Opinión

Desde los dos años tu hijo ya debe trabajar

Por Pedro Octavio Reyes Enríquez


Hoy existen dos posturas completamente perjudiciales para el niño y la sociedad: menores a quienes ponen a trabajar en labores no propias de su edad y adultos jóvenes que en su vida han levantado el plato de su mesa y tendido su cama (llegan a tener 30 años y no saben lo que es tener un empleo, eso sí, muchos los consideran víctimas sociales y hasta se merecen una beca).

Las dos realidades son perjudiciales para la sociedad, la primera no solamente por una cuestión ética, en donde no se debe explotar a un menor, principalmente porque como sociedad estamos perdiendo seres valiosos al negarles vivir una niñez que es indispensable para que después sean plenos, que cooperen en nuestra sociedad como individuos integrales y satisfechos con lo que han vivido.

Por otro lado, el hecho de que a una persona no se le induzca a trabajar desde pequeño le estamos negando la posibilidad de realizarse en forma plena. La actividad laboral no solamente permite generar ingresos, también facilita que el ser humano desarrolle su potencial.

A las personas tenemos que enseñarles a trabajar desde pequeñas, sí, está demostrado todo lo que les aporta, porque les estamos enseñando a ser seres responsables,  creativos y autónomos.

El niño desde los dos años tiene que colaborar en el hogar, lo cual por supuesto implica un esfuerzo, será un trabajo pero podrá disfrutarlo, dependerá de cómo se lo enfoquemos y lo que tenga que hacer.

La definición más sencilla de trabajo que aporta la Real Academia de la Lengua Española es: “Ocuparse en cualquier actividad física o intelectual”, u otra más completa como la del Diccionario de economía: “Es  todo lo que el hombre hace para su satisfacción, alegría y bienestar y que satisfacen sus necesidades primaria y además incrementan el valor de un proceso u objeto”. La realidad es que las labores domésticas son un trabajo.

¿Un niño de dos años puede colaborar con las cosas del hogar? Sí, desde luego ¿Qué puede hacer?, una vez que este empieza a caminar y puede levantar cosas ya puede colaborar en el hogar, y eso es un trabajo.

En Japón, los niños colaboran en la limpieza de su escuela después del almuerzo, inclusive lavan los baños, 4 días a la semana lo hacen durante 20 minutos, ojo, no más. Y al final del ciclo escolar hacen una limpieza profunda de su institución educativa, esto es parte de su aprendizaje moral, cívico y social, su fin no es únicamente mantener limpia la escuela, es que los estudiantes desarrollen otro tipo de competencias.

La sociedad japonesa tiene los más bajos índices delictivos y además donde la población ahorra más, una de las razones es que tiene clara conciencia de su entorno y de la responsabilidad, ya que desde pequeños aprenden a valorar lo que tienen a través del trabajo, no de caminos fáciles como lo es la deshonestidad, por eso difícilmente roban.

El método de enseñanza Montessori también promueve que los niños participen en la limpieza de sus escuelas y hogares, como una herramienta eficaz de crecimiento humano.

Un niño de dos a tres años no solamente puede levantar sus juguetes que tira, también puede levantar su ropa, libros y otros objetos (no pesados ni que lo puedan lastimar como vasos de vidrio), puede empezar a comer por sí solo y limpiar el polvo. Esto lo puede hacer como un juego, no presionarlo, no gritarle, ni que lo vea como su obligación, sino como parte de la actividad misma de cada día. Al principio hay que hacerlo con él, no se le deja solo y no tendrá que hacer actividad doméstica por más de 10 minutos.

De los cuatro a los seis años, puede desarrollar otras actividades además de las anteriores, tales como barrer con una escoba, sacudir, seleccionar ropa, ordenar juguetes, tender una cama con ayuda de un adulto, recoger su habitación, limpiar sus zapatos (no bolear), regar plantas (esto les encanta a la mayoría, muchos terminan mojándose); no deberá invertir más de 20 minutos de su tiempo y será bajo la supervisión de un adulto.

De los siete a los nueve años podrá hacer más, como ayudar a quitar y poner la mesa, preparar los alimentos, poner la ropa en la lavadora, secar los trastes, hacer la cama, levantarse por las mañanas sin que alguien se lo pida, ordenar su mochila, barrer y fregar el piso, bañarse solo, ayudar en el cuidado de su mascota, ordenar la despensa, estar al pendiente de que todos los electrodomésticos estén apagados cuando no se usan, ayudar a lavar el auto, sacudir muebles, realizarse un desayuno ligero que no implique el uso de la estufa o de un electrodoméstico. Deberá invertir de 20 a 30 minutos de su tiempo.

De los diez a los 12 años, además de todo lo anterior, ya puede tener otras responsabilidades, como tener su cuarto limpio y ordenado, preparar su ropa, ayudar en el lavado de los trastes, peinarse sin ayuda, tender la ropa, ayudar en la limpieza de los baños, tender la cama solos, tomar y dar recados (que ahora ya casi no se acostumbra por que las nuevas tecnologías lo hacen, pero es bueno que lo hagan para que desarrollen su memoria y su habilidad para interpretar mensajes). Deberá invertir 30 minutos de su tiempo.

De los 13 en adelante, ser responsable del cuidado de una mascota, lavar un auto, cocinar alimentos no muy elaborados, participar en la elaboración de un menú, ayudar en el cuidado de un enfermo y de un hermano menor (bajo la supervisión de un adulto), saber tomar la temperatura, lavar y planchar su ropa, lavar los baños con equipo de higiene (cubre bocas y guantes),  cocinar cosas ligeras, entre otras. Aquí, el tiempo es hasta que complete la tarea.

