremendo peso del odio y del rencor.

A nadie se le puede forzar a que perdone porque es una decisión que debe venir de muy adentro y la cualidad que le da fuerza es la bondad.

El resentimiento enferma.

“No se puede lograr curación para restablecer la salud si no se principia con el poderosismo, antídoto del perdón”.

Los resentimientos, el rencor, la falta de amor, la desesperanza y el sentimiento de odio son raíces profundas que carcomen la salud –

Primero debemos hacer una lista de los sentimientos nefastos que nos agobian, después de identificarlos, enfrentarlos para dialogar con ellos y entonces comienza la limpieza. Hay que lavarlos con el “perdón”.

Me consta que la unión del Espíritu, la mente y el sentimiento, logra que la salud se mantenga en equilibrio y el cuerpo se conserve sano o se cure.

La curación depende de la actitud consciente que asumamos, los médicos pueden hacer toda clase de tratamientos, inclusive operar, medicar, pero si nosotros no cooperamos su esfuerzo no funciona.

Será entonces tu responsabilidad el lograr resultados positivos, y el trabajo se inicia con la eliminación de creencias falsas, patrones de pensamientos negativos, actitudes de enojo envueltas en mal humor y agresividad.

Primero se comienza con el “perdón a sí mismo (a)”, se debe recapacitar y traer al aquí y al ahora ese sentimiento que origino la culpa, saber cuándo y por qué me falté al respeto, perdiendo mi integridad, haciéndome daño o haciéndole daño a otras personas.

Hay una frase muy oída que dice: “Perdono, pero no olvido”.

Eso no es perdonar, el resentimiento continúa vivo y esa persona que no olvida sigue cargando siempre el malestar, como masoquista, el callado enojo te mata no se puede disimular.

La frase correctas es, entonces: “Perdono y me perdono, pero no olvido la lección que aprendí, para no volverla a vivir, para poner atención y no prestarme a ser víctima de nadie o un tirano insensible”.

“Perdono para vivir en paz y agradezco la lección”.

El perdón es una alternativa para poder dejar el pasado que duele atrás, y para sanar el momento presente del rencor.

El ego juega un papel importante, la soberbia del ego no quiere perdonar, un ego herido va a inventar muchas razones para no ceder, pues el ego siempre quiere tener la razón y ganar.

Una persona más consciente ya escucha lo que la bondad del alma le dice, su nivel de comprensión le permite disculpar errores.

Todos hemos cometido errores, no estamos exentos de ellos, “quien esté libre de culpa que arroje la primera piedra”. Así es que hay que reflexionar sobre esto.

Perdonar no quiere decir que se deben seguir aceptando las ofensas, eso es falta de dignidad, eso es aceptarse como víctima. No, eso se debe cortar de tajo, salirse de esa relación y valorarse, pero ya que eso se supera, lo inteligente es dejar ir y después del desapego dejarle al tiempo la curación del olvido, no darle más energía de pensamiento, y entonces el perdón es la liberación final para encontrar nuevamente la armonía.