Opinión

La tecnología genera fuerte estrés en el niño, existen antídotos

Por Pedro Octavio Reyes Enríquez


Primer momento: era un concierto de beneficencia a cargo del grupo I Cantori,  interpretarían música coral clásica de Verdi, Mozart, Händel entre, otros compositores,  se esperaba la presencia de padres de familia que habían pagado para apoyar a la asociación Verautismo, la cual actúa a favor de niños con autismo.

Apoyando en la logística del grupo I Cantori que dirige la Mtra. Judith Sánchez Cruz, llamó mi atención que además de padres de familia comenzaban a llegar niños de entre 5 y 12 años, pues el concierto estaba destinado para adultos, no había música infantil.

Los niños, antes de empezar el concierto, sacaron sus celulares, tabletas y demás dispositivos móviles y conversaban entre ellos. “Ojalá pongan algo de atención al concierto y que aprecien un poco la música”, pensé.

Me quedé sorprendido al ver cómo los niños poco a poco dejaron de poner atención a sus dispositivos móviles y se concentraron en el concierto, de hecho eran los que más aplaudían. Fueron los que más gritaron “otra, otra, otra” al término del concierto, no querían que finalizara. Fue una grata experiencia para todos, yo entusiasmado de ver cómo los niños se emocionaban.

Segundo momento: también apoyo al grupo Aguaviento, el cual interpreta el tradicional son jarocho, dirigido por la Mtra. Jessica Gottfried, y me pidieron que lo llevara al Centro Social Calasanz, en donde asisten niños de bajos recursos a recibir diversos tipos de apoyo.

El son jarocho actualmente no es escuchado en la radio nacional ni en las televisoras, tampoco aparece en los primeros lugares de las playlist de Internet, la gente solamente identifica La Bamba, El Colás, tal vez La Bruja. Los niños de hoy poco conocen este género ¿usted ha escuchado últimamente a un menor entonar estas canciones?

Ese día en que algunos pequeños estaban descalzos y ni uno traía un dispositivo móvil, Aguaviento comenzó a entonar El Colás, al poco rato los infantes repetían la letra “Colás, Colás, Colás y Nicolás, lo mucho que te quiero…”, además empezaron a bailar, intentando zapatear, todo por iniciativa de la Mtra. Gottfried, quien les compartió la letra y su entusiasmo.

Cuando llegó La Guacamaya, una de las responsables del programa, la Lic. Dinaleht Ambros,  les mostró cómo se baila la canción, estos empezaron a mover sus brazos como si volaran y a moverse, estaban muy contentos y cada interpretación fue disfrutada y bailada por los niños.

Hoy en día, los niños están lejos del arte, pensamos que prefieren estar pegados a una pantalla, porque efectivamente muchos pueden estar hasta 20 horas viendo una de ellas, pero resulta que cuando les damos opciones, ellos pueden disfrutar de lo sensible de la vida a través del arte.

El arte impulsa diversas habilidades mentales, emocionales y corporales del ser humano, especialmente en los niños. Sé que sonará exagerado decir que es increíble ver cómo un niño es transformado por  la danza, la pintura, la música, el teatro, la escultura o la literatura, pero así es, veamos.

Cuando un niño está viendo una tableta o ante un videojuego, observe su cara, generalmente tensa, el ceño fruncido, la mirada fija, sus ojos se ven entrecerrados, sus manos están como engarrotadas, su boca se le pone chueca, su respiración arrítmica, y si le habla usted en ese momento lo más seguro es que se moleste y le conteste con un tono de voz agresivo.

Por el contrario, al momento de vivir la experiencia sensible del arte, sus neuronas creativas se activan, su parte sensible aflora, los ojos del niño se abren como si quisiera descubrir más, sus pupilas se dilatan, su mirada cobra vida y brilla, su rostro se relaja y sonríe, se siente activo, lo más interesante es que contagian su alegría.

En el mundo antiguo, especialmente en Grecia, la enseñanza de las artes, de manera particular la música, tenía el mismo peso que los demás conocimientos. Hoy en día la enseñanza de las artes tiene poca importancia, se pierde en la currícula escolar, al igual que la enseñanza de los deportes. A mí desde primero de primaria hasta la secundaría siempre me ponían 10 en esas dos materias, y no solamente a mí, a todo el grupo, desde luego que no hacíamos nada, me dicen que en muchas escuelas esta dinámica sigue.

El arte desarrolla la parte creativa del niño, le potencializa el razonamiento, le facilita el pensamiento de orden superior y lo sensibiliza ante el entorno, además de que le desarrolla habilidades psicomotoras y lo dota del dominio de una competencia artística.

Acerquemos a nuestros hijos al arte, cada vez existen más opciones, muchas económicas y otras inclusive sin costo, si no tenemos tiempo de llevarlos a clases de pintura, música o danza, debemos conducirlos a algún espectáculo de esta naturaleza, muchos son gratuitos, solamente hay que estar al pendiente, pero la realidad es que en las ciudades medianas siempre hay una cartelera cultural interesante.

El arte le facilitará a su hijo desarrollar su gran potencial, tal vez siga usando dispositivos móviles, pero serán su herramienta para buscar información y no su centro de vida.