El objetivo de lo anterior no solamente es que el niño coopere a tener limpia la casa, también que adquiera diversas competencias.

Competencias Sociales

Con el trabajo doméstico, el niño aprende a ser independiente (un niño menor de 10 años puede hacer su desayuno, vestirse, bañarse, etc.), desde luego desarrolla su habilidad de trabajar en equipo y el sentido de colaboración.

Se fomenta la responsabilidad, también ser sistemático y ordenado, inclusive se ha observado que les facilita desarrollar un esquema de organización.

Es una forma positiva de mejorar su autoestima, ya que percibe que lo que hace contribuye a su propio beneficio y le da valor a su entorno, además de que comprende que puede valerse por sí mismo para cuestiones domésticas como la alimentación. 

Es un niño que fácilmente desarrollará su rutina de higiene personal, que le gustará la limpieza, sabrá que es algo que entre todos pueden lograr, que no es responsabilidad de alguien externo, como muchos de nosotros pensamos: “Si las calles están sucias, es culpa del gobierno”.

La imagen que se vio en el mundial de 2014 y 2018 nos impactó a muchos, donde al final del partido los japoneses se quedaban a limpiar el estadio, asumían que es parte de su responsabilidad, y no solo la limpieza, en lo general, el estado de su país es tarea compartida, por eso después de la Segunda Guerra Mundial reconstruyeron su nación en poco tiempo.

Competencias Motrices

Afina su coordinación: mover las manos con precisión, sincronizar el movimiento de las extremidades superiores con las inferiores, seguridad al mover su cuerpo, desarrolla su puntería. Se incrementa la coordinación corporal en lo general, y no solamente la física, también la mental.

El equilibrio: un niño de 2 a 4 años está aprendiendo a desarrollarlo, es una de las actividades más complejas de la primera etapa de vida porque implica al sistema nervioso central y la coordinación con el oído, la vista y el sistema muscular. Le facilitamos su desarrollo, cuando un niño pequeño realiza actividades domésticas está aprendiendo a tener armonía física y mental.

Competencias Cognitivas

Las labores domésticas pueden ser rutinarias y tal vez no tan complejas, pero conforme van creciendo los niños se les van incorporando más, cada una de ellas al principio será un nuevo reto, tendrá que aprender una nueva actividad periódicamente. Aparentemente hacerse un sándwich no es complejo, pero para un pequeño al principio lo será, vestirse por sí mismo o doblar su ropa. Muchos jóvenes no saben ni doblar ni planchar su ropa, argumentan que nunca se les ha enseñado.

Mediante estas actividades el niño, en primer lugar, desarrolla la memoria y el sentido del orden, comprende que todo tiene un sitio y un espacio determinado. En segundo lugar, la valoración, aprende a discriminar objetos, tamaños, formas, colores; jerarquiza de acuerdo a la actividad que tiene que realizar, como cuando lo mandamos a acomodar su ropa, o simplemente con que acomode sus juguetes de acuerdo a su tamaño o forma o lugar donde deben ponerse.

En tercer lugar, se incrementa su capacidad de captación y concentración en la información que se le da. Hoy en día, los niños se distraen fácilmente, pero si desde niño le enseña que tiene que poner atención para seguir una instrucción al explicarle cómo se tiende la cama o cómo se pone la lavadora, le estará dando herramientas para posteriormente seguir una metodología de trabajo, ya que aprende que todo sigue unos pasos y que no se da por el simple deseo.

Y conforme va creciendo y le va dando más responsabilidades del hogar, sus habilidades cognitivas se irán incrementando, tales como resolver problemas o analizar situaciones, y esto puede ocurrir cuando le pida que haga un menú, no que haga de comer, pero sí le puede proponer que le diga qué comida sugiere, de acuerdo a lo que se produce en el campo conforme a la época.

Cuando pone a su hijo a ayudar en los quehaceres del hogar, no solamente es que ayude a la limpieza, también es que valore su entorno y a sí mismo. Alguien me decía “pero es que en Japón se suicidan los niños”, sí, pero no porque los pongan a limpiar, esto es una práctica milenaria (le llaman O-Soji), no es de ahora, la cual también tiene fines espirituales (la limpieza es símbolo de pureza) y los suicidios sí son de este tiempo. Por otro lado, en México también los menores y jóvenes se están suicidando, revisemos las estadísticas, cada vez es más común, y cuando como sociedad los mandamos a delinquir porque no los enseñamos a ser responsables, les estamos provocando su muerte física o social, porque qué tipo de vida tendrá un ser que anda en la delincuencia, alguien que tiene que andar huyendo o que no disfruta lo que tiene porque no sabe el esfuerzo que implica lograr tenerlo.

Es importante considerar que cada niño es diferente y cada cual tiene su propio ritmo, así que no se apegue a las actividades que digo por edad y siempre debe estar bajo la supervisión de un adulto.

Por otro lado, si usted observa, digo “niño” apegándome a lo que dice la RAE, la palabra niño abarca el género masculino y femenino. El trabajo doméstico es indistinto, para todos los géneros habidos y por haber, y todas las edades en la medida en que la salud lo permita. 

Si usted logra que su hijo apoye en lo doméstico desde pequeño, no se arrepentirá, cuando él sea mayor, usted ya no batallará tanto para hacerlo independiente y que se busque el pan por sí mismo.

Le recomiendo los siguientes materiales sobre niños y limpieza:

https://www.youtube.com/watch?v=VK_nDkkQX6g

https://www.hogarmania.com/hogar/limpieza-orden/orden/201102/ensena-ninos-limpiar-7701.html