Opinión

Tu Renacimiento personal

Por Roberto Matosas


Diane Dreher publicó el libro  en 2008 (lo comenté en este Blog en enero de 2010, con motivo de un proyecto para Abbott en Madeira). La profesora Dreher estudió a los artistas del renacimiento para aplicar sus enseñanzas a nuestras vidas actuales y nos proponía doce pasos para cultivar nuestro verdadero talento:

1. Descubrimiento: conocer nuestras pasiones y talentos.
2. Desapego: despejar nuestro camino interior.
3. Discernimiento: seguir nuestros valores, vivir con el corazón.
4. Dirección: poner nuestros ideales en acción.
5. Fe: confiar en nuestra vida y en nuestro mundo.
6. Autoexamen diario: no perder de vista nuestros sueños.
7. Comunidad renacentista: la ayuda de mentores y amigos.
8. Contemplación: encontrar nuestro oasis interior de paz.
9. Creatividad: convertir nuestra vida en una obra de arte.
10. Lectura y reflexión: explorar nuevos mundos dentro y fuera de nosotros.
11. Ejercicio físico: desarrollar la fuerza y la sabiduría.
12. Disciplina y dedicación: hacer realidad nuestros sueños.

Además, Diane Dreher nos regalaba un decálogo que denomina “principios del Renacimiento”:
– Tu vocación es tu misión que te permite llevar una existencia más feliz y plena.
– Las decisiones diarias configuran tu vida e influyen en el mundo.
– Hay una parte de ti eternamente joven, juguetona, curiosa y auténtica que te lleva a tu vocación.
– Apártate del bullicioso mundo que te rodea para seguir los valores más profundos de tu corazón.
– Estás en este mundo para descubrir tus talentos y usarlos para cumplir tu destino.
– El discernimiento significa seguir lo que te inspira y abandonar lo que te empequeñece.
– Sobresales en la vida al concentrarte en tus virtudes en lugar de hacerlo con tus defectos.
– Los hombres y las mujeres del nuevo Renacimiento fomentan el crecimiento creativo en ellos mismos y en los demás.
– Las pequeñas acciones producen con el tiempo unos grandes resultados.
– Cuando intentas seguir tu vocación el universo te apoya con un sinfín de posibilidades.

Y nos recomendaba tener un “cuaderno del Renacimiento” para la reflexión y la acción. “Los artistas y filósofos del Renacimiento italiano veían el amor como el poder creativo del universo”. Como ejemplos, Giotto y Cimabue, Elena Lucrecia Cornaro (la primera mujer con un doctorado, Padua, 1678), Sor Juana Inés de la Cruz (la mujer más ilustrada de Nueva España), el poeta John Donne, Miguel Ángel Buonarroti, Isabel I de Inglaterra, Thomas Traherne, San Ignacio de Loyola, John Locke, William Shakespeare, Francis Bacon, Tomás Moro, Aphra Behn (la primera mujer actriz, 1670),  San Francisco de Sales, SantaTeresa de Jesús, Christopher Marlowe, Marsilio Ficino, Baldassare Castiglione, Rafael Sanzio y por supuesto Leonardo da Vinci.

Diane Dreher introducía conceptos poderosos como “metacognición” (examinar nuestra conducta), autocompasión (ser buenos con nosotros mismos), las “cavilaciones” (obsesionarnos por lo negativo), “comunidad renacentista”, “práctica contemplativa” (meditación, sobre un pasaje inspirador), armonía (“la música desata las cadenas que amarran el alma oculta de la armonía”, John Milton), la importancia de la lectura (el 52% de los estudiantes universitarios dedica menos de una hora semanal a leer por placer), la “emulación espiritual” (modelos de conducta), “sentirnos cómodos en la incomodidad” o la disciplina como práctica espiritual (“no hay nada en el mundo más importante y apremiante en la vida del hombre que la disciplina”, John Milton).

Y nos recordaba una especie de “koan” del rabino Hillel en el Talmud:

Si no miro por mí, ¿quién lo hará?
Pero si sólo miro por mí, ¿qué soy?
Y si no ahora, ¿cuándo?

Gracias, Diane Dreher, por compartir estas reflexiones

Fuente: Juan Carlos Cubeiro, diciembre 9.2018