Opinión

Hijos mandones, padres obedientes

Por Pedro Octavio Reyes Enríquez


Observé cómo un niño aproximadamente de 4 años le gritaba y pegaba a su mamá, porque quería unas palomas, estaban dentro de la sala del cine, le exigía que su papá se apurara, ella solamente le contestaba débilmente que ya venía de la dulcería. Esto me sorprendió, principalmente el ver cómo ella se dejaba y solamente lo alejaba suavemente con sus brazos para que las piernas del menor no la alcanzaran.

Si hubiera sido la primera vez que veo algo así, hubiera pensando que es un caso aislado y que siempre hay conductas que se salen del patrón social. Sin embargo, lo he visto en otras ocasiones, en fiestas infantiles, en parques, en restaurantes, padres que no ponen un límite a sus hijos y dejan que sus pequeños los agredan física y/o verbalmente.

Revisando información al respecto, donde se aborda más el tema es en Europa y USA, incluso existen ya despachos de abogados especializados en el maltrato de hijos a padres, quienes orientan y se comprometen a tomar acciones legales para inclusive alejar a los hijos de los padres, cuando estos son adolescentes o mayores. Desde luego hay centros de atención psicológica y mecanismos de apoyo.

En nuestro país, hay reportes de casos, pero no encontré una estadística que muestre qué tan frecuente se está dando. Pero no se necesita ser sociólogo para saber que la autoridad de los padres hacia los hijos se está perdiendo, cada vez los hijos los respetan menos.

En menos de 30 años, pasamos de ser una sociedad en donde se alertaba del maltrato infantil (este último sigue ocurriendo y va en aumento) a una sociedad en donde ya se empieza hablar del maltrato de los hijos hacia los padres, de todas las edades.

Hace 40 años era imposible pensar que un niño menor de 10 años le faltara el respeto a sus padres y si lo hacía, le iba muy mal. Iniciaron justas campañas hacia los derechos de los niños, las cuales tenían razón  y la siguen teniendo, haciendo énfasis en no golpear al niño, lo cual comparto.

Pero al parecer varios padres de familia de las nuevas generaciones se fueron al extremo, el niño empezó a ser el centro del universo en el hogar, y ahora vemos cómo muchas de las decisiones se toman a partir del deseo del niño. “Es que a Jorgito no le gusta”, “A mi Ricardito no le gustan las verduras, solamente quiere hamburguesas y hotdogs”, “No se ha curado porque no quiere tomarse las medicinas y no encuentro la forma para que se las tome”.

Inclusive algunos padres de adolescentes les tienen miedo, no quieren discutir con ellos. Reitero, no es el hijo el que tiene miedo, es a la inversa. Tampoco se trata de que ambos se tengan miedo o que los hijos les tengan miedo a los padres.

Durante miles de años la autoridad, en particular de los padres, era sagrada. En la Biblia y en varios textos religiosos se habla de honrar a los padres, los libros de historia hablan del respeto que incluso los grandes personajes les tenían. Recuerdo a mi maestra Irma de 4° año de primaria hablando sobre Vicente Guerrero, quien les dice a los militares que él respeta mucho a su padre, pero la patria es primero.

“Ya ni quiero mostrarle su boleta a mi hijo, se enoja porque los maestros lo reprueban”, no entendí bien al principio ese comentario, cuando me lo dijo un padre de familia el día que fui por la boleta de una de mis hijas. La explicación que me dio es simple, el adolescente decía que reprobaba porque lo tienen en esa escuela que exige mucho, que los maestros no lo quieren y como no lo pasan a otra escuela él sigue reprobando; él no tiene la culpa, es de los papás porque no lo cambian, esa era la lógica del jovencito y al parecer el papá estaba de acuerdo.

Y claro, el reto en estos casos nuevamente es para los profesores, si un niño o adolescente no respeta a los papás, ya no respetó a los maestros, ni a ninguna figura de autoridad, entonces el problema seguirá creciendo en la vida de ese ser humano y en la de todos.

Por otro lado, si usted ve algunas caricaturas o dibujos animados de TV, resulta que los adultos son los tontos, flojos, que pueden ser los malos de la historia o bien los bufones. El personaje de Homero en los Simpson es el clásico tonto del cual su hijo Bart se burla,  Peppa (la cerdita) le dice tonto a su papá (Papá Cerdito), entre otras series. Usted acompañe a su hijo para que sepa la manera en cómo presentan a los adultos en las series infantiles y generalmente no somos presentados como ejemplo, le recomiendo que vea los primeros capítulos de Masha y el Oso, una niña caprichuda que da órdenes y desordena todo.

A los niños como a cualquier persona hay que fijarles límites, sucede a veces que un niño de 2 o 3 años quiere pegar para obtener las cosas y no es porque no quiera al papá o a la mamá, simplemente no tiene plena conciencia de lo que hace, pero si lo dejamos él continuará haciéndolo, con un NO firme y mirándolo a los ojos seriamente dejará de hacerlo, quizás se tire al piso o le pegue a un mueble, pero eso amerita una respuesta distinta, pero ya no agredirá a los papás. Y esto lo tendrán que hacer todos los adultos, nada de que porque soy la abuela “solamente estoy para consentir”.

Cuando su hijo es adolescente y quiere faltarle al respeto, también hay que fijar límites, decir de manera rotunda que NO y explicar la importancia del respeto para la buena convivencia, si esto continua se deben aplicar sanciones dependiendo de la edad y el contexto, que se va a enojar, déjelo que se enoje, que le va a querer gritar, no lo permita. Y si las agresiones de su hijo continúan, tendrá que consultar a un especialista (psicólogo), hay instituciones públicas y educativas que dan servicio gratuito. Ojo, no golpes, sí firmeza, sí sanciones con su hijo.

Los casos extremos son cuando el hijo adulto se convierte en un golpeador de sus padres. El INAPAM a nivel nacional tiene reporte de estas situaciones, o bien les quitan su pensión o con engaños les venden sus propiedades. En Europa y Estados Unidos sobre este fenómeno ya se llevan estadísticas porque está creciendo a nivel mundial, no es exclusivo de nuestro país.

pedrooctavioreyes@gmail.com

Más información: Genoves Garrido (2014) Los hijos tiranos: síndrome del emperador, editorial Ariel

SchorJuliet (2012), Nacidos para comprar, los nuevos consumidores infantiles, editorial Paidos