Opinión

¿No son lo mismo la Felicidad y el Liderazgo?

Por Roberto Matosas


He planteado si son lo mismo la Felicidad y el Liderazgo. 

En principio, parece que no. Asociamos la Felicidad a sonreír, a disfrutar, a pasarlo bien (he puesto como ejemplo varias portadas de la revista Cuerpomente, con jóvenes muy bellas en plenitud). He citado aquella frase de Oliver Wendell Holmes: 

“Reír a menudo, ganarse el respeto de la gente inteligente y el cariño de los niños, conseguir el aprecio de los críticos honestos y aguantar la traición de los falsos amigos, apreciar la belleza, encontrar lo mejor en los demás, dejar el mundo un poco mejor, sea con un niño saludable, con una huerta o una condición social redimida, saber que por lo menos una vida ha respirado mejor por tu existencia. Eso es lo que significa haber triunfado”. 

Y el Liderazgo (como modelos, Alejandro Magno o Nelson Mandela) al sacrificio, al impulso, cuando no a ser mártires (se cumplen 50 años de los magnicidios de Martin Luther King y Bob Kennedy).

Sin embargo, cuando analizamos científicamente Felicidad y Liderazgo, comprobamos que se aproximan. Siguiendo la definición de Aristóteles (el coach de Alejandro), la Felicidad es “la experiencia global de placer y significado”). La clave es el equilibrio (el “justo medio”) entre ambos, para no caer en el hedonismo ni en el perfeccionismo. Tal como la ha estudiado Sonja Lyubomirsky desde hace más de dos décadas, 

la Felicidad es en un 10% externa (salud, dinero, pareja), 

en un 50% causada por el entorno familiar (referencial) y 

en 40% voluntaria. Con nuestra actitud y nuestras decisiones, somos arquitect@s de nuestra Felicidad.

Me he referido a las 12 actividades deliberadas de la Felicidad que bien conoces:

1. Expresar gratitud

2. Cultivar el optimismo

3. Evitar pensar demasiado y la comparación social

4. Practicar la amabilidad

5. Cuidar las relaciones sociales

6. Desarrollar estrategias de resiliencia

7. Aprender a perdonar

8. “Fluir” más

9. Saborear las alegrías de la vida

10. Comprometerte con tus objetivos

11. Practicar tus valores

12. Ocuparte de tu cuerpo y de tu alma

El Liderazgo, considerado científicamente desde 1961 con Warren Bennis (1925-2014) es la 

“Capacidad de trasladar la Visión a la Realidad”. 

Es, por tanto, un tipo de Talento, el “Talento para influir decisivamente en los demás”, desde la autoridad moral, la credibilidad, la ejemplaridad. Se compone de 3 E: Estrategia (marcar la pauta), Equipo (no hay equipo sin líder ni líder sin equipo) y Entusiasmo (energía). Si tomamos las 12 actividades deliberadas de Lyubomirsky y las llevamos al Liderazgo, 

la Estrategia es Fluir, Valores, Obejtivos y Foco; 

el Equipo es Relaciones, Amabilidad, Perdón y Gratitud; 

el Entusiasmo es Optimismo, Resiliencia, Saboreo y Ejercicio físico/mental. En realidad, lo mismo.

El/la líder, ¿nace o se hace? La Felicidad, ¿es innata o aprendida? 

El Liderazgo se forja, la Felicidad se cultiva. 

En ambos casos, desde una semilla, que es la Pasión (Silvia Leal nos ha enseñado que apenas el 16% de las personas viven su vida apasionadamente, y que esta pasión les otorga un plus del 35%).

Por eso hemos de pasar “de jefes a GeFes” (Generadores de Felicidad), como diría María Graciani, la creadora del “motivulario”. He compartido con la audiencia el decálogo del Líder Digital en esta línea.

Volviendo a Aristóteles, la Felicidad es cuestión de “eudaimonia” (pronúnciese “eudemonía”), de Reto. Es lo que Mihalyi Csikzentmihalti llamó “Flow” (Fluidez), esa experiencia óptima cuando elevamos nuestras capacidades, a través del compromiso, a la altura del formidable desafío, y David Rock (el padre del NeuroLiderazgo) ha convertido en SCARF: Estatus, Certidumbre, Autonomía, Relaciones y Equidad. En su libro, Liliana Brando trata el concepto japonés de Ikigai (“eikiguei”), de “Iki”, vida y “gai”, valor. El propósito de la vida, donde se cruzan nuestra pasión, nuestra misión, nuestra vocación y nuestra profesión.

Coaching para la Felicidad. Me he referido a la Learnability, concepto acuñado por Mara Swan, porque nuestro Talento ya no está en lo que sabemos, sino en lo que somos capaces de seguir aprendiendo. Y a la relación entre el término “aprender” y la hiedra (hedera): hemos de “prender” para no anquilosarnos (aprender, comprender, emprender, sorprender). De nuevo, Aristóteles: la areté, la virtud, el paso de la potencia al acto (‘Diálogos con Bruma’ se subtitula ‘De la autoconsciencia a la autosatisfacción’).

Dos reflexiones finales: el humanista “Ama, no lo que eres, sino aquello en lo que te puedes llegar a convertir” (Cervantes), que Shakespeare expresó de forma similar (“We know what we are, but know not what we may be”). Y, de la película ‘Un sueño para ella’ (cortesía de Marta Grañó): “¿Por qué te empeñas en obstruirte cuando naciste para destacar?”

Somos únic@s, somos líderes, debemos empeñarnos en ser felices. (Fuente: Juan Carlos Cubeiro, España,  27 abril, 2018)