Opinión

Diferentes crisis

Por Ramón de la Peña


Hace ya buen tiempo, allá por el año 2002 me pregunté ¿Qué hubiese pasado si México tuviese las grandes inundaciones que se dieron en Europa central en ese año?, ¿Qué se hubiese comentado en la televisión, en la radio, que comentarios cree usted que hubiesen hecho algunos destacados políticos de nuestro país?, ¿Qué hubiésemos hecho nosotros, como hubiese sido la reconstrucción de las zonas dañadas? 

El 15 de agosto de 2002 aparecieron noticias cuyo título fue: “Europa Central al borde del desastre”, en esas notas aparecen fotografías con ciudades cubiertas por el agua, con mensajes del tipo: “Hay partes de Dresde completamente sumergidas; el sudeste de Alemania podría enfrentar una catástrofe; la cifra de muertos en los países afectados ya asciende a 100 y cientos de miles de personas han sido evacuados, entre  ellos más de 200,000 checo;,  el río Elba, alimentado por las aguas del Moldava que pusieron en jaque a Praga, ha desbordado su caudal y obligado a la evacuación de varias partes de la ciudad alemana de Dresde; muchos austriacos perdieron sus hogares; por varios puentes de esta ciudad ya no se puede transitar y las aguas están subiendo a unos 20 centímetros por hora en las zonas afectadas; helicópteros del ejército tuvieron que trasladar a cientos de pacientes de hospitales de Dresde amenazados por las aguas; Otros pueblos de la región han quedado devastados, incluido Grimma, en el estado de Sajonia; La situación en Sajonia es catastrófica; Algunas embarcaciones de tamaño considerable se soltaron de sus amarraderos en el pueblo fronterizo de Decin y navegan a la deriva rumbo a Dresde. Se teme que puedan dañar a algunos de sus puentes"

Hasta aquí las malas noticias europeas, pero me vuelvo a preguntar ¿Qué comentarios se harían en nuestro país si esto mismo hubiese ocurrido aquí, lo que ocurrió con el Alex, y con los dos últimos huracanes ?, si viésemos calles inundadas, cientos de muertos y miles de damnificados. ¿Qué actitud hubiésemos tomado?

De vez en cuando se ven imágenes similares en los Estados Unidos cuando les llegan huracanes, tornados y grandes nevadas. Los medios destacan los problemas que estos originan, pero raramente mencionan o se destaca el gran impacto económico que estos fenómenos causan. De inmediato empieza a funcionar la fuerza pública, con sus recursos humanos y económicos para arreglar los destrozos en las áreas públicas,  pero también rápidamente empiezan a actuar los recursos económicos que provienen de las compañías aseguradoras y de los propios dueños de las casas o empresas dañadas. Muchas veces las catástrofes naturales son impulsoras del desarrollo económico de la comunidad afectada, curiosamente crean un gran desarrollo económico.  

Ante situaciones similares en México rápidamente empiezan actuar las organizaciones públicas y sociales, pero también rápidamente se empiezan a buscar culpables: Se comenta el mal trabajo del gobernante en turno, la falta de previsión, la falta de drenaje, la falta de ayuda, la falta de entrenamiento de la gente involucrada, la falta de esto y de aquello. Pero lo que diferencia grandemente las catástrofes en países como el nuestro comparadas con las que suceden en los llamados países del primer mundo está centrada en la peor de las cárceles que afectan a nuestra comunidad: La cárcel de la pobreza.


 En primer lugar los que más sufren en estas catástrofes son los que menos tienen, no solo pierden casi todo lo que tienen sino que tampoco tienen aseguradas sus propiedades, lo que elimina la posibilidad de que las compañías aseguradoras inviertan recursos económicos en arreglar los destrozos en las propiedades aseguradas, pero los damnificados tampoco tienen recursos económicos ahorrados para solventar o arreglar los destrozos.

La pobreza es la gran diferencia, en todos lados estas catástrofes naturales, lluvias intensas, terremotos, incendios, desde luego impactan negativamente en las personas que las sufren, pero en los países de primer mundo, a la larga, las catástrofes originan un desarrollo económico adicional, pero en países como el nuestro estas catástrofes son verdaderas tragedias para los que menos tienen. Les elimina la posibilidad de tener una vida digna.

Efectivamente nuestro país es un país sin suficiente riqueza, esto origina una comunidad mexicana sin suficiente riqueza y un gobierno mexicano sin suficiente riqueza. Por eso es importante crear los sistemas que generan la riqueza de una comunidad. A estos sistemas se les conoce con el nombre de empresas y para tener empresas se necesita tener empresarios y talento humano educado y entrenado para dirigir, operar, mejorar y consolidar estas empresas. 

Efectivamente estimados lectores, voy a volver a resaltar la importancia de dos áreas esenciales para poder tener esos sistemas que podrían generar la riqueza de nuestra comunidad. La primera está relacionada con la educación de nuestros hijos, de nuestros alumnos, de nuestros muchachos, de nuestros jóvenes y adultos con una educación que la sea útil para la vida y el trabajo.

La segunda está relacionada con la creación de una cultura emprendedora en nuestros hijos y alumnos. Para que de esta manera no se vean solo como buenos colaboradores, como buenos empleados, como ejecutivos importantes de una empresa, también es necesario que se vean como los creadores de empresas, creadores de los sistemas que generan la riqueza de una comunidad.

Si usted recapacita es el volver a promover ese espíritu que prevalecía en nuestros padres y abuelos. Antes no se tenían las grandes empresas para poder trabajar en ellas. Así que nuestros padres y abuelos tenían que iniciar, operar y querer sus pequeñas tiendas, talleres, boticas, peluquerías, cantinas y bares, ranchos y establos. 

De mi padre y de mis abuelos recuerdo el cariño y trabajo que le pusieron a sus ranchos y a su zapatería. Con que orgullo hablaban de su rancho el Ondable, de su zapatería Manrique, ¿en donde perdimos el camino?, ¿en donde cambio el enfoque?, ¿Por qué les apostamos a las grandes empresas, a los grandes empleadores, a la formación de los grandes capitales en vez de tener una mejor distribución de la riqueza?, ¿Por qué le apostamos a los grandes supermercados en vez de las pequeñas tiendas de la esquina?, ¿Dónde perdimos ese espíritu de aventura que les permitía a nuestros abuelos no solo emigrar a otros lugares sino a crear sus pequeños negocios?

Estimados lectores, apostarle a la educación, a promover el espíritu emprendedor, a la creación de pequeñas empresas, es sin duda para mí una excelente apuesta para nuestro país, un mejor país con más riqueza y mas distribuida, pues las pequeñas empresas son las grandes democratizadoras de una sociedad.