Opinión

La madre y la familia

Por Lilia Reyes Spindola


La misión más importante de una madre es proteger a la familia. La familia es como una cepa de vid, de la cual nacen racimos de uvas y cada uva crece independiente en el racimo, llevando dentro de sí una semilla que contiene el mismo gen que le transmite la cepa.

Todas las uvas crecen juntas, pero tienen destinos distintos.

Cada semilla va a germinar en la tierra que escoja. Así somos los seres humanos, cada quien escoge y decide su propio camino, para germinar y multiplicarse o para permanecer en su estado independiente.

Yo siento un profundo respeto por el concepto familiar, pero estoy consciente que no es posible pensar, que es el mismo común denominador para todos.

El ideal de una familia es estar unidos por un gran sentimiento de amor y respeto, y además de pertenencia.

Yo en lo personal, tengo un alto concepto de la familia, porque me tocó nacer en un ambiente de mucho amor que nos sostuvo en los momentos difíciles, cuando la tormenta producida por los conflictos de los egos llegó a perturbar el equilibrio, pero salíamos a flote sostenidos por ese gran amor, el mismo amor que aún nos mantiene unidos. La familia que yo he formado, gracias a Dios, es una familia muy bonita, que, a mí como madre, y a mi esposo, como padre, nos llena de orgullo y de dicha.

Pero al estar consciente que no en todos los casos existe la misma realidad de convivencia familiar, por infinidad de razones, es imposible tratar de describir un comportamiento conveniente de costumbres y arraigos que pueda funcionar en otras familias, ya que cada núcleo de personas es único y se rige por distintos patrones de costumbres.

A medida que la individualización del ser humano ha tomado más fuerza, paulatinamente han ido cambiando los valores y los principios en lo que respecta a la unión familiar, especialmente en la época de antes de los sin… cuentas, ya que se han ido rompiendo nexos importantes en cuanto a la educación, el respeto, el compromiso y la responsabilidad que conlleva el forjar una familia.

Lo que ocurre al cambiar los esquemas de comportamiento es que la confusión afecta los criterios en las obligaciones primordiales, por ejemplo, al vivir en un mundo consumista, las personas, con tal de vivir en una sociedad en donde el “tener” es más importante que el “ser”, dedican la mayor parte de su tiempo trabajando, para lograr el nivel socioeconómico que les interesa, y tanto el hombre como la mujer ponen en segundo término el cuidado de amor con los hijos, que necesitan tiempo físico y atención.

No estoy siendo fatalista, porque gracias a Dios aún hay familias maravillosas en todo el mundo, pero pienso que debemos despertar conciencia y darnos cuenta de que ya existe una alarmante “llamada de atención”, para recapacitar, pues cada día crece más la violencia, la delincuencia, las drogas y la falta de valores morales, no sólo en la juventud, sino hasta en los que deben dar el buen ejemplo, que son los adultos y, sobre todo, los padres y madres de familia.

Todo lo que está ocurriendo en el mundo es la consecuencia que nos está al dejando, la desintegración de la familia y la falta de comunicación.

En lo que respecta a los padres y madres de los ser… senta en adelante, es que, más que nunca, se debe respetar la vida privada de los hijos(as), ya que necesitan su espacio para construir su propia vida, y cuando tienen familia, convertirse en los abuelos ideales, que ayudan cuando se les solicita y consienten a las criaturas con mucho amor.

Es importantísimo entender que no es obligación de los hijos sacrificar su vida para responsabilizarse de todas las necesidades de los padres, que debe ser, más bien por una actitud de gratitud, respeto y amor la que mueva a los hijos a cuidar a sus progenitores porque les nace del alma.

¡No hay nada que sustituya al amor, no hay mejor estructura que nos mantenga a flote y nos apoye que la unión familiar, debemos rescatarla, porque es el principio que generará una mejor humanidad!

¡Tú amiga… Lilia Reyes Spíndola!