Opinión

Exterminio 1,6

Por Alejandro Mier


Capítulo primero...

–Disculpe señor... ¿podría sujetarse adecuadamente la corbata? Usted sabe... el protocolo lo exige.

Oswaldo Ornelas arqueó la ceja y sobando su rasposa barba de tres días, se aproximó al enorme guardia de color para responderle “¿sería usted tan amable de acomodarla a su gusto... o al del protocolo?”

El capitán Rogers la anudó mientras el resto de los invitados que iban entrando a la sala se regocijaban con la escena.

–Lo siento señor Ornelas, –balbuceó fijando su vista en el nombre de la placa de su blazer–, yo sólo sigo instrucciones.

–Qué triste amigo. –Respondió Oswaldo. Su respuesta no tenía un ápice de sarcasmo, realmente le parecía penoso, decadente, que alguien "sólo siguiera instrucciones".

En cuanto tomó asiento, vestido con un atuendo impecable e imprimiendo un tono de voz que comunicaba un cabal aplomo, el Secretario Particular, Adriano Pompozzi, se hizo del micrófono:

–Su atención señores, por favor. Siendo las 8:32 del 19 de abril de 2020 doy por inaugurada La Cumbre Mundial "SOS Planeta Tierra".

Hoy estamos reunidos para salvar a nuestro hogar de lo que parece la última oportunidad. Para muchos, el daño es irreparable y consideran que hemos perdido la batalla y que el fin de nuestros tiempos nos alcanzó. Pero otros, como todos los presentes, jamás nos rendiremos y es por eso que el honorable Presidente Mundial, Tourant Le Marc nos ha convocado.

Estamos haciendo historia y con las decisiones que aquí se tomen, escribiremos el rumbo final de nuestro planeta, ya sea para bien o para mal. De esa magnitud es nuestra responsabilidad y por eso esta mañana, en este recinto, nos acompañan los líderes regionales de los cinco continentes y las mentes más prominentes. En sus manos están las vidas de nuestros hijos, de nuestras esposas y esposos, de nuestros hermanos y padres, de las próximas generaciones, ¡no los defraudemos! ¡Victoria! ¡Victoria por nuestro planeta!

Tras un estruendoso aplauso, Pompozzi concluyó:

–Su atención... les ruego ponerse de pié para recibir al honorable señor Tourant Le Marc, Presidente Mundial del Planeta Tierra.

Mientras el presidente Le Marc subía al estrado, Oswaldo comenzó a juguetear con un puro entre los dedos, sin embargo al colocarlo en sus dientes, el guardia de inmediato se aproximó y le dijo alarmado:

–¡Señor! ¡Señor! ¡No puede estar en esta sala con ese puro!

–Creo que está equivocado, capitán Rogers. Quizá querrá decir que no puedo prender mi puro en este lugar.

–Cierto señor Ornelas, está prohibido fumar aquí. Le ruego que...

–¿Aún tratándose de un "Cohiba behike"?

–¿Disculpe? –Interrogó el guardia.

–Déjeme decirle algo de este puro, Capitán. Es el mejor habano español, su tabaco tiene 6 años de añejamiento, procede de plantas cultivadas por los mejores vegueros y manufacturado ni más ni menos que por las manos de Norma Fernández, la torcedora más veterana de la fábrica cubana "El Laguito" donde se elaboran los puros Cohiba. Esta usted hablando del puro más fino del mundo y, por cierto, –le dijo mostrándole la bolsa interior de su blazer–, casualmente traigo dos, ¿le gustaría acompañame con uno?

Rogers hizo una mueca dejando asomar en su oscuro rostro un par de arrugas cordiales, –jamás había recibido oferta de soborno más tentadora–, reviró en voz muy baja ya que el presidente estaba por comenzar su discurso, –pero es otra cosa que "el protocolo" tampoco me permite–. Le dio un par de palmadas en la espalda y se marchó.

