Opinión

Plástica de Moisés Avendaño en El Dorado

Por Ivonne Moreno


La concepción de la muerte como fin último es harto difícil de asumir, de aceptar, tal vez por ello en culturas como la nuestra, variada y sincrética en usos y costumbres, la muerte es una liturgia.
De manera plástica, la muerte ha acompañado a México desde hermoso pectoral mixteco hasta Coatlicue, y de manera más cercana a nosotros en terrones de azúcar, tiritas de papel maché y en juguetes móviles, preliminares del valioso legado del hidrocálido José Guadalupe Posada.
En la plástica mexicana los rituales de la muerte subyugan, después de la Escuela Mexicana de Pintura (Roberto Montenegro, Frida Kalho, María Izquierdo, Alfonso Mitchel) y el Muralismo, artistas como Juan Soriano, José Luis Cuevas, Alberto Gironella; en Veracruz Nahum Zenil, Gabriel Orozco, Milburgo Treviño, María Elena Lobeira nos abren ricas lecturas estética del tramo final de la existencia o hacia la incógnita de dirimir, si todo terminó.
Hoy Moisés Avendaño con su ingenio se arroja   este tema sugestivo y escatológico.
A pesar de lo festivo de su obra, pues el escultor ha bifurcado el amor, no solo en el cuerpo humano, principalmente en el femenino como origen de vida, sino en la música, en la tauromaquia, en la negritud, y ahora para tan especial ocasión TodoSantos y   dos de Noviembre, nos comparte también obra alusiva a la sorna, concatenada con la tradición mexicanísima de la Muerte.
Avendaño a su usanza, no escatima en emplear la imaginación para ponernos a pensar. Su estilo en crecento hacia la abstracción nos obliga a descifrar un código permanente de actos misteriosos, salpicados de un ludismo erótico.
Su trabajo nos remite a la rima:
Alegre, triste y bonachón todos van para el panteón…
A la actitud comprometida con los colores:
Amarillo, azul y rosa todos van para la fosa…
Y a establecer prerrogativas acerca de nuestro desempeño en la vida:
Artista, doctor, obrero está listo tu agujero…
La perspectiva artística de Moisés Avendaño ha cubierto varias trincheras, la madera le ha otorgado los medios y su agudeza el fondo a través del cual subyuga o pone entre la espada y la pared, lo ofertado por la naturaleza… Avendaño sigue en pie como los robles, los sauces, las araucarias, las palmeras, tendiendo ramas a la circunstancias más adversas, como a la musa de rubor helado de Gorostiza, lecho agonizante de Artemio Cruz ,pera del olmo de Paz
Octubre 2013, Plaza El Dorado…