Opinión

Javier Urra: “Si fracasan los padres, todo lo demás importa poco”

Por Roberto Matosas


Javier Urra nació en Estella, Navarra. Fue Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid durante 1996 y 2001. Es autor de decenas de libros sobre educación, infancia y adolescencia, así como de manuales de autoayuda para adultos. Actualmente es director de Urrainfancia.

Se suele decir que los hijos vienen sin manual de instrucciones.

¿Cómo que no? Yo he escrito 47 libros y 10 o 12 son manuales para educar. Hay muchos y muy buenos, otra cosa es que la gente no los adquiera y no los lea. Pero hay manuales buenísimos hechos por profesionales que nos dedicamos a ello.

Abordan temas esenciales, físicos, de la alimentación, del sueño, de enfermedades, etc. y luego sobre desarrollo social y emocional con conocimiento de la psicología evolutiva y respetando las características individuales que son propias de cada niño.

¿Qué tres libros claves recomendaría?

¡Os voy a decir tres míos! Por qué no me atrevo a decir ningún otro.

Se acaba de publicar Educar con criterio: criterios para educar, lo entiende cualquiera que sepa leer y da respuesta a todas las preguntas de los padres.

El segundo es el de Educar con sentido común. Es como un recetario de cocina que te dice las cantidades, las fórmulas, y luego cada uno lo reinterpreta.

Y para uno mucho más amplio: Escuela práctica para padres que se trata de 990 preguntas con sus 990 respuestas.

Se habla mucho ahora de hiperpaternidad, de apego, de sobreprotección. ¿Qué opina al respecto?

Lo sintetizo muy rápido: los padres son muy sobreprotectores y tienen la constante sensación de culpabilidad. Al final, en vez de tener árboles tenemos bonsáis, no dejamos crecer a los niños. La vida es difícil, es dura y es injusta, y hay que educar a los niños para que disfruten de todo pero sabiendo que habrá grandes momentos duros: muerte de seres queridos, la muerte de ellos mismos, separaciones, paro, etc. Hay que educarlos para afrontar la vida.

¿Por qué cree que los padres de hoy tienen esta sensación de culpabilidad permanente?

Primero porque piensan que les dedican poco tiempo. Además tienen pocos hijos, lo quieren hacer todo perfecto sin darse cuenta que son humanos, se dejan chantajear, quieren comprar el cariño de los niños. Hay que llevar a los niños a campamentos, pero también a hospitales a ver niños enfermos, con la abuela que tiene alzheimer a que le den un beso y sepan que lo esencial no es solo la palabra. Creo que se sabe lo que hay que hacer pero falta hacerlo.

¿Cuál es la principal consecuencia de esta hiperpaternidad?

Tener hijos tiranos y dictadores que hace por ejemplo yo presida un equipo que se llama Recurra-Ginso donde tenemos 108 profesionales y 96 chicos residentes porque agreden a sus padres. Se convierten en tiranos porque creen que ellos son lo primero y lo segundo.

¿Esto es fruto de esta sobreprotección?

Son estadísticamente irrelevantes los casos en los que la causa es patológica. La mayoría de los casos son fruto de la realidad de la hiperpaternidad.

¿Esto cómo se traslada a los colegios?

Los niños se empoderan delante de los profesores y se consideran clientes, más que ciudadanos. Exigen porque creen que son sus padres los que le pagan el sueldo a los profesores.

En general, ¿damos herramientas a los hijos para gestionar emociones?

Hay gente que sí. Yo creo que hay muchos padres que lo hemos hecho bien. Pero hay otros padres que no saben hacerlo, o no quieren o no le dedican tiempo. Yo pondría más el foco en la gente que lo hace bien, que le dedica tiempo.

¿En manos de quién debería estar la educación emocional?

Los padres los primeros, pero es una responsabilidad de todos: profesores, sociedad, medios de comunicación, etc. Pero si fracasan los padres todo lo demás importa poco. Hay padres que no deberían ser padres. También tengo un libro que es para adultos: La escala de la triple E. Es para encontrar el equilibrio, hay tantas circunstancias que invalidan e incapacitan…

A qué edad los niños y niñas son conscientes de sus emociones?

A partir de los 7 años. Saben lo que es el yo y el tú. Está muy bien que los niños identifiquen que están enfadados y el motivo que les causa esa emoción. Lo que debemos evitar es que lleguen a la rabieta, a la pérdida de control. Tenemos que conseguir que se autodominen. No es fácil.

¿Cómo pueden ayudar los adultos en este proceso de autocontrol?

Para empezar, no fomentando la rabieta. Con un ataque de rabia no van a conseguir sus objetivos. Hay que enseñar a los niños que las cosas no se exigen: se piden, se dialogan, etc. Pero justo por el ataque de rabia la respuesta siempre debe ser no. Las normas, los límites los tenemos que marcar los adultos. También es importante explicarles que lo hacemos porque los queremos.

Marcar límites ayuda.

Los niños deben conocer las normas. Luego las aceptan o no, pero las tienen que conocer. Y también conocer las consecuencias de no cumplir estas normas. Con esta información ellos son capaces de actuar. Y los adultos tenemos que tener claro que las normas se tienen que cumplir. Si ponemos una norma y luego nosotros mismos la pasamos por alto no hace falta que la pongamos.

¿Cómo afecta la tecnología en la educación?

Es una parte más. Hay que educarlos, a no ser adictos, a controlarlos a saber que hay mucha estupidez, mucha incoherencia mucha calumnia y a saber tener una pequeña capacidad crítica. Pero que sepan que la vida es el contacto de tú a tú y con la naturaleza.

Fuente: 

•  Por Tiching 19/07/2018