Estimados Presidentes, líderes, científicos, todos amigos, que representan a los 198 países del mundo, –inició con total parsimonia el Presidente Mundial–, hoy la Tierra necesita como nunca de nosotros o, dicho de manera más correcta, el hombre necesita como nunca a la Tierra. Por siglos, principalmente en los últimos 100 años, hemos puesto todo nuestro empeño, nos hemos esmerado, en acabar con ella y ahora nos cobra factura. Como todos en esta sala sabemos, los catastróficos eventos recientes acabaron con la vida de 200 mil personas. El terremoto, el tsunami y, principalmente la grieta de más de 20 metros de ancho, 220 metros de profundidad, que hasta donde sabemos pasó por tres países tragándose literalmente ciudades enteras, no tiene precedentes en nuestra historia.

Por la tarde, nos comunicaron que en el Ártico un iceberg de dimensiones colosales esta por desprenderse y ello nos obliga a darle celeridad a esta reunión y, sobre todo, a la toma de decisiones y a sus acciones correspondientes.

Es momento de poner un alto y ese es el motivo de que esta cumbre incluya a la comunidad política, científica, los premios Nobel y sabios de los cinco continentes. Como ya les fue comunicado, cada bloque de naciones cuenta con una representación y su experto elegido dispondrá de 20 minutos para exponer la solución que propone para el problema de su especialidad. Y si al terminar el tiempo nos lo permite, el presidente del bloque que incluye a México, trae un invitado especial, el señor Ornelas, quien también tiene algo que compartirnos de este devastador tema.

Bien, sin mayor preámbulo, les ruego que comencemos y que en aras de un futuro cierto, de esta cumbre emane la cura de nuestra agonizante raza.

Pompozzi, el Secretario Particular, coordinó el pase de palabra para que cada docto en las diversas materias a discutir transmitiera su hipótesis de solución a los grandes males de la tierra. Uno tras otro fueron diseccionando las atrocidades cometidas por la especie humana y las últimas catástrofes naturales enfrentadas.

Se habló de cómo contrarrestar los efectos que la contaminación, tala de árboles, la derrama de petróleo en los mares, los basureros en que se habían convertido a ríos y lagos, tan sólo por mencionar algunos de los causantes que dispararon el cambio climático y éste a su vez el deshielo de la Antártida en donde las temperaturas aumentaron 5 veces más que el promedio global de los últimos 50 años; se mostró un nuevo invento para detener las inundaciones en Bangladesh que habían provocado la muerte de miles de personas en los últimos años. Sólo bastaba que el nivel de las aguas aumentara un metro para que el 17.5% del país quedara anegado, enfatizaron.

Se presentó un equipo electrónico capaz de detectar movimientos telúricos y huracanes con mayor anticipación y así evitar casos como el del huracán Mich que dejó a su paso una senda de destrucción y muerte. Vientos de entre 170 y 200 km/h y lluvias torrenciales asolaron Nicaragua y Honduras, y más tarde Guatemala, El Salvador y el sur de México. Las intensas e inusuales lluvias torrenciales que con aludes de lodo y rocas sepultaron a decenas de miles de personas y destruyeron parte de su zona turística y portuaria. El saldo: entre 25 mil y 50 mil muertos, 250 mil damnificados y 400 mil afectados o desplazados.

El terremoto de 9.0 grados y el tsunami de Japón que produjo olas de hasta 10 m. de altura. El terremoto de 6 minutos de duración lo convirtió en el más potente sufrido en Japón, así como el cuarto más potente del mundo de todos los terremotos medidos hasta la fecha.

Finalmente, Kim Le, el premio Nobel vietnamita, mostró como la NASA, con ayuda de imágenes satelitales, comprobó que el movimiento telúrico pudo haber movido la Isla Japonesa aproximadamente 2.4 metros, y alteró el eje terrestre en aproximadamente 10 centímetros. La violencia del terremoto, acortó la duración de los días en 1.8 microsegundos, según los estudios realizados por la NASA.

Nuevamente Le Marc subió al estrado y comentó: Ya lo han visto ustedes, el gran ego del hombre ha llevado a la Tierra a este extremo y hoy pagamos por nuestra ceguera. Para nadie es un secreto que el enajenante sistema económico mundial tiene en guerra este mismo momento a 42 países de todo el globo terráqueo.

Hemos escuchado con atención las valiosísimas aportaciones de cada expositor para contrarrestar con sofisticados inventos y brillantes ideas casos como el de las emisiones urbanas las cuales representan una parte importante y creciente de los gases de invernadero y son las responsables de la destrucción de la capa del ozono. Propuestas contra la escasez de agua, causante de la guerra en el continente africano; para erradicar enfermedades, pobreza, el terrorismo; acciones para acabar con los cárteles de las drogas quienes no conformes con envenenar a la población, se matan entre ellos destazando cuerpos, quemándolos en ácido o a través de torturas innombrables. Ningún animal sobre la Tierra, –escúchenme bien dijo Le Marc indignado y con un brusco ademán de desagrado–, ¡ninguno!  es capaz de matar con tal saña, sólo el hombre al cual nuestra soberbia califica como el ser más inteligente. Qué equivocados estamos.

Amigos del mundo, seguramente algunos de los problemas expuestos tendrán arreglo, si es que aún estamos a tiempo, pero yo me pregunto sin encontrar respuesta, ¿nuestras almas, nuestro comportamiento, nuestra degradación como especie, tiene remedio? ¿Merecemos ser salvados? Nuestra sobrada capacidad de violencia está esparcida por doquier y como el peor cáncer ha penetrado en el núcleo familiar; yendo aún más lejos y, con el respeto que me merece la coalición asiática aquí presente, me atrevo a asegurar que la peor crisis que enfrentamos no son los desastres naturales, el abuso al planeta, la escases de agua y hambruna, ni la problemática económica; es, señoras y señores, la crisis de valores en la que vemos a una niña atropellada en Japón, debatiéndose entre la vida y la muerte, y decenas de gente pasando a su lado sin siquiera tenderle la mano. A ese horrendo escenario hemos llegado.

Bien, agradezco infinitamente la participación de todas las regiones. El tiempo se agotó y tengo que dar por concluida por hoy la Cumbre Mundial "SOS Planeta Tierra"...

–¡Espere, señor Presidente, espere! ¡Antes de finalizar, le ruego escuchar al señor Ornelas! –Interrumpió Suárez, el representante de la coalición latinoamericana.

–Lo siento, ya no hay tiempo...

–No se preocupe, señor Presidente, –dijo Oswaldo Ornelas poniéndose de pié y aflojando el nudo de su corbata–, lo que yo vengo a decir se reduce a una simple frase.

Ornelas sacó del asiento un cartel y lo mostró a la concurrencia. El texto rezaba: Exterminio 1,6.

–¿Qué? ¿Exterminio 1,6? ¿Y eso qué quiere decir? –Replicó un tanto impaciente Le Marc.

–Muy sencillo señor Presidente. En esta frase tiene usted la solución a todas y cada uno de los problemas expuestos por los amigos de las naciones durante este día.

De inmediato, los invitados se pusieron de pié y entre risas y gritos comenzaron a lanzar ofensas contra Oswaldo, "¿Qué absurdo es este? ¿Quién es este hombre? ¡Cómo es que le permitieron entrar a la cumbre!"

–¡Explíquese de inmediato! –Ordenó el Presidente.

Ornelas, haciendo caso omiso del tono imperativo empleado por Le Marc e incluso de gente que ya se comenzaba a empujar, continuó con toda calma:

–El problema es muy sencillo: En el mundo sobra gente, –e hizo una gran pausa esperando que el auditorio asimilará el concepto para después repetir–: en el mundo sobra gente.

Moler, el erudito humanista suizo interrumpió colérico: –¿Y qué pretende usted? ¡Aniquilar a la población entera!

–Algo así, –respondió Ornelas con el ironismo que tan fácil se le daba–. Se lo explicaré de una manera muy simple: lo que debemos hacer para purificar la Tierra y despedirnos de tajo de todos los problemas mencionados es... acabar con 6,000 millones de personas, exactamente una sexta parte de la población mundial, es decir: Exterminio 1,6.

¿Logrará Ornelas llevar a cabo su plan de exterminio humano? ¿Lo apoyarán los líderes mundiales? ¿En qué acabarán los desastres naturales? ...No te pierdas el siguiente capítulo.

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